El sábado pasado, en una calle muy céntrica de Elche unos jóvenes insultaron a una pareja de chicos que iba paseando de la mano. Uno de los agresores, de 17 años, zarandeó a uno de los muchachos, el otro fue a defenderlo y acabó con la nariz rota. Tanto las víctimas como varios testigos, manifestaron a los agentes que los agresores les gritaron “maricones” y la frase “para que sepáis quien manda aquí, maricones”.
El odio y las agresiones a las personas de diferente condición sexual no es un hecho aislado. Y tampoco se pueden comparar a que te digan “gordo”, como apuntó en el pleno municipal la concejala de Vox Aurora Rodil, siendo ambos insultos repudiables.
El agresor de 17 años ha ingresado en un centro de menores. Tenía antecedentes previos por otros delitos y ahora se le añade una acusación por un presunto delito de odio.
Odio. ¡Qué palabra más fuerte! !Y qué infelices deben ser las personas que sienten odio¡ Esta semana en el transcurso del pleno del Ayuntamiento de Elche, eterno y soporífero pleno municipal, hubo un hecho que logró despertar a los 27 concejales y los pocos periodistas que a esa hora, (sobre las 18:30 de la tarde), prestaban atención.
Se daba turno de palabra al presidente local del Partido Popular de Elche y portavoz del grupo, Pablo Ruz, para explicar su voto favorable a una moción de condena de las agresiones y la violencia hacia las personas LGTBI. (Me anticipo al final y les informo que todos los concejales votaron a favor menos los dos de VOX). En esa intervención y aún no se si de manera planeada o no, Pablo Ruz dijo: “Miren ustedes, a mi de pequeño en el colegio me llamaban maricón...”.
Ruz expuso el dolor que esos insultos ocasionaron a su familia y dijo que se deben combatir con educación y formación en valores. Luego entró en si se colectiviza a las personas o no, si se politiza y otras cuestiones que ya otro día si eso comentamos. Pero esa declaración de Ruz fue tremenda. Es senador del PP y ha sido concejal varias legislaturas en el Ayuntamiento de Elche. Preside el PP de la ciudad tras ganar una asamblea frente a la otra candidata y ex alcaldesa Mercedes Alonso.
Pablo Ruz acaba de cumplir 38 años. Los que lo conocemos, sabemos que es una buena persona y que está en política porque siente que puede contribuir a mejorar la sociedad. Otra cosa es cómo piense que hay que hacerlo.
Es un hombre educado, amable, culto y muy empático en las distancias cortas. Cuando fue concejal y luego coordinador de Cultura tuvo la oportunidad de demostrarlo y me consta que se ganó el aprecio y respeto de personas que ideológicamente están en las antípodas. Es una persona además, muy sincera y desde mi percepción particular, creo que se encuentra en un buen momento vital. Seguramente por eso soltó lo que soltó en el pleno. SÉ que en algunos sectores de su partido se echaron las manos a la cabeza.
Pablo tiene detractores también dentro de su partido, como cualquiera, que se lo pregunten al alcalde o a su amigo Pablo Casado. Es normal y saludable que haya diversidad dentro de un mismo partido, pero los que lo critican por esos destellos de sinceridad no saben que ese es el mejor Pablo Ruz.
El que habla con voz propia y “pasa” de argumentarios. El que se levanta una mañana y retransmite en directo en sus redes sociales un par de piezas al piano, y a la mañana siguiente sube una foto de la virgen y se encomienda a ella. Pablo Ruz al natural, sin añadidos artificiales, es cercano y se puede debatir con él y seguro que, sin llegar a acuerdos, nunca acabaría la conversación de manera desagradable.
Hace algunos meses, muchos, Pablo Ruz y su entorno asumieron como propia una estrategia de confrontación y mensajes vacíos, banales y recurrentes que no tengo claro que les sean útiles. Quizá el PP busca fidelizar así a “los suyos” y acabar con la fuga de votos a su derecha, pero no creo que simplificar el mensaje a “todo mal” sin contraponer ideas o proyectos, sin puntos de encuentro y sin explicar posturas les sea rentable a medio plazo. La política local no es como la nacional, y hacer política en una ciudad como Elche no puede basarse en los mismos preceptos que hacer política en Madrid.
Ayuso solo hay una y precisamente Pablo Ruz tiene personalidad y cualidades de sobra para tener su propia “marca personal”, permítanme la expresión, si es que queremos plantear esto en terminología de marketing. Ojalá un pleno en Elche, (me da igual que sea de 8 horas como el del lunes), con argumentos, contraposición de ideas y buenos oradores. Mientras tanto seguiremos esperando estos maravillosos “destellos de lucidez” como la frase que nos hizo a todos despertar el otro día.
No quiero terminar sin añadir que el acoso escolar es un gravísimo problema de nuestra sociedad y que según diferentes estudios afecta a uno de cada 5 escolares en España. En algunos casos, extremos, acaba en suicidio.