Giorgia Meloni y Santiago Abascal condenan, con matices, el intento de golpe de Estado contra las instituciones de Brasil, con Lula de Silva a la cabeza. Matices: también hay (extrema) izquierda golpista, dicen en el partido de las tres letras. El caso es que apoyan las instituciones democráticas que emanan del pueblo aunque en su fuero interno sean admiradores de Bolsonaro, que niega el cambio climático de igual forma que Mariano Ortolá, portavoz del ente de las tres letras en el Ayuntamiento de Alicante, niega la necesidad del plan de bajas emisiones en el que se contempla, entre otras cosas, la peatonalización de buena parte del centro. Amenazan con un no a los presupuestos de Luis Barcala (PP) después de que éste accediera a vaciar las arcas presupuestarias destinadas para los migrantes, Cooperación, Igualdad y el área fantasma de LGTBI, que nunca ha existido: todo para contentar a los ultras. El CO2 de los tubos de escape es sano para los pulmones, para la piel, y para el arbolado (escaso) que puebla el centro de la capital. Y la capa de ozono, que se me olvidaba.
La alcaldesa de Monforte María Dolores Berenguer (IU) se niega a quitar la Cruz de los Caídos en cumplimiento de la legislación de Memoria Histórica, ahora Memoria Democrática. Doña Berenguer estima que con quitar la simbología falangista es suficiente ya que la cruz en sí misma es un símbolo religioso y no político [sic]. El mundo al revés. Para que luego digan que los de IU, y los de Podemos, son unos quemaconventos. Pues no: la regidora de Monforte es al menos una excepción. Lo mismo que el alcalde de Elche, el socialista Carlos González, que se ha hecho el sueco, y el noruego, para quitar la cruz del Paseo de Germanías: por lo menos hasta las elecciones de mayo. Hábil Carlos sumergido ahora en el temor de que Pablo Ruz (PP) gane las elecciones, en compañía de Vox, como acaba de detallar Cristina Martínez en este mismo periódico. Temor, pánico o terror.
El PSOE, efectivamente, cotiza a la baja....pero Elche siempre ha albergado una generosa bolsa de voto de izquierda: desde las primeras elecciones de la Restauración Democrática, cuando ganó Ramón Pastor: el PP solo ha gobernado un mandato, el de Mercedes Alonso. La cuestión es que Vox ha distorsionado todo el mapa político, no solo en la provincia de Elche. Hay obreros que votan a Vox. Y el problema es que Compromís (socio necesario de los socialistas) ha iniciado una carrera, carrerilla, de autofagocitación en las comarcas del sur: los Mollá, Pascual y Mireia, y toda su hinchada, empujan a la joven todo-terreno Marina González a presentarse a las primarias autonómicas en duelo directo con la vicepresidenta del Consell Aitana Mas. Elche es un hervidero de pasiones y de emociones en los ámbitos de la izquierda valencianista, fragmentada, rota. Los Mollá no quieren ni en pintura a Marian Campello, secretaria autonómica de Innovación, como número dos de la lista municipal: les produce urticaria. El el otro bando (Més Compromís, antiguo Bloc) sí que acata que Esther Díaz, ahijada de los Mollá, encabece la lista aunque añaden una premisa: que se confeccione una plataforma electoral con colectivos y partidos de izquierda (Podemos, IU) para sumar, aunque en política rarísima vez 2+2 suelen ser 4. Curioso: el Bloc siempre renegó de cualquier entente previo con la extrema izquierda. El mundo al revés. Física cuántica es lo que va a tener que aplicar Yolanda Díaz para llevar a buen puerto la operación Sumar. Física cuántica y algo de vudú. Tanto Esther Díaz como Marina González son tituladas en Periodismo. Qué cosas. Marina es además artista, de casta le viene al galgo, y nieta del icono republicano en Elche: don Nazario González.
CODA: Mariano Rajoy ficha a Borja Semper, el rostro más afable del centro-derecha, o del centro a secas, el mismo que hace unos años, antes de la pandemia, sugirió que hay que establecer algún tipo de coexistencia pacífica con el mundo abertzale; recuerdo hasta sus palabras textuales: “Tarde o temprano, nuestros nietos tendrán que jugar juntos en el frontón”. Doctrina heterodoxa en un partido, el PP, donde Bildu es Satán, y el PNV la Diablesa de Orihuela. Ahí tenemos a Borja, El Guapo, para ejercer de arcángel en un territorio político plagado de minas. Me veo a Cayetana Alvárez de Todelo con los abascales.
CODA: Emiliano García-Paje, el presidente manchego, manda más en el PSOE que nuestro Ximo Puig y por eso nos cortan el grifo del Tajo (y un trocito del Júcar). Envenenada diatriba la que el PP arroja sobre el presidente de la Generalitat. Bonito traje el que le han cosido, a él y a Isaura Navarro (Compromís), consellera del ramo. Además de recurrir a la vía judicial, Puig va a tener que sacar algún conejo de la chistera para construir un contra-discurso amortiguador. Ruina agrícola, ruina política. Paco Sánchez, estimado, abandona Cs y tal vez sea el alcaldable del PP en Elda: le va la marcha. Difícil reto: el socialista Rubén Alfaro goza de muy buena salud. El resto del paisaje en la formación naranja es el que es: devastador. Más devastador aún si tenemos en cuenta a los que les gusta hacer sangre del árbol caído, incluidos ellos mismos, los de Cs, o lo que queda de ellos para ser más concretos.