ELCHE. Las brigadas municipales están realizando obras de adecuación en la calle Ànimes, que comunica Carrer Major de la Vila con la Plaza de las Flores. El objetivo de la misma es dejar reestablecida la calle como lo estaba antes de las catas arqueológicas que tuvieron lugar para ver si había restos de valor en tanto que está dentro del perímetro del proyecto de Aparcisa de nuevo Mercado Central. Sería la entrada al aparcamiento. Sin embargo, la singularidad del hecho reside en que es el Ayuntamiento quien está realizando estas obras de adecuación, cuando es responsabilidad de la adjudicataria del contrato.
En ese sentido, el Consistorio se ha puesto en marcha para tener lista cuanto antes la calle por las molestias de vecinos y comerciantes, ya que tras las prospecciones arqueológicas, como se ve en la imagen, Aparcisa tan sólo dejó una capa de gravilla en la superficie, sin restablecer la calle como lo estaba antes. La vía se repondrá con gravín y hormigón, para después instalar maceteros y volver a habilitar la zona de carga y descarga. Una intervención que tenía que ejecutar la mercantil y que ha asumido el Ayuntamiento ante la desidia de los primeros, eso sí, sin esclarecer que las obras sean subsidiarias, es decir, que posteriormente se le exija a la empresa el coste de unas actuaciones que tenía que haber realizado.
El portavoz del equipo de gobierno, Héctor Díez, señala que la prioridad es que la calle recupera la normalidad cuanto antes. En cualquier caso, no se trata de un caso aislado, no tanto que el Consistorio asuma unas actuaciones que le corresponden a la adjudicataria, sino la falta de mantenimiento de esta con el patrimonio local. En unas catas posteriores en la Plaça de la Fruita intentaron adecuar la calle de forma diferente a como estada, rompiendo la uniformidad, por lo que desde Urbanismo se les requirió que se ciñeran al estado en que estaba.
Aparte de estos detalles, el olvido y la manifiesta pasividad tanto de la compañía como del Consistorio lucen en los actuales restos que se encuentran al descubierto. Basta con mirar los escombros que hay en las catas de la Plaça de la Fruita tras las fuertes lluvias, tirados en medio del sistema de acequias y patrimonio hidráulico hallado y que siguen sin ser apartados. O las plantas que han vuelto a crecer en los restos al otro lado del Mercado Central, el palán-palán, una planta que germina entre este tipo de estructuras y que puede ensanchar las grietas. Las hay también en los Baños Árabes, el hallazgo de mayor valor encontrado en las inmediaciones del viejo inmueble, que siguen esperando ser declarados Bien de Interés Cultural (BIC) —a priori será cuando se descubran las las partes que quedan por excavar—, mientras la erosión desde su descubrimiento en 2014 es cada vez más notoria, al no tener ningún tipo de protección ni mantenimiento.