ALICANTE. Ahora sí. La multinacional Eiffage ultima el montaje de la terminal antigraneles del Puerto de Alicante, a través de Eiffage Infraestructuras, con la pretensión de iniciar sus pruebas de funcionamiento en vacío "en las próximas dos o tres semanas" y que las instalaciones puedan comenzar a operar a pleno rendimiento entre finales de junio y principios de julio. Así lo han certificado este lunes la consellera de Transición Ecológica, Mireia Mollà, y el presidente de la Autoridad Portuaria de Alicante, Julián López, en una visita institucional al edificio, situado en el muelle 17.
En principio, se había programado que la terminal pudiese quedar activada antes de que concluyese el primer trimestre de este año. No obstante, pese a sortear algunos obstáculos previos (como la crisis de los fletes y el consiguiente retraso de los suministros) la finalización de su construcción ha acabado viéndose demorada por la irrupción de la crisis energética, por el impacto de la guerra de Ucrania y por el bloqueo en la fabricación de componentes electrónicos, según han precisado este lunes representantes de la compañía, durante la visita.
Sea como fuere, la consellera de Transición Ecológica, Mireia Mollà, ha destacado que la nueva nave cerrada de descarga de graneles permitirá poner "punto final a las molestias" denunciadas por los residentes del entorno del Puerto a lo largo de más de una década, "a través de una instalación que concilia la actividad con la sostenibilidad además de ser factor clave para la rentabilidad de la terminal". En este sentido, Mollà ha explicado que "la actividad portuaria resulta importante pero teníamos que ser capaces entre todos de conseguir que fuese más sostenible y garantista para la seguridad ambiental de los vecinos", de modo que la carga y descarga de graneles "pueda seguir contribuyendo a la economía del Puerto, del conjunto de Alicante y de la Comunitat Valenciana, desde la rentabilidad, pero sin generar impactos negativos para la ciudadanía".
Además, tanto Mollà como López han asegurado que la estiba de materiales pulverulentos quedará organizada bajo cubierto y que, en el exterior de las instalaciones, solo se moverá aquellas mercancías autorizadas por la Generalitat que no conlleven emisiones a la atmósfera. Así, Mollà ha incidido en que "la actividad central pasará a la nave cerrada, y posible actividad complementaria, en ningún caso ocasionará impacto", ha concluido. "Los vecinos y la ciudadanía de Alicante puede estar tranquilo en ese sentido", ha señalado, en alusión a los acopios de biomasa que también han suscitado dudas entre los residentes.
"Cualquier actividad complementaria no producirá impactos ni sobre el medio ambiente ni sobre la salud de los vecinos", ha enfatizado. "Dejemos de especular o de tener intranquilidad; lo que demuestra esta infraestructura es que se ha aplicado las mejores técnicas posibles y la mejor tecnología para que la actividad siga a pleno rendimiento sin causar ningún tipo de perjuicio para el medio ambiente y para la salud de las personas". "Cualquier actividad complementaria, como el acopio de biomasa, tiene un impacto menor y se puede hacer en el exterior, como ocurre en otras instalaciones dedicadas al tratamiento de biomasa", ha señalado.
Al tiempo, López ha subrayado que "lo que estamos viendo hoy aquí es fruto de muchos años de trabajo, por parte de la Autoridad Portuaria, de la conselleria y de la empresa Eiffage". "Hemos ido definiendo cuál es el tipo de graneles que pueden generar algún tipo de impacto sobre la salud y todos ellos van a ir dentro de esta nueva nave automatizada, en la que se optimiza la gestión, y si algún tipo de granel se va a trabajar fuera, será los que, de acuerdo con los criterios que ha determinado de manera muy precisa, la Dirección General de Calidad Ambiental, no produce ningún tipo de emisión que sea perjudicial", ha concluido.
Fuentes de la Conselleria de Transición Ecológica han incidido en que las instalaciones se han construido "tras la resolución de la dirección general de Cambio Climático de la conselleria, que ordenaba su creación en los muelles de Alicante, en respuesta a una demanda vecinal de los barrios colindantes que desde hace años vienen expresando su malestar por la contaminación ambiental ocasionada por los movimientos a cielo abierto". Según las mismas fuentes, "el proyecto ha tenido en cuenta alegaciones tanto de los vecinos como de grupos ecologistas y de la Asociación de Consumidores y Usuarios, con el fin de alcanzar el máximo consenso".
La nave cuenta con una superficie de unos 14.000 metros cuadrados y una altura de 26 metros: un espacio que albergará la maquinaria necesaria para el depósito, la carga y descarga de los graneles sólidos a través de un sistema mecánico completamente automatizado. Cuenta con un sistema de aspiración-depresión y filtración en las naves, descarga de camiones en zonas cubiertas, movimiento de materiales en cintas transportadoras cerradas, limitación de velocidad para los camiones y el lavado de ruedas, entre otras mejoras.
Eiffage Infraestructuras se convirtió en adjudicataria de la construcción de la terminal en julio de 2018, después de que la suya fuese la única propuesta interesada que concurrió por la concesión en el concurso convocado por el Puerto en enero de ese año. Después de casi dos años de trámites y modificaciones, la construcción de la terminal se inició en noviembre de 2020, mediante la realización de obras de refuerzo y de estabilización del muelle 17.