ELCHE. Como contó este medio el martes, la UTE Urbahormar, formada por Urbaser y CHM, ha solicitado licencia de obras al Ayuntamiento para ejecutar las fases V y VI de la celda 2 del vertedero de Els Cremats, una nueva unidad de explotación cuyas obras durarán entre 4 y 5 meses y cuya explotación está prevista durante 9 años. Sin embargo, desde el sector consideran que se pueden utilizar otras alternativas para alargar la vida útil de estas celdas, y por ende del vaso de vertido —el vertedero— y contaminar menos, y esta pasaría por ejemplo por la instalación de una planta de gasificación. Así lo señalan la compañía ilicitana Greene, especializada en este ámbito.
El modelo de gestión de residuos está cambiando con los horizontes que está marcando la Unión Europea como el 20-20-20 o 2030 y el grado de reciclaje que se tiene que obtener de los residuos. Dentro de ese contexto, la firma ilicitana Greene, que se dedica a la generación de gas de síntesis —syngas—, que permite la generación de electricidad o hidrocarburos eliminación de residuos en vertederos con un impacto al medio ambiente cercano a cero, propone que la fracción rechazo que se vaya a enterrar, se valorice energéticamente. Indican que mediante la planta de gasificación se podría estabilizar la materia orgánica y utilizar la energía obtenida para consumo eléctrico de la propia planta, entre otras utilidades.
Según explica el director comercial de la empresa, Jesús Martínez, la planta gasificadora aumentaría en bastantes años la vida útil de la celda, un mínimo del doble o perfectamente 25 años si se hace bien. Defiende que esta propuesta es acorde a la normativa europea, sólo se depositarían en el vertedero residuos inertes, con lo cual se evitarían los lixiviados —el líquido que suelta la materia orgánica por su descomposición y que contamina el subsuelo—, que a su vez generan olores y gas metano, que es un 20% más contaminante que el dióxido de carbono; el CO2. Por lo que contribuye al efecto invernadero.
Con el posterior sellado al que recurren la mayoría de los vertederos españoles, después de las capas acumuladas se intenta crear una zona verde o ajardinada —como se ve en el proyecto de la celda 2 de Els Cremats— y que vaya absorbiendo los residuos que se van realizando. "Pero si puedes evitar tener esos lixiviados, mejor para el medio ambiente", señala Martínez, ya que son los que emiten el metano.
No obstante, la planta de gasificación no es la única alternativa, también hay proyectos de desgasificación del gas o biogás. Cuando se entierra el material y se sella, con este método se realizan catas para ver en qué parte están las bolsas de metano en la celda y se introducen tuberías para extraerlo y meterlo en un motor que lo transforme en combustible y utilizarlo.
La propuesta de la planta de gasificación de Greene, es que de la fracción rechazo, la parte que no se puede utilizar ni valorizar energéticamente después de la separación de los residuos —parte de papel, cartón, plástico, compresas…— se aprovecharía para syngas, con una caldera o una turbina. Mientras que el proceso de desgasificación tiene que darse después del sellado tras la descomposición de los residuos compactados en la celda, esta planta se utilizaría durante la vida útil de esta nueva unidad de explotación. Con este método se llevaría menos material a enterrar, por lo que la celda tendría una vida mucho más duradera.
Según indica Martínez, la normativa europea también señala que todo el material susceptible de ser reciclado ha de separarse para ello, y después, lo que quede, tiene que ser utilizado en ese proceso de valorización energética, si se dan las condiciones para un rendimiento energético óptimo. De esta forma se entierra sólo la parte que no se puede aprovechar. Un proceso que "en España se está haciendo muy poco, sobre todo debido a que tras la crisis han bajado las inversiones", señala el cargo de Greene.
En ese sentido, desde la firma han tenido contacto con el Ayuntamiento y la Diputación para dar a conocer las alternativas que plantean, y aunque señalan que hay buena aceptación, no se apuesta por ellas finalmente, y ponen como ejemplo, la licitación para mejoras de la planta de residuos por 18 millones de euros como "oportunidad perdida". En cualquier caso, el tratamiento es caro, aunque puede que sólo lo sea 'relativamente' si es asumible por los beneficios para la UTE que explota las instalaciones o simplemente si se compara con el coste medioambiental. Sobre todo teniendo en cuenta en ambos casos, ya que en el caso ilicitano, van a parar los residuos sólidos urbanos de varias ciudades.
En el caso de Els Cremats, son 100.000 toneladas anuales las que se recogen aproximadamente. Según explica Martínez, en un supuesto en el que se recogieran 24.500 toneladas anuales, con el gas obtenido se podría destinar a un evaporador de lixiviados —tienen 30.000 metros cúbicos anuales—, lo que supondría una inversión inferior a los 7 de millones de euros al año. Viendo el volumen de recogida del vertedero ilicitano se trataría por tanto de una cifra elevada, aunque según defiende la compañía, menos contaminante y alargando la vida útil del vertedero, además de cumpliendo los objetivos europeos. Una cuestión que también está ligada con el objetivo de Capital Verde Europea en 2030.