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tommy, wojtek, alicia, max y ernesto trabajan en todo el mundo desde ulab

Emprendedores nómadas: negocios que hablan inglés desde un 'coworking' en Alicante

25/02/2018 - 

ALICANTE. Un irlandés, una francesa, un ruso, un polaco y un mexicano. Parece el comienzo de un chiste, pero en realidad se trata de cinco emprendedores extranjeros que han convertido el coworking Ulab, en plena Rambla de Alicante, en el cuartel general de sus respectivos negocios globales. Los sentamos alrededor de una mesa para que nos cuenten (mezclando el español con el inglés) su experiencia. Algunos son jóvenes. Otros, no tanto. A unos fue el trabajo el que los trajo a la ciudad. Los demás hicieron el camino a la inversa. Algunos están de paso, y otros no tienen prisa por marcharse. Lo que los une a todos es que prefieren trabajar en un espacio colaborativo como este a hacerlo en su domicilio o en una oficina propia. Y, claro, que en Alicante se encuentran como en casa.

Tommy, irlandés, vive en la capital de la Costa Blanca de forma permanente desde hace un año, aunque poseía una vivienda en la ciudad desde hace cinco. Finalmente, decidió convertir su segunda residencia en la primera. De repente, un día, se metió en su coche y condujo desde Dublín hasta Alicante. "Junto con mis hermanos, heredamos unas propiedades en Dublín, las vendí y ahora estoy empezando un nuevo negocio, una empresa de desarrollo web que se llama Whoopy". Este emprendedor que rompe con el tópico de la edad conocía la zona porque hace unos años "tuve una novia en Murcia, pero ya terminamos. He venido sin pareja, pero quizá podría encontrar a alguien aquí", sonríe pícaro, y el resto estalla en risas. 

¿Por qué Alicante, y por qué Ulab? "Me gusta la ciudad porque se parece mucho a Dublín, es compacto, bonito, la gente tiene buen carácter... Visité otros sitios con servicios parecidos a los de Ulab, pero me pareció que este sitio era mejor", explica. "Prefiero trabajar en un coworking porque me gusta tener compañía, puedes charlar con otras personas, conocer gente... este sitio era muy flexible, y además me encantan la tortilla y la cerveza". Nueva ronda de risas.

"No es fácil cambiar de vida"

Wojtek tampoco es un jovencito. Este polaco, que lleva un año y tres meses trabajando en Alicante, es el responsable en la zona de una agencia de viajes de su país, Itaca. "Mi trabajo consiste en ser el receptivo de los turistas polacos que vienen a Alicante", explica. ¿Y vienen muchos? "Bueno", hace un gesto universal con la mano, "vienen bastantes, pero los vuelos entre Polonia y Alicante están regular, son caros para nuestro nivel de vida". Woktej se expresa perfectamente en español, aunque cuando llegó a Alicante no sabía decir una palabra. "La mayoría de mi trabajo consiste en contratar hoteles para los clientes de Itaca, así que viajo por toda España", cuenta.

"Me gusta Alicante, aunque los hoteles de la Costa Blanca me parecen antiguos y caros", critica. Fue su empresa en Polonia la que decidió que la sede de Itaca en la provincia estuviera en Ulab, pero Wojtek está encantado. "Vine a Alicante exclusivamente por trabajo, tengo a mi familia en Polonia. Con el tiempo, quizá, podríamos plantearnos instalarnos aquí todos, porque el nivel de vida es similar, pero cambiar de vida no es fácil".

Alicia, francesa, sí sabe cuándo volverá a su país, al contrario que sus dos compañeros de coworking. Concretamente, a finales de marzo, que es cuando termina el programa en el que participa ("es como un Erasmus", explica). "Me encargo de la comunicación, las redes sociales y atención al cliente de mi empresa, en Francia". La empresa es un ecommerce de productos para bebé. Lleva en Alicante desde noviembre, cuando entró en este programa de movilidad con su primer empleo, tras terminar los estudios el verano pasado. "Me gusta Alicante, el clima y la ciudad, su gente". Aunque dice que no habla muy bien español (pese a que la conversación se desarrolla íntegramente en nuestra lengua), está encantada con el coworking porque "me permite relacionarme con otra gente".

Del 'Detroit ruso' a Alicante para criar a su hijo

Max, el ruso del grupo, lleva en Alicante solo tres meses. Aquí si tenemos que echar mano del inglés para conocer su historia. Al igual que su colega irlandés, este empresario ruso eligió la Costa Blanca para vivir, no por trabajo. Decidió abandonar el 'Detroit ruso', como llaman popularmente a su ciudad en el centro del país eslavo, porque "es un buen sitio para trabajar, porque hay mucha industria, pero no para criar a un niño". Y Max tiene dos. Antes de instalarse en Alicante, viajó bastante con su mujer y "estuvimos en bastantes ciudades de España de vacaciones, pero nos enamoramos de Alicante: hace dos años decidimos que queríamos vivir aquí".

En realidad, Max podía vivir en cualquier parte del mundo, porque su trabajo se lo permite. "Soy ingeniero y desarrollador web, hemos creado un software basado en el internet de las cosas aplicado al control de la logística y el transporte industrial". El cofundador de Nekta-Tech trabaja con empresas de España y Europa, y viaja bastante por negocios. "Alicante es muy cómodo para vivir, tiene un magnífico clima, historia, gente amable..." ¿Y por qué Ulab? "Visité bastantes oficinas, pero cuando entré aquí me sentí como en casa, porque el diseño del coworking se parece mucho al de nuestra sede en Rusia", ríe. "Lo que más me gusta es que hay gente de todos los países, lo que lo convierte en un sitio muy interesante".

El último miembro del grupo es el exponente de usuario efímero de este tipo de centros colaborativos. Ernesto, médico, dirige una clínica de medicina regenerativa en Cancún, pero está pasando dos meses en Alicante para que la familia de su mujer conozca a su recién nacido. ¿Cómo se lleva una clínica en Cancún desde Alicante? "Paso mucho tiempo viajando, dando cursos, charlas, formación... me dedico poco a la medicina clínica, más al negocio. En realidad, estoy acostumbrado a estar siempre de viaje, y por eso uso mucho los coworking". Inicialmente él iba a estar solo unos días en Alicante y luego volver a Cancún, mientras su mujer se quedaba un tiempo con la familia alicantina, pero "al final me quedé el mes completo". En unos días partirán. "Tengo que volar a Chile para una conferencia, y luego a Estados Unidos", avanza.

"Como viajo tanto, ya busco los coworking"

"Hace unos años vendí mi parte de la clínica a un grupo de Estados Unidos", relata Ernesto. "La sede está en Miami, pero yo llevo el centro de Cancún, y luego he puesto en marcha una pequeña agencia de marketing para profesionales de la saluld". Si eso no es emprender... "Aquí he dividido el tiempo entre los dos trabajos. Como viajo tanto, ya busco directamente los sitios de coworking. De hecho, mi asistente de viaje virtual me sugiere el hotel en función de la cercanía a uno de estos centros". Antes de elegir Ulab "vi dos o tres sitios parecidos, pero no tenían nada que ver. He estado en 50 coworkings en todo el mundo, y este tiene todo lo que necesitas".

Tommy, Wojtek, Alicia, Max y Ernesto son una muestra representativa de los usuarios extranjeros de Ulab, pero no los únicos. El centro tiene en estos momentos diez foráneos, y a los chicos que se han sentado con nosotros se suman un marroquí, un argentino, un afgano, otra rusa, un sueco y una canadiense. La 'project manager' de Ulab, Isabel Romero, explica que los países de origen más habituales de sus usuarios son Holanda, el Reino Unido, Irlanda, Suecia, Canadá o Rusia. "Pero sobre todo de Holanda y los países nórdicos". Aunque hay algunos 'fijos', estos son un porcentaje pequeño. "El perfil del usuario se parece mucho al de Ernesto, gente que está de paso y se queda por un tiempo", para convertir el coworking en su cuartel general.

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