MADRID. El default o impago de la deuda externa de Rusia tiene limitadas implicaciones financieras a corto plazo y no debería comprometer por ahora la capacidad del país para financiarse.
Rusia sigue beneficiándose de importantes ganancias extraordinarias por sus exportaciones de petróleo y gas debido a los altos precios de la energía, lo que reduce la necesidad de pedir dinero en los mercados de deuda extranjera. De todos modos, el acceso de Rusia a los mercados extranjeros está cerrado en su mayor parte, por el momento.
A más largo plazo, el impago restringe la flexibilidad de financiación de Rusia y supone otro golpe a la confianza de los inversores, lo que probablemente desalentará aún más la inversión extranjera.
Rusia necesita urgentemente la inversión extranjera para mejorar sus malas perspectivas de crecimiento a medio plazo. Estimamos que las repercusiones de la guerra en Ucrania han reducido el crecimiento potencial del PIB a un 1-1,5% anual.
El default también complica el pago de la deuda y el endeudamiento del sector privado, cuya deuda externa es aproximadamente cuatro veces superior a la del Estado ruso.
Levon Kameryan es analista senior del sector público y soberano de Scope Ratings