La construcción del nuevo mercado en Elche es un “marrón” heredado de la anterior corporación. El citado proyecto, que ya está en fase de excavaciones es un conjunto de vicisitudes que pudiera ponerse como ejemplo de opacidad urbanística. Se concede a una empresa privada la ejecución y explotación de reforma del Mercado, durante 40 años de un futuro aparcamiento de tres plantas, un semisótano comercial, y le concede la propiedad definitiva (en pleno centro de la ciudad) de 2 de las plantas. Era alcaldesa la popular Mercedes Alonso quien acabando la legislatura, adjudicó a toda prisa el proyecto a una empresa que va a desarrollar un edificio vanguardista en zona histórica, sin realizar previamente prospecciones arqueológicas ni informes de impacto sobre el tráfico rodado provocando también destrucción del patrimonio histórico. Para colmo de “transparencia” no dejaba participar a los grupos de la oposición en la Mesa de Contratación.
Poco antes de las elecciones se conformó una plataforma civil denominada Salvem el Mercat. En campaña electoral todos los partidos, excepto el PP se opusieron a sacar el proyecto adelante si ganaban las elecciones. Pero aquello quedó en promesa incumplida. Después vinieron los hechos y el cambio de postura en este caso del PSOE alegando que la rescisión del contrato costaría una millonada de dinero público en indemnización. El PP había dejado todo atado y bien atado a favor de la empresa.
También se solicitó por un colectivo ciudadano, entre el que me encuentro, la declaración de Bien de Interés Cultural para los Baños árabes, junto al Mercado Central. Estos baños aparecieron al excavar a escasos dos metros de la entrada principal del Mercado Central y es muy posible que existan más ruinas arqueológicas de interés y dignas de protección en el mismo Mercado Central.
Hay cuatro informes del arquitecto inspector de la Conselleria en Alicante que dice que el Mercado Central debe protegerse porque, en esa zona de la Vila Murada es el edificio más importante después de la Casa Consistorial. Además la Conselleria instó al Ayuntamiento a la declaración de Bien de Relevancia Local en tanto en cuanto se estudiaba la petición de Bien de Interés Cultural. Por si fuera poco, ha aparecido dos ramales de la Acequia Mayor que vincula directamente el edificio con la declaración del Palmeral como Patrimonio de la Humanidad la Unesco. El Palmeral es un bien cultural, no sólo natural, por el traslado de la cultura del oasis del norte de África a Europa con especial relevancia del sistema de regadío.
Existe una cláusula en el contrato de concesión para la construcción y explotación del nuevo mercado que establece que “si durante la ejecución del contrato o como resultado de las excavaciones arqueológicas deviniera la imposibilidad de la ejecución del contrato, se entenderá que forma parte del riesgo asumido por el concesionario sin que pueda dar lugar, en ningún caso, a indemnización de los gastos en que el concesionario hubiera podido incurrir.
Pero el Ayuntamiento nada ha hecho para investigar y acreditar el valor de los restos arqueológicos que pudiera permitir resolver el contrato sin coste económico para el municipio. Además el propio colectivo afectado, se encontraba dividido, no todos los placeros estaban conformes con el Proyecto y muchos de ellos se negaron a ser realojados en un Mercado Provisional que fue otro atropello urbanístico y se construyó sobre un paseo verde emblemático en la ladera del río.
Si nada lo remedia en breve tendremos un edificio vanguardista en el centro histórico artístico de Elche a dos metros de unos baños árabes, la posible destrucción de restos arqueológicos y un colapso de tráfico (así lo acredita varios informes municipales) para acceder al Mercado. La sociedad civil está indignada con la gestión de sus dirigentes. Tan sólo queda que a los placeros les vaya bien.