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EL CABECICUBO DE DOCUS, SERIES Y TV 

El documental de HBO sobre la lotería perdida de A Coruña es un mosaico sobre la condición humana

Hay muchos tipos de corrupción, pero dos son muy claras y muy importantes. Una es la política y la otra, la administrativa. En España la política llegó a alcanzar niveles insoportables, pero la de la administración, en los funcionarios y en el día a día, es la más grave. Primero, porque afecta de forma directa a los ciudadanos y, segundo, porque una vez instalada, cuesta mucho reducirla y es lo que diferencia a un país del primer mundo de los que no lo son. El caso de la lotería perdida en A Coruña lo pone de manifiesto

16/09/2023 - 

VALÈNCIA. La historia es sonada y conocida. Un lotero asegura que se ha encontrado en el mostrador de su establecimiento un boleto premiado con 4,5 millones de euros. Aparece en televisión y asegura que no se lo quiso quedar porque quería "dormir tranquilo". Inmediatamente, se inicia la búsqueda de su propietario al mismo tiempo que cientos de personas aseguran que es suyo. 

No sé cuándo prescriben los spoilers, pero le recomiendo que no lea más antes de ver la serie documental, Se busca millonario en HBOmax, son solo tres capítulos de cuarenta minutos. Los dos primeros sirven para presentar el embrollo y a los protagonistas, una selección de candidatos a propietarios del boleto que lo extraviaron. El último, el más interesante, detalla toda la investigación policial con el testimonio del inspector que la dirigió.

Ya se publicó en los medios, pero lo más interesante del caso es que, después de cada paso que se daba para esclarecer el asunto, aparecía un nuevo enigma. Todo ello con una cantidad ingente de personas reclamando que el boleto era suyo, de forma que en cada nuevo capítulo que abría la investigación, ellos iban adaptando sus testimonios a la nueva situación, explicando por qué cada nuevo dato demostraba que ellos eran los verdaderos propietarios. 

En ese caldo de cultivo, lo fascinante llega cuando la policía acaba contrastando toda la información disponible y las hipótesis se reducen a una. En el momento en el que identifican el patrón de la persona que apostó por ese boleto -por costumbre, hacía dos apuestas automáticas y dos manuales- y siguen su rastro por la geografía española, de forma que luego, comparando esos datos con el Imserso, dan con su nombre, resulta que todo vuelve a esfumarse. Era alguien con problemas con el juego y le ocultaba a su mujer todo lo relacionado con las apuestas. 

De aquellas apuestas solo se enteró él con el agravante de que falleció poco después. Era imposible que su viuda se hubiese enterado de nada. Es la policía la que llega hasta él y pone de manifiesto que nadie como la realidad para montar misterios insondables. 

La otra parte deslumbrante de este humilde pero muy interesante e inolvidable documental son esos reclamantes. Sus historias no casan con los hechos contrastados, pero siguen ahí, hasta el punto de aparecer en este documental, aunque sea con el rostro tapado. Deben creer que el que más aguante, será el que lo logrará. Quizá crean que si llegan hasta el final, se repartirá el premio entre los que estén ahí, los más tenaces, exigiendo que les pertenecía a ellos. Pero hay algo más. Como se apunta al final, es posible que no sea solo oportunismo, sino algo psicológico. Puede que ellos realmente lo crean. 

Hay que entender que por los plazos en que se demoró la búsqueda del propietario, las cámaras de vídeo del Carrefour en el que fue sellado se borraron. Eso aumentó la incógnita y la posibilidad de que, cualquier persona que rutinariamente comprueba sus boletos, pudiera entender que podría ser suyo. No solo eso, también creérselo. 

Pasados los años, para seguir siendo candidato había que gastar un dinero en abogados. Unos hablan de 600 euros, otros de miles. Para algunos puede ser una inversión asumible a la vista de la rentabilidad de un premio de 4,7 millones de euros. Para otros tal vez sea una película que se han montado y que ha acabado dominando sus vidas. Muchos hablan de insomnio, de imposibilidad de pasar página. 

Entretanto, ellos se venden como excelentes personas, se entiende que para subrayar que se merecen 4,7 millones de euros. Uno habla de que a él no le gustan los lujos, sino estar con la gente de los pueblos pequeños, con sus vecinos de toda la vida. Otro cuenta que no tiene más intención que ayudar a sus hijos, etc... etc... Es la condición humana, mostrándose como gatitos mimosos y hambrientos. 

Para los periodistas, la historia que cuentan no deja de ser curiosa, y sin duda lo es, y el misterio muy estimulante. Incluso es difícil no enamorarse del policía nacional que, de forma muy pausada, va explicando cómo fue dirigiendo la investigación de forma magistral hasta solo dejar un candidato posible. Sin embargo, el trasfondo del caso no tiene gracia ninguna. Se trata de un engaño a un anciano para arrebatarle muchísimo dinero llevado a cabo, presuntamente, por alguien con una licencia de administración de lotería. No es nada fácil obtener una y más vale pensar que este caso fue puntual, porque si la corrupción llega a estos estratos, el fenómeno es más grave que la corrupción política. 

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