ALICANTE. El proyecto de construcción de una terminal de graneles en el muelle 17 del Puerto de Alicante, adjudicado a la multinacional Eiffage a cambio de que asuma su explotación comercial por un plazo de 30 años, podría quedar aprobado de forma definitiva en el consejo de administración de la Autoridad Portuaria a principios de abril, después de que sus técnicos hayan evaluado la propuesta de modificación presentada por la concesionaria con algunas mejoras respecto al proyecto básico presentado inicialmente por lo que concierne a sus dimensiones. Los técnicos deben evaluar ahora si esa nueva versión del proyecto constructivo requiere que se tramite una modificación sustancial de la concesión acordada el pasado julio.
Así lo ha apuntado este martes el presidente del Puerto, Juan Antonio Gisbert, en el transcurso de un encuentro informativo, en el que ha apuntado que, una vez que el consejo haya dado su visto bueno a ese último proyecto, la compañía podrá solicitar las licencias correspondientes ante el Ayuntamiento de Alicante y ante la Generalitat Valenciana para contar con el permiso de obra y actividad, de competencia municipal, y con la autorización de emisiones a la atmósfera, pese a que en realidad, según ha insistido, "no habrá emisiones", ya que toda la actividad de carga y descarga de materiales pulverulentos se canalizará bajo techo, a cubierto.
Con ese calendario, según ha apuntado, Eiffage podría estar en condiciones de iniciar las obras incluso a lo largo del mes de junio. El plazo de ejecución previsto es de 12 meses, aunque la construcción del edificio podría estar finalizada antes. Gisbert ha recalcado que, a partir de su entrada en funcionamiento, no se producirán nuevas emisiones de partículas motivadas por el movimiento de graneles.
Así, ha recalcado que todas las mediciones encargadas por el Puerto y las evaluaciones periódicas a cargo de consultoras ambientales homologadas y acreditadas por la Generalitat certifican que los niveles de contaminación se encuentran en los límites de lo que establece la legislación. Y, además, ha señalado que todos los estudios, incluido el que el Puerto encargó a la Instituto Universitario de Procesos Químicos de la Universidad de Alicante (UA) de un año de duración, concluyen que en las mediciones captadas en el entorno del recinto portuario no solo se detecta la presencia de partículas en el ambiente relacionadas con la actividad de los graneles, sino que esa presencia también obedece a otras causas como el tráfico, la entrada de aire de procedencia sahariana o incluso de la propia sal marina.
Como publicó Alicante Plaza, Eiffage presentó su propuesta de proyecto el pasado 5 de febrero, cinco meses después de haberse convertido oficialmente en adjudicataria de la concesión. El consejo de administración de la Autoridad Portuaria aprobó su propuesta el pasado mes de septiembre, tras haber comprobado que reunía los requisitos técnicos establecidos.
Además, Gisbert ha subrayado que el Puerto dispone de un protocolo de funcionamiento propio por el que se aplican paradas de la operativa en los momentos en los que se detectan picos de contaminación. Esas paradas pueden durar solo unas horas o, en casos excepcionales, incluso varios días, como sucedió a lo largo de la semana pasada, cuando se registraron niveles de concentración superiores a lo habitual por la concurrencia de condiciones climatológicas adversas (falta de viento).