entrevista a La presentadora de programas televisivos del corazón

María Verdoy: "Quería ser como Poirot pero me enteré de que había que estudiar Derecho"

4/08/2024 - 

VALÈNCIA (EFE/Mónica Collado). La presentadora de programas televisivos del corazón María Verdoy (València, 1985), con más de 60.000 seguidores en Instagram, confiesa en una entrevista veraniega con EFE por qué no estudió criminología, cuántos exámenes ha suspendido, si le gusta mucho la playa y cómo aprovecha saber bailar sevillanas.

-¿Se le daba bien estudiar?

-Era la empollona y la de las buenas notas, y aun así tenía muchos amigos. Luego pasé de niña buena a rebelde pero seguía siendo estudiosa y sacaba buenas notas. De hecho, hay una leyenda que aún se recuerda de un profesor de filosofía que osó suspenderme, y es el único examen que he suspendido en mi vida.

-¿Es deportista?

-No lo era y no lo soy porque siempre me he considerado bastante patosilla, y como no destacaba en deportes empecé a hacer ejercicio en el gimnasio. Ahora me gusta mucho entrenar, me lo tomo más en serio por salud, porque me tengo que cuidar.

-¿De pequeña hizo algún deporte?

-Me apunté a baloncesto pero no me fue nada bien; mi madre me dijo de ir a ballet o gimnasia rítmica y a mí me encantó, pero cuando fue a apuntarme no había plazas y me apuntó a jotas y sevillanas. No quería ir, pero como era tan buena acepté y fui cinco años. En los festivales llevaba las castañuelas pero no me dejaban tocarlas. Aprendí sevillanas y ahora puedo ir a la Feria de Abril y quedar bien bailando.

-¿Es de playa o de montaña?

-Soy adicta a la playa. Voy siempre que puedo, me recarga, es mi batería. Me pongo superprofunda y supermística mirando el mar. Soy capaz de ir cuando amanece y quedarme hasta el atardecer. Antes tenía menos conciencia del sol pero ahora voy a revisiones anuales y me protejo bien.

-¿Tiene algún destino de viaje pendiente?

-Dependerá de que tenga más o menos días de vacaciones pero me gustaría ir a Tailandia, que no he estado. Otro muy pendiente es Nueva York y combinarlo con Cuba para ir a la playa.

-Una virtud y un defecto.

-De virtud diría la empatía. Empatizo mucho con todo y es bonito por la parte satisfactoria y de felicidad que conlleva. Mi principal defecto es la autoexigencia. Está bien querer ser la mejor versión de uno mismo pero hasta ciertos límites. Ahora me exijo, pero sin castigarme. Y eso es un gran paso para mí porque soy muy exigente.

-Le gusta imitar voces, ¿cuál se le da mejor?

-Las princesas Disney. Igual imito a Ariel, que a Bella o a Yasmine. Ello me lleva al doblaje, que me encanta y  me lo estoy tomando en serio y me estoy formando.

-¿Cuando estudiaba Periodismo pensó que llegaría a ser presentadora de televisión?

-Para nada. Había compañeros que soñaban con ser presentadores pero yo no. Estudié Comunicación Audiovisual para hacer cine pero luego me metí a Periodismo y pensé que podría hacer Cultura. En mi época en la Agencia EFE descubrí que me gustaba el periodismo cultural o ser locutora de radio, pero la vida me llevó a la televisión y me he dejado llevar por las circunstancias y oportunidades, y sigo aquí porque lo disfruto.

-Si no fuera presentadora de televisión, ¿qué sería?

-Me encantaría ser actriz de doblaje. Me gustaría doblar a Emma Stone pero en realidad yo quería ser detective privado; leía mucho a Agatha Christie y quería resolver crímenes y ser como Hércules Poirot o Jessica Fletcher, pero desistí porque me enteré de que había que estudiar Derecho.

-¿Se arrepiente de no haber continuado cantando?

-Cantaba en un grupo con cuatro chicos llamado 'Llegando a Normandía', pero no me concedí a mí misma tomármelo demasiado en serio y lo dejé. Ellos siguen haciendo cosas relacionadas con la música, pero, en mi caso, creo que me pudo el síndrome de la impostora que llevo dentro (cada vez aparece menos, lo he trabajado mucho). Aparecía esa vocecita que me decía 'no te emociones con este camino, quizá no valgas para ello'. Y qué pena, porque lo pasaba en grande.

-Con 60.000 seguidores en Instagram ¿se considera una friki de las redes?

-Yo subo contenido que me apetece compartir en el momento: platos y recomendaciones de restaurantes que me han conquistado, lugares clave de viajes que hago, chorradas de mi día a día en la tele, o fotos que me parecen bonitas y me apetece ver a mí misma el día de mañana (ojo con la función de álbum de vida que tiene Instagram). Creo que estoy lejos de ser influencer porque para serlo hay que usar las redes muchísimo más que yo, ser más constante y tomárselas más en serio.

-¿A qué viene el nombre de María A Secas?

-De pequeña me insistían mucho con mi nombre: ¿María? Pero te llamas María ¿qué más? Así que lo pregunté en casa y me dijeron: tú te llamas María, María a secas. Desde ese día, fui convencida diciéndole al mundo que me llamaba 'María A Secas'. 

Noticias relacionadas

EL CABECICUBO DE DOCUS, SERIES Y TV  

Carlos Tena: un verso libre, demasiado libre, en TVE

Por  - 

Mejor que cualquier serie de Netflix o HBO son las entregas del programa Imprescindibles de RTVE y, en su plataforma, hay como doscientos episodios listos para ser vistos. Uno de los últimos, sobre Carlos Tena, nos descubre a un periodista musical difícil de ver hoy. Enfrentado con y contrario a los dictados del mercado, abierto de mente y ecléctico, con interés en lo antiguo tanto como en lo moderno. Un personaje singular que puso su granito de arena para que la explosión musical española de finales de los 70 fuese como fue

EL CABECICUBO DE DOCUS, SERIES Y TV 

El último (viejo) truco para que alguien vea la televisión tradicional: tus muertos

Por  - 

El Hormiguero, mediante una rudimentaria aplicación, ha recreado la voz de difuntos para ponérselos a sus familiares. Un truco como de feria del XIX que no tiene nada de nuevo. Ya lo puso en marcha Anne Germain en Telecinco –y Portugal- con gran éxito sin necesidad alguna de IA, lo hacía con sus poderes mágicos. Eso sí, empezó con famosos. Y luego, con las grandes artes de Mediaset, pasó a víctimas de crímenes polémicos. Ahora reside en Alicante y enseña reiki

EL CABECICUBO DE DOCUS, SERIES Y TV 

Si se muere la televisión ¿quién nos dirá cómo tenemos que ser?

Por  - 

El prime time ha perdido un tercio de espectadores en España durante los últimos diez años. La televisión tradicional tiene un público cada vez menor y cada vez más envejecido. Sin embargo, esto no se traduce en una oferta mejor. A medida que las OTT como Netflix y Amazon le ganan la partida a los operadores tradicionales, también suben sus precios, introducen publicidad, vuelven al capítulo por semana y presionan los precios de los proveedores a la baja