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socialmente inquieto / OPINIÓN

Emprendedores en Alicante de origen extranjero

25/05/2020 - 

Amorrich, Bardin, Curt, Dupuy, Fourcade, Lamaignere, Leach, Rosser, Salvetti, Visconty… ¿Qué les movió para emigrar a Alicante desde sus localidades de origen?, ¿qué hizo que lo dejaran todo atrás para iniciar una nueva vida?, ¿era aventura, mera especulación o fue algo más? Les invito a acompañarme e indaguemos juntos en este apasionante laberinto de anhelos, ambiciones o necesidades, en donde aquellos arriesgaron su patrimonio, a veces el de otros a través de alianzas matrimoniales, y dedicaron su vida a crear un porvenir en Alicante, o desde Alicante, para ellos y sus familias.

Muchos son los que se dejaron atraer por un Alicante pujante en lo económico que lo tenía todo (s. XVIII-XIX). Lo motivaron algunas consecuencias propias derivadas de su puerto, de la riqueza agraria de su tierra, de su ubicación geográfica y la protección del Benacantil. Un puerto de mar, líder en el levante Mediterráneo en tránsito de mercancías, junto con Cádiz, Cartagena y Barcelona. Alicante entonces estaba mejor comunicado por carretera con Madrid que Valencia por lo que se convirtió en el puerto de la Corte por el Levante español. Además, Alicante era un puerto de tránsito y distribución de las mercancías que recibía, siendo la Corte madrileña su principal destino. Por su parte, Valencia - con un tamaño demográfico muy superior a Alicante - consumía las mercancías que llegaban a su puerto. La expansión del cultivo de la uva en tierras de interior - fue otra motivación - cuyo clima favoreció enormes plantaciones de vides en grandes extensiones de tierra. Y también, una ciudad pequeña, manejable (como diría Figueras Pacheco), defendida por el castillo Santa Bárbara que guardaba la ciudad de un posible enemigo que la asolara. Ya en el siglo XVII, una Compañía mercantil de Barcelona se refería al puerto de Alicante con grandes halagos al afirmar que “per que se considera que en ninguna de les parts de Ponent se pot tenir millor inteligencia que en la ciutat de Alacant, per que alla acuden los comboys de Inglaterra, Olanda y de altres nacions, y ab ells els vaxells que aportan pescas y altres mercaderías”.

De los muchos que llegaron a Alicante a emprender e invertir en nuevos negocios, dejen esta vez que me fije sólo en los de origen francés para contarles por qué vinieron, qué hicieron y por qué se quedaron en estas tierras. No fueron meros aventureros. Buscaban fortuna y la encontraron. Quisieron relacionarse con la sociedad local y lo hicieron. Se empeñaron en emprender, y emprendieron. Y consolidaron prósperos negocios. Fueron constantes, trabajadores y listos.

La comunidad francesa fue tan numerosa que se abrieron diversos establecimientos comerciales por sus nacionales como los de Bellon, Cassou, Duclos, … Su éxito comercial les animó a asentarse en la ciudad y sus alrededores y a comprar propiedades urbanas y rústicas en la Huerta de Alicante. En la Condomina, por ejemplo, la familia Marabeut compró una importante explotación agraria en 1720. Francisco Malabeut, miembro de la Orden de San Juan, fue nombrado Cónsul de Malta en Alicante. Su familia se instaló en Alicante desde que finalizó la Guerra de Sucesión (1713). Fueron tantos los franceses los que se afincaron en Alicante que a mediados del siglo XVIII adquieren una condición jurídica propia - la Natión Française - encabezados por un Cónsul.

A mediados del siglo XIX y principios del XX llegan a la capital alicantina emprendedores franceses relacionados con el vino como los Bardin, Dupuy, descendientes de Maisonnave, que se unieron a bodegueros locales para garantizar su acierto comercial. Entre ellos estuvieron también José Lamaignere Rodes, consignatario de buques, y Fernand Fourcade, empresario y banquero. 

José Lamaignere Rodes tuvo un antepasado que estuvo en España con el ejército francés de Napoleón y se instaló en Madrid al terminar la Guerra de la Independencia (1814). Después, se trasladó a la capital alicantina. José Lamaignere Rodes nació en Alicante en 1886. A los 22 años montó un consignatario de buques (1908) en la calle Bailén nº 3 con el nombre de José Lamaignere Rodes Representante, Tránsitos y Consignaciones. Posteriormente, con el negocio consolidado, pasó a llamarse Casa Consignatario de Buques J. y A. Lamaignere, asociado con su hermano. El negocio les fue bien y fruto de su esfuerzo fueron las obras que realizaron. Edificaron uno de los inmuebles más emblemáticos de Alicante, la Casa Lamaignere, construido entre 1918 a 1921 junto al paseo de la Explanada. Es una de las primeras obras del arquitecto Vidal. De estilo neoclásico, su fachada se adorna con guirnaldas romanas, balaustradas, templetes, columnas y pilastras.

Los Bardin llamaron la atención por sus negocios, su implicación social y por la suntuosidad de sus mansiones, como la llamada “Villa Marco” en Campello. Construida a mediados del siglo XIX, destacaba por su construcción modernista y sus jardines de inspiración versallesca con esculturas del alicantino Vicente Bañuls. Aún hoy puede disfrutarse de todo el conjunto siendo propiedad municipal. Treóphile-René Bardin, nació en 1858 en Douai (norte de Francia). Su familia se dedicaba al cultivo de la vid y la elaboración del vino pero llegó la filoxera y arrasó sus viñedos de Burdeos. Posteriormente, se instaló en Alicante para recuperar su negocio, atraído por su clima, la calidad de sus vides y su puerto. Fue inquieto socialmente siendo vicepresidente del Real Club de Regatas de Alicante y fundador del Colegio Francés. En el núcleo urbano, se construyó una casa de estilo modernista en la calle San Fernando nº 44 (1901). También este inmueble se salvó de la piqueta. Actualmente es la sede del Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil Albert dependiente de la Diputación de Alicante. Renato Bardin Mas, hijo de Theophile-René, se dedicó a administrar el patrimonio familiar. Cuando este era tesorero del Hércules CF, su padre cedió a la ciudad el terreno para construir el campo de fútbol, inaugurado en 1932 con el nombre de Estadio Bardín.

La familia Maisonnave también dejó huella en Alicante. El primero, Pedro Maisonnave, llegó a esta ciudad en la década de 1780 desde Meritein (Aquitania). Destacaría Juan Maisonnave y Cutayar, nacido en Alicante en 1843. Se especializó en el mundo del vino teniendo su propia explotación agrícola en la Finca O´Gorman propiedad de su mujer. Entre sus barricas destacó el famoso fondillón y los vinos de Fabraquer y la Condomina que difundió a los cuatro vientos por su calidad. También tenían casa palacio en la calle Labradores donde actualmente se ubica el Archivo Municipal de Alicante. Otra villa destacable fue la Finca Abril en San Juan de Alicante que adquirió el que fue alcalde de Alicante y Ministro republicano Eleuterio Maisonnave y Cutayar (1840-1890) a mediados del siglo XIX. En la actualidad se puede disfrutar del inmueble y sus instalaciones en los que se desarrollan eventos sociales.

Aún hoy existen alicantinos que son descendientes de aquellos emprendedores. Uno de ellos es quien me pidió que escribiera este artículo. Y ya les digo yo que no será el último sobre esta saga de emprendedores de origen extranjero que divulgaron el nombre de Alicante por el mundo a través de sus negocios.

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