Me tropecé el otro día con un libro que no había leído. El autor es el profesor universitario Jaime Rodríguez-Arana y la obra se titula “El espacio de centro”, editado por el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 2001.
El prólogo no podía ser de mejor protagonista que mi admirado Adolfo Suárez, sirva este artículo para recordarle en el sexto aniversario de su fallecimiento del próximo mes de marzo.
Decía Adolfo Suárez que las opciones de espacio de Centro no están aprisionadas por una ideología exclusiva y excluyente y pese a que muchos opinen lo contrario, el espacio de centro tiene unas coordenadas ideológicas y tácticas. Se pueden enunciar cómo;
El entendimiento y el diálogo como método político que elimina la confrontación.
La solidaridad como actitud y talante.
La búsqueda de la solución en una tarea integradora. Desde una revolución silenciosa llama a todos/as a una posible colaboración sobre la concordia y el consenso. Esa fue la clave de nuestra Transición y esa fue la praxis de Adolfo Suárez durante su trayectoria política.
Las ideas del centro político no son nuevas, ya fueron alumbradas entre los clásicos por Aristóteles; “la virtud está en el término medio”, después por Locke, Montesquieu e incluso el propio precursor del utilitarismo; Jeremy Bentham. También entre los contemporáneos; Bobbio se consideraba moderado y afirmaba que entre la derecha y la izquierda existe un espacio intermedio que no es ni una cosa ni la otra y aunque ese mismo espacio distingue divisiones; centro-izquierda o centro-derecha, “siempre queda un espacio indiviso que podría llamarse centro-centro”.
La base de las políticas del centro se encuentra en la búsqueda de la conciliación de los intereses individuales con los intereses generales rechazando los intereses particulares.
Las políticas centristas ponen el acento en la persona respetando su condición plural multidimensional y dinámica y favorecen la integración a través del diálogo.
La filosofía política del Centro coloca a las personas en el centro o en la diana de la acción política. El poder público se legitima en cuanto su ejercicio se orienta hacia ese objetivo. Viendo los datos de rechazo de los ciudadanos hacia la política podemos deducir que los partidos políticos desde hace tiempo, no lo hacen del todo bien.
La clave del político centrado está en la actitud. No se trata de destruir al gobierno que ha ganado ni tampoco de aplastar todas las propuestas de la oposición. No se trata de sacar adelante los proyectos basados en la aritmética sino de incluir mediante consenso, ampliando el ámbito de la convivencia y la participación. La ideología cerrada derecha/izquierda reduce las propuestas que surjan a su alrededor rechazando todas las que no sean de su esquema ideológico propio, se convierten en excluyentes y no inclusivas.
Las políticas centristas no se diseñan pensando en una mayoría parlamentaria sino pensando en una mayoría social, que si de verdad están centradas serán capaces de concitar a la gran mayoría de la sociedad.
Que no sepamos cerrar un acuerdo de Estado en educación, firmar un Pacto de Estado para resolver el problema de las pensiones, que no seamos capaces (ellos) de renovar instituciones fundamentales del Estado, indica que estamos muy alejados de políticas centristas. Desde hace años, cada gobierno que llega se dedica a desbaratar lo que hizo el anterior, es la visión de la política del corto plazo presidida por la competencia electoral, si las grandes decisiones políticas se consensuaran serían válidas para cualquier gobierno.
Si el espacio de centro se caracterizó por la moderación, podemos convenir que actualmente está vacío. La polarización derecha/izquierda y la alianza del último partido político existente de centro; “Ciudadanos” hacia el ala derecha ha dejado vació el centro ideológico.
El centro electoral en España está huérfano. Sin embargo, la mayoría de los electores se auto ubican en él.
P.D. Me chivan que se está organizando algo importante y en ello andan centristas de toda España. Esto promete…