Es escuchar la expresión "mercado de invierno" y automáticamente recorrer mi cuerpo un escalofrío, pese a las temperaturas primaverales que disfrutamos. Y más si tenemos en cuenta el cargado clima que se vive en un Rico Pérez que, por primera vez en lo que llevamos de temporada, ve como su equipo abandona el descenso a Tercera División. Pese a todo, no tengo dudas acerca de la confección de la plantilla: está equilibrada, cuenta con grandes jugadores, y tan solo es cuestión de tiempo de que cogiese ritmo de competición y abandonase la parte baja de la tabla. No había que hacer drama, ni mucho menos revolución.
Eso sí, también comentábamos semanas atrás que una de las posiciones a reforzar, sí o sí, era la de los centrales. Pablo Iñíguez y Álvaro han rendido de forma más que aceptable, pero las miradas críticas en el inicio liguero se han centrado en un Samuel Llorca que además ahora está lesionado para lo que queda de temporada. Para más señas Teo, el llamado a ser cuarto central, no fue convocado la pasada semana para la disputa del partido ante el Cornellà, siendo adelantado en la rotación por Solbes, jugador del segundo equipo. Por mucho que nos quieran decir que es una cuestión técnica, que el canterano se adaptaría mejor al césped artificial, y que además cubría dos posiciones, no deja de ser un hecho significativo de que el barcelonés no va a tener peso por mucho que manden las circunstancias.
Todo ello obliga a Javier Portillo a mover ficha rápidamente para cubrir esa posición. La fortuna ha querido que Víctor Olmedo haya contado con protagonismo y acierto a la hora de cubrir la baja de Felipe Alfonso en el lateral derecho, hecho que facilita a Álvaro Pérez el centrarse exclusivamente en ser pareja de baile de Pablo Íñiguez. Porque sí, también hay que verle la parte positiva a las cosas, y la irrupción del canterano en el carril diestro de la defensa es una de las grandes noticias del inicio liguero. En declaraciones prepartido a COPE Alicante, el director deportivo del Hércules confirmó que "hay varios escenarios abiertos encima de la mesa, y que se está siguiente a jugadores que actualmente están jugando en sus equipos, algo que dificulta su incorporación". Y es ahí donde está el quid de la cuestión, donde todo se pone más difícil. El madrileño tendrá que pulsar el mercado para primero decidir si espera a enero, o para ver si tiene que tomar ya una decisión para reforzar la zaga.
Durante la última ventana de invierno e incluso tras acabar la misma, Portillo se movió con firmeza en los meses de enero y febrero para reforzar al equipo, más concretamente en la parcela ofensiva, con las llegadas de Jona o incluso la más difícil todavía incorporación de Benja, así que algo de crédito debe tener el de Aranjuez en esta clase de vicisitudes. También ahora el panorama es bien distinto, las necesidades son otras y el perfil del jugador que llegue es radicalmente opuesto, así que las expectativas no han de ser ni de lejos parecidas: las pasadas navidades esperábamos un regalo brillante, con luces y que tuviese fuegos artificiales, y éste año nos toca recibir esa corbata que nos haga quedar bien en reuniones sociales y compromisos familiares. Para que nos hagamos una idea, se busca solvencia atrás, sobriedad.
Con todo, Portillo tendrá que valorar también si dentro del movimiento que haga, éste está enfocado a dar un rol de titular a la nueva pieza, o apuesta decididamente por un Álvaro Pérez que hoy por hoy está ante su gran oportunidad. Bien podría optar el madrileño por escoger un perfil de veterano con experiencia en Segunda B que aporte seguridad y tranquilidad al alicantino y tratar con Jesús Muñoz la idea de dar más protagonismo al central alicantino, que hasta ahora está rindiendo bien junto a Pablo Íñiguez. Sería una apuesta arriesgada según se mire, pero las opciones que pueda ofrecer el mercado pueden no dejar mucho más margen a la apuesta de lo que ya se tiene en casa, que ya de por sí es válido y sobrio y por el momento está aportando seguridad.
Precisamente eso me lleva a pensar lo injusto que puede ser muchas veces el mundo del deporte. No nos cansamos jamás de encumbrar a un 10, a un delantero centro, a ese extremo eléctrico que desborda y nos maravilla y la mayoría de las veces nos olvidamos a los verdaderos currantes del balón que hacen posible todo aquello que es probable. Seguramente piense así por la única y exclusiva razón de haber sido siempre malísimo en cualquier disciplina que haya practicado. En fútbol, defensa. En baloncesto, tirador y defensor. Y ahora hago running. Ya me dirán que hace falta para correr más allá de dos piernas y fuerza de voluntad. Pues oigan, esto ya supone gran parte de los ingredientes necesarios para el éxito, y si hay déficit de talento en el exceso de voluntad, también puede haberlo a la inversa. Es la mezcla de todo ello lo que genera un grupo ganador, porque por mucho que se compren un traje bonito, sin una corbata a juego hacemos el ridículo.