MADRID (EP). Investigadores de la Universidad Edith Cowan (ECU, por sus siglas en inglés), en Australia, han revelado que el ejercicio físico puede hacer que la radioterapia sea más tolerable para las pacientes con cáncer de mama, al reducir sus efectos secundarios.
El Instituto de Investigación de Medicina del Ejercicio de la ECU ha incluido en el estudio a 89 mujeres, 43 de las cuales completaron un programa domiciliario de 12 semanas, consistente en un régimen de ejercicio semanal de una a dos sesiones de entrenamiento de resistencia y un acumulado de 30-40 minutos de ejercicio aeróbico. Las pacientes restantes constituyeron un grupo de control que no participó en el programa de ejercicios.
Los investigadores han descubierto que los pacientes que hicieron ejercicio se recuperaron más rápidamente de la fatiga relacionada con el cáncer durante y después de la radioterapia, en comparación con el grupo de control, y observaron un aumento significativo de la calidad de vida relacionada con la salud después de la radioterapia.
El supervisor del estudio, el profesor Rob Newton, ha afirmado que esto demuestra que el ejercicio aeróbico y de resistencia en casa durante la radioterapia es seguro, factible y eficaz para acelerar la recuperación de la fatiga relacionada con el cáncer y mejorar la calidad de vida relacionada con la salud.
"Un protocolo basado en el hogar podría ser preferible para los pacientes, ya que es de bajo costo, no requiere viajes o supervisión en persona y se puede realizar en un momento y lugar de elección del paciente", ha afirmado. "Estas ventajas pueden proporcionar una comodidad sustancial a los pacientes", ha añadido.
Las actuales directrices nacionales de Australia para pacientes con cáncer recomiendan ejercicio aeróbico moderadamente intenso durante 30 minutos al día, cinco días a la semana, o ejercicio aeróbico vigorosamente intenso durante 20 minutos al día, tres días a la semana. También recomiendan realizar entre 8 y 10 ejercicios de fuerza con 8-12 repeticiones por ejercicio, de dos a tres días por semana.
Sin embargo, el doctor Georgios Mavropalias, director del estudio, afirma que se siguen observando beneficios con menos ejercicio. "La cantidad de ejercicio debía aumentar progresivamente, con el objetivo último de que los participantes cumplieran las directrices nacionales sobre los niveles de ejercicio recomendados", explica.
"Sin embargo, los programas de ejercicio eran relativos a la capacidad física de los participantes, y descubrimos que incluso dosis mucho menores de ejercicio que las recomendadas en las directrices nacionales pueden tener efectos significativos sobre la fatiga relacionada con el cáncer y la calidad de vida relacionada con la salud durante y después de la radioterapia". El estudio también ha encontrado que una vez que los participantes comenzaban un programa de ejercicio, la mayoría lo seguía.
El grupo de ejercicio informó de mejoras significativas en la actividad física leve, moderada y vigorosa hasta 12 meses después de finalizar el programa de ejercicio supervisado. "El programa de ejercicio de este estudio parece haber inducido cambios en el comportamiento de los participantes en relación con la actividad física", afirma el doctor Mavropalias.
"Así, aparte de los efectos beneficiosos directos sobre la reducción de la fatiga relacionada con el cáncer y la mejora de la calidad de vida relacionada con la salud durante la radioterapia, los protocolos de ejercicio en casa podrían dar lugar a cambios en la actividad física de los participantes que persisten mucho después de finalizar el programa", finaliza.