Foto: PEPE OLIVARESQuien la sigue la consigue: Pablo Ruz será el próximo alcalde de elche con el permiso de Vox. Habrá tiras y aflojas, pero se juntarán PP y la formación de Abascal para gobernar la tercera ciudad en población de la Comunidad Valenciana. Hay varios factores para explicar la mayoría absoluta que van a conformar ambos partidos: 1) La marea azul que se ha producido en buena parte de España y de la Comunidad Valenciana (Joan Ribó desbancado por María José Catalá. 2) El batacazo de Compromís, que de haber conseguido 2 concejales, solo 2, hubiera revalidado otro gobierno con el socialista Carlos González. 3) La subida exponencial de Vox. No me cabe la menor duda de que Ruz se tiene que sentir como un emperador, henchido por los cuatro costados de patriotismo local, autonómico y nacional. Enhorabuena.
González salva los muebles y se mantiene en 12 ediles; insuficiente en una ciudad con una amplia trayectoria de voto socialista y en la que solo ha habido un gobierno del PP, el de Mercedes Alonso (2011/2015). En Carrús también votan al PP...y a Vox: la ultraderecha se viene arriba sin despeinarse, prometiendo campañas para fulmigar garrapatas en las partidas rurales y combatir las plagas de conejos. El “factor Pedro Sánchez” ha penalizado mucho a la izquierda (salvo a Podemos, que se penalizan ellos solitos con sus soflamas extremas y con sus líos interno).
Hay claves locales evidentemente para entender la derrota de la izquierda en Elche. Uno de ellos es el las “políticas verdes” de Compromís que ha bajado de dos ediles a uno: ha calado la idea, sea cierta o no, de que hay un exceso de carril bici, se han suprimido cientos y cientos de aparcamientos, se han peatonalizado algunas calles sin ton ni son... “El currito de a pie no entiende lo 'verde' porque eso no le da de comer”, me comentaba el otro día un ilustre periodista. Esther Díez tendría que pisar más la calle, creo: eco-socialismo en sus dosis adecuadas; no de sopetón. También ha habido un exceso de promesas por la hasta ahora coalición gobernante y se han vendido pocos logros. Y desde luego no es un logro consolidar el Mercado Central en plena ladera del río, zona verde por excelencia, cuando PSOE y Compromís prometieron reiteradamente que derribarían las instalaciones provisionales.
Pablo Ruz se ha pateado todos los barrios y pedanías de Elche hasta la extenuación; y con mucha empatía (eso va en su ADN; es un buen tipo, tiene el don de caer bien). ¿Cómo va a torear con Aurora Rodil, la portavoz de Vox, cuando le plantee alguna que otra astracanada, que las planteará? Mucha paciencia y mucha mano derecha. ¿Va a darle competencias a una ultraderecha crecida que esta vez sí que quiere rascar bola allá donde se pueda? Forcejeo a la vista. Tendrá que buscar consejo del alcalde alicantino, Luis Barcala, que también ha pasado las suyas: y que las va a volver a pasar; pese a su nada desdeñable victoria sigue necesitando al partido de las tres letras para conformar mayoría absoluta.
Por último: ¿Son las locales, con marea azul, una previsión de lo que pasará en las generales de diciembre? Me atrevo a vaticinar que sí. Hay la cera que arde.
