La semana pasada vivimos un rally en muchas monedas motivado por el «alivio arancelario», pues la lluvia de medidas iniciales y órdenes ejecutivas de Trump parecen centrarse, por ahora, en otros frentes, y los mercados esperan que sus peores presagios en este no se hagan realidad.
La subida de casi todas las divisas del G-10 frente al dólar estuvo liderada por la libra esterlina. La mayoría de las de los mercados emergentes también terminaron la semana al alza, y es que la insinuación de Trump de imponer aranceles relativamente modestos a China hace pensar que el golpe al crecimiento mundial puede ser menos significativo de lo que se esperaba. Las divisas latinoamericanas fueron las que más subieron, aunque la incertidumbre sigue siendo alta después de que Trump ordenara aranceles dirigidos específicamente a Colombia en represalia por la decisión del presidente Gustavo Petro de rechazar los vuelos de repatriación de migrantes desde EEUU durante el fin de semana. Aunque estas amenazas arancelarias han sido retiradas posteriormente, la disputa es un recordatorio de que la situación es muy inestable, y que las decisiones de Trump pueden tener tanto o más impacto que una decisión económica clave o un movimiento de los tipos de interés de la Reserva Federal.
Normalmente, esta semana habría estado protagonizada por las reuniones de enero de los dos bancos centrales más importantes del mundo, la Reserva Federal y el BCE. Sin embargo, la imprevisible administración Trump puede acaparar la atención en cualquier momento con una repentina decisión arancelaria. Nos ceñiremos a predecir lo previsible y, en este caso, hay pocas dudas sobre el resultado de ambas reuniones: un recorte del BCE y ningún cambio de la Fed. La clave para los mercados será el tono de los comunicados que acompañen a las decisiones.
La Eurozona registró la semana pasada una mejora de los PMI, aunque más moderada que en el Reino Unido. Sin embargo, fue suficiente para que el índice compuesto se situara justo por encima del nivel 50, volviendo a señalar niveles modestos de crecimiento. La subida fue ligera, pero el posicionamiento del mercado y el consenso en torno a un dólar más fuerte están tan extendidos que incluso los brotes más verdes en Europa bastan para provocar movimientos contra tendencia significativos, y el euro sube ahora frente al dólar.
La clave para la moneda común esta semana será la reunión del Banco Central Europeo del jueves. Dado que se espera una nueva bajada de los tipos de interés, estaremos muy atentos a las comunicaciones del Consejo y a la rueda de prensa de la presidenta Lagarde en busca de pistas sobre lo que los miembros del BCE consideran un nivel terminal probable para los tipos de interés en este ciclo de recortes.
La semana pasada en EEUU (más corta debido al festivo del pasado lunes) no hubo grandes cambios en nuestras previsiones macroeconómicas en ninguna dirección, aunque la publicación de unos PMI más débiles de lo esperado ayudó a que las divisas de todo el mundo repuntaran frente al dólar. Sin embargo, el temor a los aranceles de Trump sigue siendo el principal motor de los mercados de divisas. Por ahora, la avalancha de órdenes ejecutivas aún no se ha traducido en ningún aumento de los aranceles, lo que ha calmado un poco los nervios, al igual que las insinuaciones de no más del 10 % de aranceles comerciales sobre China.
Los mercados podrían pasar por alto la reunión de la Reserva Federal de esta semana. Los mercados de futuros no dan ninguna posibilidad de que se produzca otra reducción de tipos el miércoles, y estamos totalmente de acuerdo. Por ahora, esperamos que el FOMC adopte un planteamiento paciente, a la espera de más detalles sobre los planes arancelarios y fiscales de Trump antes de ofrecer cualquier orientación concreta.
El flujo de noticias macroeconómicas se tornó positivo para la libra esterlina la semana pasada. A un sólido informe laboral le siguió un repunte de los índices PMI de actividad empresarial de enero. Tanto el subíndice manufacturero como el de servicios registraron ganancias significativas, y el índice compuesto es ahora coherente con un crecimiento económico sólido, aunque no espectacular.
La libra reaccionó bien a las noticias, registrando fuertes subidas frente a todas las divisas del G10 y terminando en lo más alto del ranking de divisas. Una valoración atractiva, la perspectiva de una mejor relación con la Unión Europea y el relativo aislamiento frente a la amenaza de los aranceles de Trump son factores muy positivos para la moneda británica a estos niveles. Sin embargo, persisten los riesgos, sobre todo la amenaza de un empeoramiento de las condiciones del mercado laboral tras las subidas de impuestos a los empresarios por parte de los laboristas. De hecho, los datos de las encuestas PMI muestran que las empresas están recortando puestos de trabajo al ritmo más rápido desde la crisis financiera mundial (excluyendo el periodo de la pandemia).
Tal y como se esperaba, el Banco de Japón volvió a subir los tipos de interés en 25 puntos básicos la semana pasada, situando su principal tipo de interés oficial en su nivel más alto de los últimos diecisiete años. Algo fuera de lo habitual, el gobernador Ueda adoptó un tono más bien hawkish en sus declaraciones. En la rueda de prensa, afirmó que el Banco de Japón seguiría subiendo los tipos si las perspectivas de crecimiento e inflación continuaban evolucionando como se esperaba. También aseveró que, en los niveles actuales, el tipo de interés oficial se encuentra a cierta distancia del tipo neutral.
Creemos que el anuncio del Banco de Japón de la semana pasada casi confirma que se avecinan nuevas subidas. En el momento de escribir estas líneas, los mercados apuntan a la reunión de julio para la próxima, y no estamos en desacuerdo. Sin embargo, el anuncio de los tipos de enero tuvo un elemento del clásico « buy the rumour, sell the fact» (compra el rumor, vende el hecho), ya que el yen terminó la semana en último lugar entre las divisas del G10.
La semana pasada fue una de las más interesantes que se recuerdan para el yuan. La divisa recuperó parte de sus pérdidas anteriores frente al billete verde y subió más de un 1%, hasta alcanzar su posición más fuerte desde finales de noviembre. Esto se debió a las esperanzas de que la relación entre EEUU y China podría no ser tan difícil como se temía, impulsadas por la llamada telefónica entre Trump y Xi durante el fin de semana anterior y reforzadas por sus comentarios posteriores, en los que afirmó que "preferiría no" aplicar aranceles contra la mayor economía de Asia.
Lo anterior, por supuesto, no confirma que no vaya a haber aranceles -un día después de su toma de posesión, Trump amenazó con imponer un gravamen del 10% a las importaciones chinas a partir del 1 de febrero por el tráfico de fentanilo-, sino que anima a pensar que la acción podría no ser demasiado brusca y quizá no tan agresiva como algunos temían. El tema de las relaciones entre EEUU y China debería seguir siendo crucial para el yuan a corto plazo, sobre todo porque las celebraciones del Año Nuevo Lunar en China comienzan el miércoles y marcarán un período lento en términos de noticias locales y una pausa en el comercio continental.
Informe elaborado por Enrique Díaz-Alvarez, Matthew Ryan y Roman Ziruk
Informe elaborado por Enrique Díaz-Alvarez, Matthew Ryan, Roman Ziruk e Itsaso Apezteguia