SOCIALMENTE INQUIETO / OPINIÓN

El liderazgo de los capitanes intrépidos

23/08/2021 - 

Desde hace años tengo la sana costumbre de leer una novela relacionada con el mar durante mis vacaciones de verano, además de otros libros. Este año le ha tocado el turno a la novela 'El negro del Narcissus', de Joseph Conrad, que esperaba paciente en mi biblioteca para ser leída. "Sus páginas constituyen el homenaje – en palabras de su propio autor – de mi afecto inalterable y profundo por los barcos, los marinos, los vientos y el mar inmensurable: los forjadores de mi juventud, los compañeros de mis mejores años de mi vida". Se la recomiendo. Para que tenga otra referencia le diré que para la periodista Aurora Torres esta novela es "conmovedora. Y sincera. Y cruel. Y brutal. Es el retrato creíble de un barco y su tripulación". Conrad sabía lo que escribía, por su propia experiencia en la mar en este velero en una travesía similar de Bombay a Londres pasando por un tormentoso Cabo de Buena Esperanza que casi hace zozobrar a esta embarcación. Es una aventura marinera en su estado puro, de esas que no se olvidan, que se puede contar y aporta enseñanzas para toda la vida.

El mar es fuente interminable de inspiración para escritores de todas las latitudes. También en una ciudad como Alicante que nunca le ha dado la espalda y que el mar forma parte de su centro urbano. Ya lo decía el escritor alicantino Gabriel Miró al manifestar que "mi ciudad está traspasada de Mediterráneo. El olor del mar unge las piedras, las celosías, los manteles, los libros, las manos, los cabellos. Y el cielo de mar y el sol de mar glorifican las azoteas y las torres, las tapias y los árboles. Donde no se ve el mar, se le adivina en la victoria de la luz y en el aire que cruje como un paño precioso. ¡Cómo os quiero y cuán traspasado estoy de esa llama azul dulcísima de Alicante!". Desde que escuché esta definición se me ha quedado grabada en mi piel porque me encanta. "Alicante, traspasada de Mediterráneo”" ya ve, que calificativo más bello, más sabroso; más salado, nunca mejor dicho.

Si hay alguien en la literatura española que ha descrito extraordinariamente al Mediterráneo y su entorno, ese es Arturo Pérez Reverte, influenciado por multitud de travesías en su velero y por haber nacido en una ciudad mediterránea como Cartagena, tan llena de historia relacionada con el mar. Comparto con este escritor su afición por la navegación a vela por el Mediterráneo y le puedo decir que – como a él y al armador del Arión donde navego - me produce una gran sensación de bienestar. En su extensa obra ha tenido oportunidades de expresar su amor por el mar. A eso, añada multitud de artículos donde deja escrito su impronta. Se me antoja el recuerdo de uno de ellos. Permita que lo recorte para no extenderme, pero deje que copie aquí frases enteras con mucha fuerza y delicia descriptiva. Me refiero a su artículo "la niña y el delfín". Le animo a que lo busque en bibliotecas o lo lea entero en redes sociales, lo merece. Dice así: "… navegando en un Mediterráneo azul cobalto y limpio de toda nube – escribe Arturo Pérez Reverte -. Una manada de 15 o 20 delfines rodea el barco. Paré el motor y nos quedamos al pairo en la mar tranquila. Se encontraba a popa una niña de 10 años, una niña intrépida y hecha a todo eso. (…) De pronto oímos una zambullida: la niña se había puesto unas gafas de buceo, tirándose al agua para estar cerca de los delfines". Sin pensarlo, sin decir nada, sin pedir permiso, allí fue, ¿se imagina el susto y la impresión de los que iban a bordo del velero?. "Consideren el sobresalto del padre, al que faltó tiempo para largar la escala y tirarse detrás" – sigue manifestando Pérez Reverte -. "Y ahora imaginen el mar desde dentro, azul intenso y oscureciéndose en profundidad, con los delfines en torno (…) Y a popa, sumergida cosa de un metro y agarrada con una mano a la escala, la niña desnuda en el agua luminosa, mientras los delfines pasaban rozándola". Supongo una gran emoción, sin miedo, a esa edad nada es temible. "Entonces un ejemplar muy jovencito – sigue escribiendo este escritor cartagenero – que nadaba junto a su madre se acercó a la niña, observándola con curiosidad hasta quedar casi inmóvil ante ella, solo agitaba suavemente la cola y las aletas, con esa sonrisa peculiar e indeleble que todos llevan impresa. El delfín y la niña se miraron así durante un rato. (…) Al fin la niña alargó despacio una mano, acariciándole el hocico. Y mientras el padre de la niña nadaba, cauto, manteniéndose a distancia, pero atento a la escena, la madre del pequeño delfín también estaba detrás, junto a la cola de este, sin intervenir, vigilando a su cachorro. Excuso decir que la niña tiene hoy 26 años y mataría por un delfín. Y su padre también (2011)". Una escena preciosa, si señor. Los delfines la facilitan, también la excelente prosa de ese escritor.

Arturo Pérez Reverte narra tanto y tan bien que muchos directores se han visto tentados a llevar sus novelas a la gran pantalla, al cine, como hicieron con "La carta esférica". Les recomiendo el libro. Por regla general, siempre es mejor que la película.

Los ingleses nos ganan por goleada al ensalzar a sus marinos a través de sus novelas, o a través del cine, aunque exageren y hagan creer que siempre fueron los dueños del mar sin reconocer ningún mérito a la Armada española que lo fue antes durante muchos años. Así son. Así somos nosotros, lo contrario. Como si en España no hubieran héroes de la Armada española para contar con orgullo sus proezas. Un montón, ya se lo digo yo. Entre ellos, Blas de Lezo que manco, tuerto y cojo, acompañado con mucho arrojo y valentía por marineros y soldados españoles, además de la estimable ayuda desde las defensas y fuertes de tierra, lideró la defensa de Cartagena de Indias y derrotó a una Armada inglesa compuesta de 195 buques frente a 6 de la Armada española. Fue la mayor derrota naval inglesa de su historia (1741). ¿Cuántas veces se ha llevado al cine español esta hazaña que ayudara a su divulgación y conocimiento?, ninguna. ¿Lo entiende?, yo no.

El escritor inglés Patrick O´Brian, por citar uno, tiene escritas multitud de novelas en las que destaca la pericia del Capitán Jack Aubrey con su corbeta Sophine. Es una lectura amena donde narra sus aventuras. Su novela titulada "Capitán de mar y guerra" es el argumento de la película Master & Commander. Al otro lado del mundo", dirigida por Peter Weir. No se imagina las veces que la he visto. Muchas, de cuyo número no puedo acordarme por ser tantas. Entre cañonazos y otras peripecias marinas y marineras, hay una escena memorable de sosiego en las que Jack Aubrey y el médico Stephen Maturin, interpretan en el camarote del Capitán "La Retreta de Madrid" del músico Boccherini, con violín y violonchelo. Entre cañonazo y cañonazo, caben momentos de paz.

Si hay una novela que contradice lo que he dicho más arriba, es decir, que la película es mejor que la novela, esta es la de "Capitanes intrépidos", de Rudyard Kipling. Claro que fue llevada al cine por el director Victor Fleming, siendo sus protagonistas principales Spencer Tracy en el papel de Manuel y Freddie Bartholomew en el de Harvey. Un niño mimado de padre millonario cae por la borda de un transatlántico. Tiene la fortuna – esta si que lo es – de ser rescatado del mar por la tripulación de la goleta "We´re Here", de Gloucester, que se dirige a los bancos de bacalao en Terranova. Manuel le enseñará las artes de pesca, de la navegación a vela y le da consejos de la propia vida. Tiene escenas muy entrañables, travesías de mucha rivalidad y emoción, … no le digo más. Mejor es que la busque, la vea y disfrute con ella. Lo merece. Seguro que la encuentra en canales cinéfilos, en redes sociales o en YouTube.

Mi afición por la lectura viene de niño. Empecé con tebeos, para pasar a las aventuras de Tintín, con su inseparable Milú y el inconformista Capitán Haddock. Continué con las aventuras de 'Los cinco' de Enid Blyton para seguir leyendo las novelas de Julio Verne – las conservo todas - como 'Un capitán de quince años', 'Veinte mil leguas de viaje submarino', … Hasta hoy, que sigo leyendo novelas, libros de historia y de política, y muchos textos relacionados con Alicante. Todo esto me viene a la memoria cuando veo a Lucas – ya enseñado en las artes de la navegación a vela, de la que su madre fue campeona de España -, sobrino de mi mujer, que con 12 años es un lector empedernido. Lo que llevamos de verano ha leído uno de los libros de Harry Potter, aventuras de "Los Futbolísimos" y la "Trilogía de Mara Turing", sin olvidarse de sus actividades infantiles. Es una demostración clara que hay tiempo para todo y que la lectura no tiene edad.

Como dice el escritor Mario Vargas Llosa, "hay que leer buenos libros, e incitar a enseñar a leer a los que vienen detrás, como un quehacer imprescindible, porque impregna y enriquece a todos los demás". Pues eso.