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vals para hormigas / OPINIÓN

El juego de las cifras del cine

4/01/2017 - 

Las matemáticas son sombras chinescas. Uno coge un par de estadísticas, les da media vuelta y ya tiene el espectáculo montado. Barraca de feria, como las que expandieron el cine. Por ejemplo, y para no desviarnos mucho del tema. Con los resultados del último año de exhibición cinematográfica, descubrimos que pese a los juegos del hambre que Montoro, la piratería (en sorprendente aunque apenas incipiente decadencia) y las nuevas plataformas de exhibición han decidido montar con las salas y los espectadores, resulta que al final ganan los buenos. El cine revive. Ni siquiera el desierto de neuronas de Hollywood ha podido con él. España ha superado los cien millones de espectadores, las cifras de las producciones españolas son estupendas y el sector aporta con el IVA mucho más de lo que recibe en subvenciones. Las matemáticas son así, pegas un pase de porcentajes y los argumentos de los haters de Twitter se desvanecen en el aire.

Los datos aportados por comScore, la compañía que audita los números de la taquilla, también han generado un bonito garabato con las cifras por provincia. Madrid, con el 20% y Barcelona, con el 14%, se reparten un tercio de los espectadores. Valencia es la tercera, con un 5,9% y Alicante, la cuarta con un 4%. Cuentas que demuestran que Valencia está mucho más cerca de Alicante de lo que cree, con esa tortícolis que le impele a mirar hacia arriba, como si formara parte del generalato y no de la tropa de suboficiales. Ya no estoy hablando solo de cine, claro. Los dígitos provinciales convierten a Valencia en lo que es, ese piso intermedio que aparece en la película Cómo ser John Malkovich, que quizá no sea el entresuelo, pero está muy lejos de ser el ático. Hasta los propios ciudadanos creen que su balcón está a la altura de la noria del Prater de Viena que aparece en El tercer hombre. Camps y Rita se sintieron ungidos con las llaves del ascensor y así hemos acabado todos. Con el fútbol por los suelos.

Los cuatro millones de espectadores de Alicante, finalmente, confirman que en esta provincia, a los únicos a los que no les gusta el cine es a los propietarios del Ideal. Bueno, también dudo del exconcejal Fernando Llopis, quien disfrutó con Prometheus. Los dueños de la clásica sala cinematográfica están en todo su derecho de tratar de sacar el mayor rendimiento al inmueble, faltaría más. Pero aflojar los términos de la negociación les serviría, como mínimo, para dar nombre a una calle, ahora que tenemos a los de Google Maps trabajando a destajo. También se garantizarían la gratitud eterna de quienes nos hemos criado con la descabellada programación de los Astoria de Paco Huesca. Incluso lograrían que Valencia volviera a sentirse muy por encima de Alicante, ya que desde el Consell harían todo lo posible para que el antiguo cine de tres plateas y más de mil butacas no se convirtiera en la Filmoteca que la cuarta provincia de España en número de espectadores merece.

@Faroimpostor

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