Desde el 16 de marzo de 2020 y hasta el fin del segundo semestre de este curso académico, la Universidad de Alicante ha tenido que suspender todas sus actividades académicas presenciales, abriendo camino a una nueva forma de educar: enseñanza on-line. El mismo lunes 16 del mes pasado, profesorado y alumnado intentamos apropiarnos de las herramientas digitales disponibles en nuestro Campus Virtual para seguir cumpliendo con los contenidos de las guías docentes a distancia. Con el objetivo de no perder el semestre, y ante la perentoria decisión de trasladar el aula a casa, las plataformas de la educación superior se vieron reforzadas por otras mucho más accesibles para la mayoría de la comunidad universitaria: WhatsApp y Skype por no citar que estos dos. Desde entonces, las conexiones se han multiplicado por cuatro y el personal docente dispone de una permanencia remota de siete días a la semana en las herramientas de aprendizaje a distancia.
No hace falta recordar que nadie estaba preparado para tal escenario, pero el Coronavirus apareció y alteró el formato clásico de nuestra enseñanza de manera inédita en la que tanto profesorado como alumnado nos hemos visto obligados a adaptarnos porque no nos quedaba otra.
Así pues, y de la noche a la mañana, todas las facultades de nuestra Universidad se vieron obligadas a organizarse proponiendo, ya el 16 de marzo, una alternativa pedagógica: un seguimiento on-line. El microscópico virus nos doblegó y nos mandó a un confinamiento sin precedentes, imponiendo la interrupción de las clases y cualquier actividad presenciales; de dos semanas pasamos a tres, como en el caso de la UA, donde los cursos se siguieron garantizando en línea hasta el 8 del mes en curso. Gracias a los arrojos y esfuerzos empleados por toda la comunidad universitaria de nuestro centro educativo, la validación del segundo semestre no será cuestionada, ni tampoco el valor de los diplomas que cuando toque concederemos.
Ante esta crisis sanitaria, el volumen de nuestro trabajo se ha multiplicado por dos y hasta tres. Con la “excusa” de no tener que desplazarse hasta el puesto de trabajo habitual, nuestro horario laboral dejó de ser lo que era: dejamos de contabilizar las horas dedicadas a re-preparar las clases, re-orientar las consignas, leer y corregir decenas de trabajos, atender las múltiples tutorías “virtuales”, dar las clases en Zoom o en Meet-google, etc. El Covid-19 hizo desaparecer las categorías de profesorado, ya no cuenta si somos catedráticos/as, titulares, colaboradores/as o asociados/as. Estamos todos y todas en el mismo saco y con un lema común: nuestro alumnado no puede verse perjudicado y que no falte la sonrisa y el buen humor. Ya habrá tiempo para la investigación…
La mayoría del profesorado considera que las interacciones con los compañeros y el ambiente generado en el aula hacen que aprendamos. Es por esto, y con el fin de atenuar esta carencia, que todas y todos los profesores, con el apoyo de nuestro alumnado, muy rápidamente, nos pusimos las pilas y recurrimos al autoaprendizaje para un adecuado manejo de las plataformas y programas digitales y hacer olvidar que nada puede sustituir a una clase presencial.
Desde nuestra facultad, la de Filosofía y letras, el equipo decanal con su decano, Juan Francisco Mesa Sanz, a la cabeza, no ha escatimado ni en esfuerzos ni en las ganas de llevar a buen puerto la primera fase de este confinamiento jamás antes experimentado. Las múltiples reuniones, a veces de más de tres horas en línea, valieron para buscar y hallar soluciones apropiadas y satisfactorias para tranquilizar a los y las estudiantes en su mayoría preocupados y preocupadas.
Antes de irnos de vacaciones y a pesar de los quebraderos de cabeza y del estrés acumulado debido al novedoso contexto, equipo decanal, profesorado, alumnado representante y personal administrativo, todos juntos, hemos trabajado contra reloj, cerrando, con éxito, la primera fase del nuevo formato de enseñanza de la que nos sentimos orgullosos y orgullosas.
Los siguientes organigramas son algunos ejemplos de las diferentes tareas que, en tiempo récord, se han tenido que diseñar para hacer frente a la nueva adaptación curricular:
Modelo de las ACEF
Fuente: elaboración de la Faculta de Filosofía y Letras de la UA
Modelo de las ACEA
Fuente: elaboración de la Faculta de Filosofía y Letras de la UA
Ahora sólo nos queda tomar un respiro, recargar las pilas y afrontar con temples lo que queda de curso. Gracias a las nuevas tecnologías, a la calidad del profesorado y del personal administrativo y técnico de nuestra universidad en general y nuestra facultad en particular, podríamos afirmar que un nuevo modelo de enseñanza es posible.
El coronavirus nos ha asolado; pero también ha sacado lo mejor de nosotras y nosotros.