La derecha también es sanchista pero todavía no lo sabe. Una de las líneas argumentales de la campaña del Partido Popular en las elecciones autonómicas y en las Generales ha estado fundamentada por una profunda crítica justificada al modus operandi de Pedro Sánchez a la hora de manejar las instituciones a su antojo; uso arbitrario de los recursos y la colocación de sus amigos en los órganos de dirección. Se ha atribuido la utilización clientelar y endogámica de la institucionalidad al PSOE pero en cuanto te descuidas el PP también abusa de los cargos de libre designación. El motivo por el que los mejores no están en política radica en que en muchas ocasiones el mayor mérito para ocupar un puesto es la afinidad que se tenga con el jefe.
Me hacen gracia las dobles varas de medir a la hora de valorar la elección de los perfiles de los escalafones públicos. Llevan toda la campaña electoral dando la tabarra con que el Presidente de Correos, Juanma Serrano es amigo personal de Pedro Sánchez, o que los gerifaltes de estructuras como Paradores están ahí también por su amistad con el presidente del gobierno. Me parecerían estupendas esas críticas si el PP no hiciese exactamente lo mismo en los diferentes gobiernos en los que ostenta el poder. Me refiero, por ejemplo, al fichaje de Emilio Argüeso como secretario autonómico del sistema sociosanitario en la Generalitat Valenciana por parte de Carlos Mazón; el principal motivo por el que se ha escogido al ex mandatario de Cs es por su feeling con el actual presidente de la Generalitat. El susodicho es una persona capaz, no es un incompetente como otros que han pasado por allí, pero lo que huele mal es que quizá se le haya priorizado a él por sus filias personales en lugar de a un técnico con conocimientos; Emilio, que yo sepa, sabe de esa materia lo que un servidor sabe de mecánica, es decir, nada. Luego estos son los que se llenan la boca con discursos sobre la meritocracia.
El presidente del CIS, José Félix Tezanos, ha sufrido un acoso sin precedentes por su vanguardismo culinario con las encuestas, se le ha reprochado una y otra vez ser militante del PSOE. ¿Qué creen que ha hecho Carlos Mazón con otras secretarías autonómicas? Ha resucitado a míticos zaplanistas para copar las instituciones de gente con carné. De poco sirve que reduzcas los altos cargos si a la hora de designar a los que mantienes tiras de gente de partido por encima de otros perfiles. Critiqué en una tertulia televisiva los nombramientos de la Generalitat alegando que por qué tenían que ser la mayoría miembros del PP y uno de los tertulianos me preguntó irónicamente “¿acaso tienen que ser del PSOE?”. Ese es el problema, que nos tienen mal acostumbrados a que el que gana las elecciones haga de las instituciones su cortijo en el que invitar a su cuadrilla; los organismos no se crearon para acomodar antes a los amigos de Ximo Puig y ahora a los de Carlos Mazón. Es acertado reducir el gasto político, enhorabuena, pero quizá se debería buscar que esa inversión fuese más eficiente eligiendo a profesionales independientes.
En España hay un elefante en la habitación al que nadie quiere mirar: la asimilación de los organigramas públicos a empresas de colocación. Ocurre en todas las formaciones que el cobro de favores a los afines termina copando a los más capaces para esos puestos. El PSOE ,por ejemplo, ha desenterrado a Franco, no a Francisco, sino a Ángel, para colocarlo en el Senado; el cementerio de mamuts en el que seguramente termine también Ximo Puig. Hemos naturalizado que los dirigentes vayan encadenando cargos y responsabilidades sin que haya una renovación. No saben lo que es actualizar un currículum, asumir que hay que saber irse a tiempo, dejar la política y ponerse a buscar trabajo. Observo a ex concejales de partidos como Compromís o Podemos que no han revalidado su puesto dejándose ver por actos de campaña, esperando quizá a ver si les cae algo y así no tienen que reciclarse; siempre te puede caer de la mesa del banquete político alguna migaja en forma de una asesoría.
Si los partidos políticos fuesen tenidos en cuenta en los rankings de las empresas que más empleo crean superarían a cualquier multinacional.