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de la vía pa'arriba / OPINIÓN

El suicidio

18/02/2021 - 

Esta semana varios agentes de la Policía Nacional lograron detener a un joven que iba a saltar al vacío desde el Pont del Bimil.lenari de Elche. En España, según datos del INE de diciembre de 2019, el suicidio es la primera causa de muerte externa. Cada día se suicidan en España 10 personas, (más del doble de víctimas que por accidentes de tráfico) y muchas más sufren las consecuencias. En Europa el suicidio es uno de los mayores problemas de salud pública.

Cuando era pequeña iba al colegio Baix Vinalopó que está junto a otro puente de la ciudad, el puente del Ferrocarril. Hasta que se construyó el del Bimilenario, el del Ferrocarril era el puente elegido por las personas que querían suicidarse para materializar ese deseo.

Desde el patio del cole veíamos muchas veces aglomeraciones de gente tanto sobre el tablero, como bajo, en el cauce y éramos testigos de la llegada de la ambulancia y la policía. Rápidamente circulaba la noticia en el patio, “se ha tirado otro”. Ahora se tiran desde el Bimil.lenari por varios motivos, es más alto y hay menos gente.

Como el suicidio es una realidad que no se puede politizar, esta fuera de la agenda política. Los accidentes de tráfico o el tabaco son otras causas de muerte que el gobierno se tomó en serio y, con mucho esfuerzo, se ha avanzado logrando reducir las muertes tanto por los accidentes como por el tabaquismo.

Los medios de comunicación tampoco lo hemos hecho bien. El poco conocimiento de este acto nos ha llevado a considerarlo como muerte no noticiable. Creíamos que eran cuestiones o decisiones de la esfera privada de las personas, y nos habían dicho que contar como noticia un suicidio podría animar a personas que estuvieran planeándolo a cometer la misma acción.

Hace unos años se suicidó una persona cercana a mi y al poco tiempo otra, sin ninguna conexión entre ellas, no tenían nada que ver, pero los dos estaban en lo que decimos que es “la plenitud de su vida” y aparentemente solo estaban “algo deprimidos”. La realidad nos dio un terrible mazazo y era muchísimo más grave de lo que parecía.

Esos días tuve una conversación con el coordinador de DYA en Elche Antonio Tarí y fue el primero que me abrió los ojos y me aseguró que era muy frecuente para ellos acudir a suicidios y que consideraba que era una realidad que quedaba oculta bajo las alfombras inexplicablemente.

También tuve oportunidad de entrevistar a Dolors López Alarcón, autora del libro Te nombro donde cuenta el terrible tránsito que vivió como madre ante el suicidio de su hija. Por último hablé con una psicóloga, María José Esquitino, sobre el tema y acabé dándome cuenta de que el evitar este asunto y sacarlo de la atención mediático-política estaba contribuyendo a empeorarlo. Al no hablar de ello miramos a otro lado y vivimos en una burbuja pensando que no existe.

De esta manera no se analizan los datos, no se busca denominadores comunes y no se aportan soluciones de conjunto a problemas individuales pero que realmente, son un grave problema para la sociedad. No se ayuda a las personas que lo necesitan porque no sabemos qué les lleva a querer acabar con su vida, no se ayuda a las familias que lloran solas el duelo e incluso deben llevarlo junto con el sentimiento de culpa y a veces incluso la vergüenza que la el catolicismo imprimió al suicidio.

Yo pensaba que quien se suicida es porque ha tomado la decisión de matarse y me abrieron los ojos al señalarme que no es así. Se suicida aquel que no encuentra otra salida a su sufrimiento y lo que debemos es intentar saber por qué sufre y ayudarle de una modo profesional, con asistencia médica y psicológica. También es necesario ayudar a las familias y personas cercanas a superar una muerte de estas características. Y eso solo es posible sabiendo, primero las cifras y la envergadura del problema, segundo hablando de ello y tercero exigiendo políticas que contribuyan a paliarlo.

Suicidarse por una enfermedad mental o por algo que creemos que no podemos superar no tiene nada que ver con el derecho a decidir sobre nuestra muerte y la Ley de Eutanasia. Ahí sí creo necesario respetar la libertad de la persona a decidir algo así, reflexionado y motivada por una situación muy concreta.

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