ALICANTE. El Elche hizo demasiadas concesiones en defensa en La Cerámica, algo que unido a la mayor calidad del Villarreal le puso a este más fácil la victoria. Ahora bien, es innegable que los franjiverdes se vieron perjudicados por el arbitraje de Alejandro Muñiz Ruiz, quien con el 1-1 en el marcador perdonó una segunda amarilla y con ello la expulsión al local Alfonso Pedraza.
Pese a lo flagrante de la acción, la patada sin balón que el lateral izquierdo del Villarreal le propinó a Josan en el minuto 38 solo fue castigada con falta por el árbitro pontevedrés. Las quejas reiteradas de los franjiverdes, tanto de los jugadores que estaban en el campo como del banquillo al completo, empezando por el técnico Fran Escribá, cayeron en saco roto.
Puede que Muñiz Ruiz 'no viera' bien la falta, pero su asistente de esa banda y, especialmente, el cuarto árbitro estaban muy cerca. Sin embargo, ninguno le advirtió, viéndose también perjudicado el Elche por las reglas que rigen el videoarbitraje, toda vez que este solo puede intervenir si la acción es merecedora de roja directa, algo que no era el caso: correspondía una amarilla.
Para más inri, a la 'no expulsión' de Pedraza le siguió el segundo gol del Villarreal, que se fue al descanso con la victoria parcial y 11 jugadores. Unai Emery, consciente de lo sucedido, aprovechó el paso por vestuarios para sustituir a su jugador y evitar males mayores.
Tras el partido, en la comparecencia de prensa, Escribá no se mordió la lengua: "El partido está marcado por la segunda tarjeta a Pedraza en la primera parte. Es una jugada clara. Todos nos podemos equivocar, yo me equivoco y todos nos equivocamos, pero lo de hoy es mala fe. Hemos visto que Emery ha cambiado a Pedraza al descanso, que es la mejor explicación de que era tarjeta", decía el preparador valenciano del Elche.
"Esa jugada es mala fe. Todo el mundo sabe que esa tarjeta es la segunda amarilla y si no tiene esa primera tarjeta se la saca seguro. Por eso, a partir de ahí el partido es una mentira. Si se habla de los goles y del Villarreal superior sin hablar de esa jugada es mentir. El partido es esa jugada. Estoy enfadado. Como diría Groucho Marx, he visto un gran arbitraje, pero no ha sido hoy", insistía Escribá, que consideraba lo sucedido como "vital"-
La forma empleada por el técnico franjiverde para expresar su comprensible enfado puede salirle cara si el Comité Técnico de Árbitros, el Departamento de Integridad de la Federación Española de Fútbol (RFEF) o el de LaLiga lo denuncia al Comité de Competición. El Código Disciplinario de la RFEF castiga en su artículo 100 bis las declaraciones "a través de cualquier medio en las que se cuestione la honradez e imparcialidad del colectivo arbitral" o "se desapruebe su actividad empleando menosprecio o un lenguaje ofensivo, insultante, humillante o malsonante" con de cuatro a doce partidos de suspensión y multa en cuantía de 601 a 3.005,06 euros.