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El 'oportunismo' de los alcaldes 

5/02/2023 - 

La periodista Lola Tortosa ha publicado este sábado un magnífico artículo en eldiario.es, titulado La fórmula Málaga,  sobre la especie de talismán que esta ciudad genera para el PP y para sus logros electorales. Explica Tortosa que esa fórmula para los populares se basaría en "su tino de calar en el electorado moderado de centro con la herramienta de apropiarse de los logros del PSOE, sean nacionales o autonómicos, y hacer oposición a los gobiernos socialistas a base de agravios, sean también central o regional". Y desgrana la periodista que parte del éxito de la ciudad de Málaga, con su oferta museística, se ha fraguado bajo esa fórmula: los gobiernos socialistas han hecho grandes apuestas en la capital de la Costa del Sol -como la llegada del AVE, reordenación del Puerto; la llegada de algunos centros culturales, etc-, o algunas de esas apuestas, y posteriormente, dice textualmente la periodista, Paco de la Torre, se ha colgado la medalla.

"Ocurre muchas veces con las mejoras en una ciudad, sea cual sea el signo político del regidor, el ciudadano las atribuye a este. El ciudadano no se equivoca, pero sí quienes no saben vender su propia gestión", esboza la periodista. 

Traigo a cola esta reflexión de Lola Tortosa, que me parece muy apropiada para el momento en el que nos adentramos: vienen elecciones municipales y autonómicas y tan importante es vender la gestión propia, como la ajena, y sobre todo, no cometer errores. Y los que ha cometido tu partido - por las razones que fuere o el contexto en el que se producen-, intentar enfatizar tu gestión o logros frente a esas decisiones erróneas o indeseadas.

Cuando coinciden gobiernos monocolores, es difícil que se produzca la fórmula Málaga. La fórmula funciona cuando no los hay. Pongo algunos ejemplos cercanos, en los que coexisten administraciones de diferente signo político. Por ejemplo, en Benidorm, ciudad que esta semana ha sido el foco cultural y mediático por la elección del aspirante que representará a España en Eurovisión. El festival es fruto de la iniciativa de la Generalitat y de RTVE. Y pese a que Ximo Puig ha pasado muchos ratos por allí, es el Ayuntamiento de Benidorm y, su alcalde, el popular Toni Pérez, quien saca pecho todos los días de tal evento: que si la ciudad es trendin topic; que si un concurso de tapas Benidorm Fest, que si el turismo de la ciudad y la ocupación, pero pocas referencias al Gobierno valenciano.  

La Generalitat sí que ha tenido Benidorm en sus preferencias. Otra cosa es que lo haya conseguido, en tiempo y forma. Abrió el centro cultural, que la administración del PP dejó a medias en 2011 y le ha pagado el IBI; está llevando a cabo obras para soterrar el Tram; hay previsto un segundo CDT, y ampliación de centros sanitarios...Toni Pérez no se corta: le discute todas las decisiones, pero, hasta ahora, la medalla de los éxitos de la Generalitat se la cuelga él.

En Alicante, las inversiones de la Generalitat Valenciana han llegado tarde. Es verdad, que Luis Barcala va más al choque. Sólo hay que ver la cuestión escolar. Ahora arrancan las inversiones sanitarias, las judiciales y con suerte, las de transporte público. El lavado de cara de la fachada marítima ya está.  Lo que está por ver es quién se cuelga la medalla. En la Ocean Race, la foto se la llevó Puig. 

Como ven, no hay fórmulas Málaga idénticas, pero funcionan. Pero lo que si parece claro es que el peso de los alcaldes/as en estas elecciones que vienen va a ser clave. Es posiblemente al dirigente político que más conocen.  Y por tanto, quién venda bien su gestión y menos errores haya cometido más fácil lo tiene para repetir. Y no sólo para ello, si no también para lograr el llamado voto dual: que la papeleta sea la misma en la urna local y en la autonómica.

No hay dudas de que el PP va a plantear estas elecciones del 28M como un plebiscito a Pedro Sánchez. Y con esa consigna, querrá que el elector castigue a su alcalde si es del PSOE y, por elevación, a Ximo Puig. De ahí la importancia del oportunismo que ejerzan los alcaldes/as para apropiarse de los logros de la administración superior y sofocar los errores de los suyos. Ahora bien, como ya decía la semana pasada, ya no vale con ganar, sino con sumar con los de tu bloque, o al menos que tus rivales no sumen una mayoría absoluta. Y eso a veces sí que no está al alcance de los alcaldes/as.

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