ALTEA. Con cerca de 23.000 habitantes, el municipio alicantino de Altea cuenta con un 20% de población que supera los 65 años de edad. Lo que es lo mismo, 1 de cada 5 vecinos ya ha pasado la edad de jubilación. Un porcentaje similar al de la mayoría de municipios de la Marina Baixa, que se enfrentan al reto de atender los efectos del envejecimiento poblacional, garantizando la protección y cuidado de las personas dependientes.
A sus 91 años, Encarna forma parte del 82% de mayores en España que prefieren envejecer en casa. Esto es así, en parte, gracias a programas sociales como el Servicio de Atención Domiciliaria (SAD), gestionado en Altea por la empresa Clece, y que desde hace años atiende a esta vecina tres días a la semana. “Aunque todavía puedo valerme, cada día voy a menos. Me ayudan con la compra, la limpieza, la comida…. Y me hacen compañía que es muy importante. El día que viene puedo hablar”, subraya.
Como Encarna, son 60 los residentes en Altea que por distintas situaciones requieren de este tipo de ayuda en casa. En todos estos casos, son atendidos por auxiliares que como Fuensanta, “encontraron su sitio” dentro de este programa municipal, trabajando con mayores: “Trabajo en el SAD de Altea desde hace 20 años. Aunque soy como sus manos, les hago la compra, la casa, les aseo etc., trato siempre de que sean lo más autónomos posible”, señala esta auxiliar de Polop, de 59 años, que conoce a algunos de los usuarios desde hace más de 18 años. “Es inevitable cogerles cariño, acabamos siendo como parte de su familia”. Y entre risas añade, “algunos de ellos dicen que me ven más que a sus hijos”.
Con una trayectoria de más de 30 años, el SAD de Altea cuenta con una plantilla de 9 auxiliares que atienden diariamente a cerca de 60 personas usuarias, con una media de 12.000 horas de prestación de servicio anual.
Desde noviembre de 2020, Clece gestiona este servicio que ha adquirido un valor trascendental durante la crisis sanitaria de la Covid-19, amparando durante toda la pandemia a personas mayores dependientes, siendo en muchos casos “su único nexo con el exterior” y ayudándoles en actividades como el suministro de comida y medicamentos o la desinfección de sus hogares, entre otros. “En los momentos difíciles ahí estábamos nosotras. Nuestro empeño y nuestro trabajo ha hecho que estos mayores hayan superado el confinamiento con nota”, recuerda Fuensanta, quien subraya además que siguen siendo un colectivo “invisible” para la sociedad y para muchas administraciones: “Se nos vacuna por edad cuando nuestro papel es fundamental en el cuidado de los mayores”.
Desde El Albir, María Teresa acude todos los días a Altea para atender a sus usuarios. Destaca lo útil que se siente con este trabajo “aunque no se le vea”: “Son persona que están solas. Nosotras les damos apoyo, les hacemos sentir acompañados, les sacamos una sonrisa.. Les ayudamos a que se valoren. Cuando te dicen que ya no hacen nada en este mundo, tienes que quitarles esa idea de la cabeza con cariño”.
Vinculada al SAD de Altea desde hace años, María Teresa, como el resto de la plantilla, fue subrogada por Clece en noviembre del pasado año. “Estoy encantada con el cambio. Lo he notado en las tablas salariales, convenios, flexibilidad de vacaciones… el servicio funciona de maravilla”.
Desde el ayuntamiento de Altea, el coordinador de Servicios Sociales, Sanidad y Tercera Edad, Braulio Cencerrado, destaca que, desde que se pusiera en marcha este servicio en los años 90, “ha ido cobrando una mayor importancia, presencia y relevancia en nuestro municipio y en la sociedad en general. Especialmente por el aumento de la esperanza de vida, y con la situación excepcional que todos estamos viviendo provocada por la actual pandemia, el SAD se ha convertido en una pieza fundamental como servicio de proximidad a través del cual se garantiza el apoyo, la seguridad, la alimentación y los cuidados de aquella personas en situación de mayor riesgo como son las personas mayores y dependientes”.
Asimismo, el coordinador de Servicios Sociales, Sanidad y Tercera Edad hace balance de los primeros meses de gestión de Clece desde que fuera adjudicataria del servicio “Realizan una labor muy individualizada, promoviendo al máximo la autonomía personal de las personas usuarias, y detectando las necesidades sociosanitarias de éstas, evitando la sobrecarga y agotamiento de los familiares”. Y hace hincapié en la “eficaz coordinación y propuestas de mejora de la calidad de vida de todos los usuarios/as”.
Por su parte, Francisco Serrano, gerente de Servicios Sociales de Alicante y Murcia en Clece destaca que el servicio que se presta en Altea “parte del objetivo de potenciar la autonomía personal de los alteanos; prevenir situaciones de riesgo y mantener a las personas en su medio habitual mientras se fomenta la adquisición de habilidades que mejoren su seguridad, condiciones y calidad de vida".