Tras muchos ejercicios de recesión e inversión contenida vividos principalmente durante la última década, asistimos a una nueva oleada inversora tanto para activos inmobiliarios como para negocios vinculados con el sector turístico, y especialmente el producto hotelero. Se trata no obstante de un nuevo escenario donde lo complicado no es ya que aparezcan inversores privados o fondos de inversión dispuestos a adquirir, sino de uno de carencia de productos, en formas de inmuebles o compañías, que presenten buenos precios y una situación jurídica clara.
Para ello vuelven a ser necesarios como el agua, procesos de due diligence de los activos inmobiliarios o de las compañías que van a ser objeto de compra. Contingencias urbanísticas y administrativas (donde destacan especialmente las afecciones a la tuitiva legislación de Costas), laborales (muy destacables en el sector hotelero, intensivo en mano de obra), tributarias o mercantiles, pueden arruinar si no se detectan adecuadamente transacciones que a todas luces parecen muy rentables.
España, la Comunidad Valenciana y especialmente la provincia de Alicante, vuelven a estar de moda para el inversor internacional, como observamos de primera mano en nuestro día a día profesional como especialistas de la abogacía de negocios, y particularmente gracias a nuestra actividad de M&A (del inglés “Mergers & Acquisitions”, fusiones y adquisiciones). Pero ojo porque se trata de inversores mucho más profesionalizados que años atrás y donde un potencial vendedor que titule un activo de dudosa seguridad jurídica y con los deberes pendientes, tendrá complicado colocar su producto. A este interés de los inversores internacionales, en lo que a sector específicamente inmobiliario se refiere, ha ayudado también bastante la conocida como “golden visa” o permiso de residencia por inversión en España para inversiones superiores a los 500.000 euros.
En este contexto de búsqueda de activos para invertir, fondos de inversión incluidos, el mirlo blanco es el establecimiento o la cadena hotelera, que vive unos años más que dulces. En este tipo de operaciones será importante no solo el adquirir el activo hotelero en cuestión, sino además conseguir a un partner, un operador, que esté especializado en la gestión y comercialización hotelera. Vamos a seguir asistiendo a nuevos procesos de expansión de cadenas hoteleras, tanto de tamaño mediano como grande.
Prudencia y buen asesoramiento profesionalizado son los dos ingredientes que recomendamos fervientemente tanto a aquellos que se van a lanzar a esta nueva época de adquisiciones que vivimos, como a aquellos que desean aprovechar la coyuntura para desinvertir con plenas garantías y sin sorpresas desagradables provenientes de una mala estrategia legal o fiscal.
* David Devesa Rodríguez es socio fundador y CEO de Devesa & Calvo Abogados