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La Festa ha pasado, a lo largo de los siglos, por una CONSTANTE EVOLUCIÓN

El Misteri d’Elx, siempre en construcción

12/08/2018 - 

ELCHE. El Misteri d’Elx es un organismo vivo que ha vivido, a lo largo de los siglos, momentos grandes y de declive y por ello sigue una evolución natural. Cambios que han permitido que La Festa perdure en el tiempo. A lo largo de su historia se han considerado distintas dataciones de origen, varias denominaciones oficiales y, sobre todo, numerosos cambios en el modo de representar la obra musicalmente. Estas variaciones, a veces más o menos acertadas, han hecho que el Misteri d’Elx llegue a nuestros días tal y como lo conocemos.

La fecha de origen del Misteri d’Elx aún no se ha determinado con exactitud, aunque, según señala el Patronato del Misteri d’Elx, de acuerdo con las investigaciones desarrolladas en los últimos tiempos, tanto sobre la obra ilicitana, como sobre el teatro medieval europeo en general, proponen la segunda mitad del siglo XV como la época más probable para datar el Misteri d’Elx. No obstante hay otras teorías que sitúan su origen entre los siglos XIII y XIV, basadas en leyendas. 

Musicalmente, el siglo XX fue uno de los momentos de mayor cambio en el modo en el que se concebía el Misteri d’Elx. En uno de los momentos de crisis para La Festa, el cronista Pere Ibarra promovió la creación en 1924 de la «Junta Protectora de la Festa de Elche» para revisar escénica y musical de la pieza. La partitura fue depurada por el músico alicantino Oscar Esplá quien, entre otras cosas, repuso la escena de la Judiada, que fue eliminada de las representaciones en el siglo XVIII. Esto consiguió el reconocimiento como Monumento Nacional por el Gobierno de la República en 1931. 

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No obstante, hay deficiencias en el replanteamiento de la escena y la música de Oscar Esplá. Así lo deja ver el profesor José María Esteve, musicólogo y decano de la Facultad de Educación de la Universidad de Alicante, en su estudio Óscar Esplá y el Misterio de Elche. Según plantea Esteve, Esplá expuso la necesidad de una intervención que gustara al público de principios del siglo XX.  Es decir, que la obra no debía interpretarse tal cual se concibió sino que debía evolucionar. 

A pesar de que la mayor parte de las corrientes sitúan el origen de la obra en el siglo XVI, Esplá considera que las primeras melodías son anteriores y que provenían de la música tradicional, datándolas en el siglo XIII. Son ritmos que no figuran exactamente en el consueta y que atribuye a cantos tradicionales. El compositor investigó las diferencias entre la musica del consueta de 1709 y cómo se interpretaba en 1924 para ajustarla a los cánones del XIII y XIV. Sin embargo, al escuchar las piezas musicales resultantes de este cambio, hay influencias claras, en la interpretación del órgano que llevan al siglo XIX. En consecuencia, la versión de Esplá supuso mezclar ritmos medievales con la adaptación de piezas de órgano más propias de la época que vivió.

Para Esteve, durante la representación tendría sentido que en el Misteri d’Elx, a partir del siglo XVII pudiera incluir instrumentos de viento, con presencia de orquesta. De hecho, aunque en el consueta no figuran partituras como tal para estos instrumentos, sí que hay anotaciones y apuntes que dan fe de su intervención, al igual que ocurre con el órgano. De hecho, Santa María contaba en su capilla con instrumentos de viento hasta que desaparecieron por problemas de dinero en 1865. 

Sin embargo, Esplá rechazó por completo la presencia de orquesta o instrumentos de viento, mientras que mantuvo y potenció el órgano, algo, también anacrónico pero que admitió que sonara incluso donde no había indicaciones del consueta. Respecto a las guitarras y el arpa, que Esplá defiende como únicos instrumentos permitidos, solo cuando baja el Araceli acompañado de coro, otros investigadores apuntan a que esos instrumentos, precisamente, serían los elementos más modernos incluidos. 

Puede sonar diferente

El Misteri d’Elx puede tener diferentes interpretaciones y no por ello suponer un desfase o una ofensa a su legado. En 2002, el director de orquesta y musicólogo especializado en música antigua, Jordi Savall estrenó una versión en concierto de la Vespra, la primera de las dos jornadas del Misteri d’Elx, en el Festival de Torroella de Montgrí (Girona). Savall, admirador de la evolución del Misteri, lo considera «como una iglesia que empezó a construirse en la época románica y a la que en su edificación a lo largo de los siglos se han ido superponiendo estructuras de otras épocas y estilos hasta llegar a la forma en la que actualmente la conocemos». Savall construyó una versión en la que conviven la música andalusí con la del renacimiento y el barroco. Admitiendo la participación de mujeres en su interpretación, recurrió a la voz, bien de sopranos o contralltos, como Begoña Olavide, una especialista en música andalusí que con su canto de raíces moriscas aportaba un aire misterioso y enigmático a las monodias de la Virgen. Los intérpretes vocales basados en técnicas de la música renacentista y barroca, o bien interpretaban sus melodías a capela o con el acompañamiento de un solo instrumento. Con un ritmo más rápido que el de las representaciones tradicionales, Savall potenció en su Misteri d’Elx la agilidad renacentista. 

El (no) papel de la mujer 

Existe un debate sobre el veto de que las mujeres asuman los papeles femeninos en las representaciones del Misteri d’Elx, basado en la vetusta prohibición de la participación de la mujer en el espacio público. Este veto se extiende al papel de la Virgen y su cortejo que deben ser interpretados, aún hoy, por hombres. 

En una representación que, inevitablemente, ha ido evolucionando a lo largo de los siglos, introduciendo o desechando instrumentos, ritmos o incluso denominaciones, el debate de incluir a las mujeres en la representación sigue siendo tabú. De hecho, en las pocas ocasiones en las que se ha debatido sobre el cambio, las consultas o la inclusión de expertas, mujeres, en el debate ha sido exigua. Así, en muchas ocasiones, en esos debates ni siquiera han participado mujeres, por lo que, en realidad, tampoco sabemos si a ellas les interesa entrar en él. 

Sobre la postura no abrir el Misteri d’Elx a la interpretación femenina siempre han pesado argumentos puristas y anacrónicos sobre mantener la tradición y de respetar  los orígenes porque La Festa es Patrimonio de la Humanidad y la Unesco podría no ver con buenos ojos el cambio. Pero el Misteri d’Elx ya no es lo que fue hace siglos. De hecho, gracias a su evolución, se mantiene en el tiempo. ¿Por qué no seguir construyendo? 

Acercar La Festa

En 1986, coincidiendo con el tercer aniversario de la inauguración del actual templo de Santa María, se realizó el proyecto Món i Misteri de la Festa d’Elx. Bajo la dirección de Alfons Llorenç, y patrocinada por la Consellería de Cultura, Educació i Ciència formó a un grupo interdisciplinar que trabajó para conseguir explicar la Festa en su contexto cultural, profundizar en su conocimiento y facilitar la difusión. Además, aportaba una relectura adaptada a los tiempos, progresista teniendo en cuenta el lenguaje y la mentalidad de los años 80.

El proyecto incluía una exposición y acciones diversificadas. Desde exposiciones de arte asuncionista en pintura o fotografía, publicaciones, actuaciones en la calle, catálogos con artículos de varios investigadores y escritores, un cuento infantil e incluso una edición crítica a cargo de Carme Gómez y de Francesc Massip. Este proyecto, sin embargo, vio la luz en València y pasó por Barcelona pero a Elche llegó trece años después, aunque recortado y desvirtuado, para promocionar la candidatura del Misteri d’Elx a Patrimoni de la Humanidad.

Iniciativas cercanas a la del proyecto de Món i Misteri de la Festa d’Elx acercarían más a la gente a esta, porque no es solo un espectáculo de entretenimiento, sino una necesidad social. Para evitar que sea considerada como un acto elitista, en un coto cerrado, hay que saber conjugar la representatividad de quienes participan en ella, las personas especialistas que trabajan en ella y que llegue al público al que va dirigida, no solo durante las representaciones. 

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