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En la cuarta Revolución Industrial 

4/11/2018 - 

No es tanto el tiempo de la tecnología, como de las personas. Sin que sean, por supuesto, elementos excluyentes.

Esta es la principal conclusión con la que me quedo del Congreso Anual que la Confederación Española de Directivos y Ejecutivos ha celebrado recientemente en Palma de Mallorca a la que, con el Círculo de Economía de Alicante, he tenido la oportunidad de asistir. Es una conclusión a la que de manera casi unánime y desde diferentes perspectivas han llegado gran parte de los ponentes participantes, como afirmaba el presidente de la Fundación CEDE y la Fundación La Caixa, el Sr. Isidro Fainé,  en la clausura, “en la era digital que nos aguarda, el factor humano será más que nunca el elemento diferenciador. Parece una paradoja, pero si nos fijamos bien, no lo es; hay aspectos que las computadoras nunca podrán replicar. No se trata de sustituir una inteligencia por otra. La responsabilidad del buen directivo será la de sumar inteligencias. Humanas y artificiales”.

En ese mismo aspecto incidía la Ministra de Economía, Nadia Calviño, en la inauguración del Congreso, cuando afirmaba que “Es importante mejorar nuestro sistema educativo para mejorar la capacidad de nuestros jóvenes y acercarlos a las empresas, y parte del éxito pasa por tener un mercado laboral más estable. Hay que mejorar el capital humano, natural y tecnológico, para un crecimiento sostenible y para hacer frente a los retos del futuro como la revolución tecnológica, el cambio climático, demográfico…”

En su intervención, el presidente de Telefónica, José Mª Álvarez Pallete, habló de los debates morales que plantea esta gran revolución tecnológica que estamos viviendo, y en la tesitura entre tecnología y humanismo, Álvarez Pallete apostaba por el humanismo; “hay que poner límites a lo que la tecnología puede hacer, y esos límites son los de las personas, nuestros valores. Es el tiempo de las personas”, decía.

Y reforzaba el mensaje el presidente de SEAT, Luca de Meo, que afirmaba “en esta etapa de discontinuidad, en la que el mañana será siempre diferente al ayer, debemos acostumbrarnos a vivir en un proceso de aprendizaje continuo”.

Más técnológica fue la mesa redonda sobre “Estrategias para afrontar la 4ª Revolución Industrial”, con participación del vicepresidente y consejero delegado de Merlin Properties, Ismael Clemente; la actual presidenta y CEO de Siemens España, Rosa García; y el CEO en SUEZ Advanced Solutions, Juan Antonio Guijarro, que incidieron en que este tiempo se enmarca en un perímetro de materias que necesariamente deben formar parte de la estrategia de las empresas, como son el big data, la digitalización de las organizaciones y procedimientos de trabajo, el desarrollo de aplicaciones a prueba de manipulaciones y ciberataques, así como el avance de las criptomonedas y del blockchain, que representan mundos en expansión, con enormes posibilidades y que aún no han sido suficientemente explorados y explotados.

Y cuando hablamos de disrupción tecnológica es necesario, en efecto, poner ciertos límites, reforzar la ética en los negocios, y ese fue el debate que mantuvieron  la fundadora  y CEO de Synergic Partners, Carme Artigas, y el director de la Cátedra Ethos de ética aplicada en la Universidad Ramón Llull, Francesc Torralba, con la moderación de Antonio Garrigues.  “Los directivos –decían- no podemos mirar para otro lado. En las empresas debemos empezar a tener comités éticos de inteligencia artificial”.

Pero evidentemente, no podemos limitar las grandes aportaciones de la tecnología y las personas, como apuntaba el CEO de Imagine Creativity Center, Xavier Verdaguer, que centró su intervención en la necesidad de mantener una actitud emprendedora en cualquier actividad que abordemos; “un emprendedor es alguien que donde otros ven problemas él ve oportunidades, alguien sin miedo a fracasar”.

Aquí está el verdadero reto de las empresas hoy, como apuntaba el managing Director Mediterranean de ManpowerGroup, Raúl Grijalba, que identificaba las cinco claves sobre el futuro del empleo: Capacidad de atraer talento, capacidad de dar soluciones a las peticiones del mercado, cómo construyes dentro de la organización ese ecosistema que atraiga a los mejores, cómo fidelizas a tu talento una vez lo tienes, y que vamos a hacer distinto para poder sobrevivir.

En este contexto de análisis de la situación global que afecta a la gestión empresarial, era imprescindible una revisión de la situación geopolítica mundial que sin duda impacta directamente sobre las oportunidades y amenazas del mercado. Una mesa redonda integrada por la excomisaria de Asuntos Exteriores y Política de Vecindad de la Unión Europea y exministra de Asuntos Exteriores de Austria, Benita Ferrero-Waldner; y con el Dean of the Paris School of International Affairs, Enrico Letta, y moderada por el exministro español de Asuntos Exteriores Josep Piqué, se ocupó de desgranar las claves.

“Venimos de un mundo optimista, positivo, donde podíamos construir cosas, pero entonces vino la gran recesión. Donde antes había optimismo ahora hay frustración, pesimismo… Estamos en una crisis existencial dentro y fuera de la UE. Europa ha perdido muchísimo peso. Es necesario que el discurso europeísta cambie”.

La última ponencia de la sesión corrió a cargo  del presidente ejecutivo de Naturgy, Francisco Reynés, sobre “La transformación de las organizaciones”. La tesis de esta ponencia ha sido que las organizaciones que no sepan adaptarse a los importantes cambios tecnológicos, sociales o económicos que estamos viviendo en la actualidad no sobrevivirán, y eso va nuevamente de personas. “Los cambios en los hábitos y las actitudes individuales son algunos de los frenos que las compañías deberían superar mientras que el compromiso con el cambio, la ambición por el éxito y la cohesión del equipo son los agentes del cambio que hay que potenciar”.

Finalmente, la clausura del Congreso corrió a cargo de S. M. El Rey Felipe VI, que animó a los directivos a seguir siendo “tenaces, decididos y con la claridad estratégica imprescindible para saber qué se puede hacer en cada momento y circunstancia. Y, sobre todo –decía- se requiere que, a partir de vuestro compromiso con la innovación, seáis siempre capaces de motivar a vuestros colaboradores y clientes por la excelencia de vuestras iniciativas”, reiterando la importancia de los equipos de trabajo para hacer frente a los grandes retos que plantea la sociedad actual, con énfasis en dos de los principales vectores de cambio que se están percibiendo globalmente: por un lado, la creciente digitalización de la vida económica y social, y, por otro, la lucha contra el cambio climático para propiciar el nacimiento de sociedades y economías verdaderamente sostenibles.

Un congreso para reflexionar y del que me quedo principalmente, como decía al principio, con las personas como motores del cambio necesario. Estamos en la 4ª Revolución Industrial, y no hay revoluciones sin personas que las conduzcan y las desarrollen.

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