ANDRÉS VILLENA OLIVER INVESTIGA LAS REDES DE PODER EN ESPAÑA

“El PSOE está intentando conseguir gratis el voto de Podemos para ganarse al Ibex35”

21/07/2019 - 

VALÈNCIA. En una democracia parlamentaria, la elección de los representantes por parte de la ciudadanía es uno de los actos de conciencia colectiva más igualitarios, un acto no gratuito, que debería conllevar la fiscalización posterior de la acción de esos representantes por parte de los votantes, que demasiado a menudo se muestran perplejos ante la acción de gobierno de aquellos a quienes han elegido. El sociólogo y periodista Andrés Villena Oliver (Elche, 1980, malagueño de adopción), ha mirado por detrás de los nombres que aparecen en los Consejos de Ministros, en los consejos de administración de las empresas cotizadas, en los cuadros directivos de los partidos políticos, para intentar averiguar ¿quién manda en este país?

En su libro Las redes de poder en España, editado por Roca Editorial, demuestra que la democracia española es una carcasa que oculta y protege los intereses de las élites que ejercen realmente el poder en España, detallando, de manera amena y divulgativa, pero también exhaustiva, demostrando un ingente trabajo de investigación detrás, quiénes son los miembros de estos grupos, denunciando sus complicidades, mostrando de dónde salen y dónde se encuentran, de qué manera dominan no solo la política sino también la economía y los medios de comunicación, poniendo al descubierto un fenómeno mucho más decisivo y pernicioso que el de las ‘puertas giratorias’, y no casándose con nadie, no en vano el primer capítulo se titula ‘La era Zapatero (2004-2011): el gobierno del cambio que trajo más élites’.

“Actualmente, se puede comprobar que tenemos siempre los mismos perfiles de ministros, un Ibex35 avejentado, masculino, muy subvencionado, muy conectado con el Estado, dependen de los contratos públicos para todo, poco eficiente, poco competitivo incluso, se ven síntomas de que las élites españolas son muy endogámicas, todos se conocen, todos están casados con todos, lo que parece comprobarse es que al juntarse siempre entre sí, con una narrativa dominante y un pensamiento gregario, con opiniones tan parecidas y un control de los medios tan grande, lo que pasa es que no se dan cuenta que no toman medidas sobre los problemas que tenemos los ciudadanos, y que también tienen ellos: un desempleo estructural que está en el 14/15%, unos problemas de cambio climático que todavía desconocemos, problemas de alimentación sobre los que todavía no se ha investigado lo suficiente, desigualdad, miseria. De algunos nos vamos dando cuenta por iniciativa de los partidos políticos, como la aceptación de la diversidad o la lucha contra la violencia de género, pero sobre otros no se actúa. Y eso provoca que haya reacciones, en forma de surgimiento de nuevas opciones electorales, a veces progresistas, como el caso de Podemos, a veces a modo de antibiótico prosistema, como Ciudadanos, y a veces como fuerzas de revolución negra, como Vox”.

Alicante Plaza ha podido hablar con él, en un momento en que sus reflexiones se encuentran en el centro de la actualidad.

- Empecemos por la actualidad más cercana… ¿crees que es verdad la independencia de Podemos del IBEX35 y las ‘Redes de poder’, y por eso el Psoe es tan refractario a dejarlos tocar ‘poder real’?

Es una pregunta fuerte para empezar… yo creo que ha quedado probado, sobre todo en 2015, que Podemos sí que se podría considerar una fuerza casi totalmente independiente del Ibex35. En el propio libro le dedico un apartado, que se llama ‘El 15M de las patronales’, y cuando Podemos se va a 70 escaños y los poderes patronales hacen cuentas, y ven que hay una parte del Congreso que está controlada por este nuevo partido, además del poder territorial, las grandes capitales que había conseguido, se ponen como objetivo, de manera explícita, lo que ahora está ocurriendo de manera más entre bambalinas, el pedir un gobierno de concentración, porque hay que proteger la Constitución, la unidad de la patria y a estabilidad de la inversiones, que son un poco las ideas fuerza que estas patronales siempre esgrimen, identificando el interés nacional con el interés propio, como si fueran propietarios del territorio español. Entonces, que ahora no salgan a la calle, como sí hicieron en aquel momento, puede demostrar que tienen menos miedo, pero Podemos, pese a su desgaste, sigue siendo una fuerza sin lazos ni deudas financieras ni ideológicas con el Ibex. ¿Al PSOE qué le pasa con Podemos? Históricamente, el Partido Socialista, si se ve cual es la configuración de los Ministros de Economía, Hacienda e Industria, que son los más técnicos, junto con el de Defensa, se comprueba que se alinea normalmente junto con los lobbies dominantes. El ejemplo más claro y más reciente es el de Nadia Calviño, que cuando viene de la Comisión Europea, jura o promete el cargo, agradece a su predecesor, Román Escolano, del PP, que fuera su preparador de oposiciones. El Psoe, cuando gobierna, probablemente con un propósito de mantenerse estable en el gobierno, con lo que demuestra que un objetivo muy claro es la perpetuación, siempre pone a ministros que tranquilizan, por un lado a eso que llamamos Ibex35, pero que son muchas más empresas cotizadas, los fondos de inversión que las tienen controladas, y las instituciones de la Unión Europea, con este tipo de perfiles. Es posible que, por experiencia municipal y autonómica, el Psoe esté intentando hacer todo lo posible para independizarse de Podemos y conseguir su voto prácticamente gratis, por dos razones: para ganarse esa confianza de inversores/Ibex35/poderes más desconocidos, incluidos los medios de comunicación, y para evitar el caos supondría un gobierno de coalición, entendido en tanto que los políticos también se dedican a esto como competición por el poder. Yo, por ser crítico con la izquierda, reformularía el concepto de ‘gobierno de cooperación’, ya que también sería un ‘gobierno de competición’. Creo que lo que Pedro Sánchez lo que no quiere es vivir situaciones de un Ministro de Trabajo, Pablo Iglesias, anunciando una subida del salario mínimo a 1200 €, porque considera que eso, por un lado, le va a restar intención electoral a Pedro Sánchez, y por otro, va a recibir telefonazos de poderes privados y públicos que lo van a poner firmes. Y en esta negociación se está jugando, en noviembre, dejar de ser el partido más votado.

-Y la tendencia natural del Psoe a fagocitar a las fuerzas con las que se coaliciona.

Bueno, ese es el efecto ‘hermano mayor’, en cierto modo es lo que le ha pasado, al contrario, al propio Psoe, en el Ayuntamiento de Madrid, estos cuatro años pasados. Pero sí, Podemos también tiene una cierta desconfianza hacia el efecto fagocitador del Psoe, porque al fin y al cabo el presidente es el presidente. Pero yo, en lo que soy crítico es que, por resumir, pensamos en el Ibex35 y el Ibex35 son 35 empresas que, cuando se estudian, están muy penetradas por grandes fondos de inversión que controlan las mayoría de las grandes empresas mundiales. Al final el Ibex35 no es más que una delegación nacional, muy especializada en España, muy infiltrada en los partidos, los Parlamentos, las fundaciones, en los think tanks y, por supuesto, los medios de comunicación. Hay un aspecto más que se está comprobando, con cierta decepción, que es lo que yo llamo la ‘tecnocracia demoscópica’. Al final, Sánchez es un presidente que está rodeado de serie de asesores y personas cercanas y queridas, y pocas más. Cuando tienes cerca un presidente del CIS que identifica tendencias electorales, pero también contribuye a crearlas, para hacer una especie de extorsión estadística, ‘o te juntas conmigo o en las siguientes elecciones, pasas a desaparecer’, o un Iván Redondo, consultor empresarial-político, sin ideología, que le están marcando cada uno de los movimientos, al final han hecho que estén calculando tantísimo, que hayan dividido el movimiento en tantísimos pasos que no se pueden mover. Esta ‘tecnocracia demoscópica’ está castrando la acción de gobierno y la acción de los partidos, que debería ser formar un gobierno para conseguir fines para la sociedad. Y la sociedad puede acabar castigando esto.

-La paradoja de Aquiles y la tortuga.

Que se ve reflejada en esas acciones fundamentadas en la política dominante hoy en día, que llamamos ‘neoliberalismo’, en la que se identifica el electorado con una especie de amontonamiento de consumidores que tienen preferencias que tienes que satisfacer, con medidas como el rescate del barco Aquarius, y luego otras totalmente contradictorias, que ya inauguró en los años 2000 Zapatero con una serie de medidas dirigidas a diferentes colectivos, porque ya tenía decidido no hacer otras, de reducción de desigualdades, y esa política pública que estamos viviendo es una política de comprar bolsas de consumidores, probablemente por la impotencia de hacer reformas relevantes en la zona euro.

- Hagamos un poco de abogados del diablo: hay mucha gente que considerará natural estar cerca del poder económico, financiero e industrial, considerará eso positivo… voy a poner un ejemplo: mejor muchas sicav tributando al 1%, que sólo una, o ninguna al 35%, no?

Sí, de hecho me puedo ir todavía más del lado del abogado del diablo. La derrota de Tsipras le puede venir muy bien a Grecia. ¿Por qué? Porque ahora vendrá un gobierno genéticamente corrupto, familiarmente corrupto, que había falseado las cifras de déficit y de deuda, que el Partido Socialista y después el partido de Tsipras tuvieron que ir devolviendo, a costa de erosionarse electoralmente, pero como este es un partido que está más cerca del poder económico y que es el mismo partido que lidera la Comisión Europea, pues estar cerca de ellos va a facilitar que vuelvan inversiones, que la prima de riesgo baje y que el despegue económico del país sea mayor. Eso supone negar todo el pasado, ser totalmente hipócrita, pero es verdad que los ciudadanos quieren empleo, bienestar y llega un momento que se desesperan. Al final, si pongo de ministra a Nadia Calviño y no pongo a Nacho Álvarez, de Podemos, es posible que traicione mi campaña electoral y mi ideario, pero en relación con el poder, me mantengo más fuerte y además el público puede percibir que con ministros fuertes es posible que estemos más cerca de que se cumpla la máxima neoliberal aquella de Reagan ‘si dejamos que los fuertes sigan siendo fuertes, ellos invertirán y esos beneficios llegarán’, está bajando el paro, etc.

- Es la importancia de las narrativas. Recuerdo que cuando Daniel Estulin hablaba del Club Bidelberg, parecía que estaba descubriendo una de esas conspiraciones secretas que gobiernan el mundo desde la sombra, es algo similar a lo que muestra Eric Vuillard en ‘El orden del día’, con la élite industrial y económica alemana a los pies de Hitler, pero parece como que ahora mismo les da bastante igual salir a la luz. En el libro utilizas las cita ‘¿La verdad sirve para cambiar las cosas?’, sin embargo no lo parece, al menos no lo ha sido así en el caso de la corrupción.

Sí, es verdad, tanto en lo último que dices, como en lo primero. Hay un autor, William Domhoff, que afirma que la teoría de la conspiración no afirma nada, porque los grandes círculos de poder, en los Estados Unidos, se coordinan a la luz del día, hay una arquitectura de instituciones que permite los acuerdos y no necesitan hacer esas conspiraciones propias de libros relativamente atractivos. Entre otras, hay una razón principal, y es esa narrativa, cuando las ideas de esa clase dominantes son las ideas dominantes, y son compartidas por todos, lo tienes todo hecho. Por ejemplo, una aumento del salario mínimo interprofesional de 200 € al mes provocará un incremento del paro. Esto, la mayoría de los españoles lo concebimos casi como una ley natural. Si lo subimos a 1200, casi preferimos, los que votamos a partidos de izquierdas, que no ocurra, porque es una subida demasiado fuerte, porque provocará paro, debido a que el empresario tendrá muchos costes. Esta suposición, que nadie asegura que sea cierta, no solo la comparten los ricos, sino también los que nos ricos. Esta serie de comprensiones de la realidad, no fundamentadas habitualmente en el análisis de los datos, configuran el estado de las cosas. Al final lo que cuenta es lo que creamos, y esa es una fuerza muy grande para que sigamos votando a partidos que mantienen las cosas como están.

- ¿La verdad debería servir para cambiar la narración?

La verdad ahora mismo no importa. Eso se lo dicen a Varoufakis cuando llega como Ministro de Finanzas: ‘tienes razón, pero te vamos a machacar’, y esto está publicado. O como cuando Julio Anguita se opone al Tratado de Maastricht en el 92, y Borrell y un alto cargo del PP entonces le dicen ‘aceptamos que tienes razón, diciendo que nos estamos metiendo en una castración de la soberanía monetaria y económica, entrando en proyecto de zona euro, pero es que no tenemos alternativa’. Igual que el capital puede comprar los medios para ejercer poder, puede comprar la verdad. Esa es la eterna pelea entre Karl Marx y Max Weber, no importa que haya un esquema de dominación, porque ese esquema de dominación puede vender la narrativa de que es racional e incluso de que es el mejor de los mundos posibles. La verdad es una cuestión de poder. Pero eso no nos quita la responsabilidad de seguir destapando esa estructura de dominación que consideramos que no solo es injusta, sino que además es ineficiente, porque estas redes han acumulado tanto poder, y se han vuelto tan endogámicas, que producen efectos malos para toda la población, incluso para sí mismas. 


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