ALICANTE. Vaya por delante que todos y cada uno de ellos, empezando por el Hércules, se ha ganado a pulso (tanto deportiva como institucionalmente) el tener ahora mismo pie y medio en la cuarta categoría del fútbol español, pero es verdad que el formato de competición elegido por la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) para la Segunda B 2020/21 ha ayudado mucho.
Ahora en Las Rozas se encuentran como Real Murcia, Hércules y Córdoba, los principales clubes de fútbol de tres de las 12 ciudades más pobladas de España (Murcia, séptima; Alicante, undécima; y Córdoba, duodécima), un campeón de Liga como el Deportivo de La Coruña o el Racing de Santander, con 44 temporadas en Primera División a sus espaldas (es el decimocuarto en la clasificación histórica), por no hablar de una entidad de la solera del Numancia, tienen muy complicado formar parte de la primera edición de la Segunda B-Pro o Primera RFEF, la nueva 'niña bonita' de Luis Rubiales. Si ya estaba por ver que pudiera sacarle el rendimiento (especialmente económico) al que aspira, ahora todavía más...
Otros como el Recreativo de Huelva, el club decano del fútbol español (declarado Bien de Interés Cultural), ya saben que no jugarán en esa nueva tercera categoría cuya existencia era tan necesaria (desde hace décadas) como torpe ha sido su forma de parirla: bueno, torpe hasta cierto punto, pues es consecuencia de una no menos discutible decisión de cancelar el fútbol no profesional sin descensos (algo que no hubiera librado al Hércules, entre otros, de pegarse el morrón) para asegurarse determinados apoyos...
En una carta dirigida a los medios, el expolítico y expresidente del Deportivo de La Coruña, Augusto Joaquín César Lendoiro, decía la semana pasada que la RFEF "había perdido una gran oportunidad de echarle un pulso" a la Liga de Fútbol Profesional (LFP), con una competición diseñada "por el enemigo" y que "precisa de un cursillo para poder entenderla". Aunque resulta harto complicado que desde Las Rozas le puedan ganar el pulso que sea a la LFP, por mucho que cuenten con la normativa de su lado, sí es verdad que el invento de Rubiales, un 'Frankenstein' con cinco grupos (diez subgrupos de composición desigual, no solo a nivel numérico) y más de 100 equipos y un formato de competición por fases, reduciendo a la mínima expresión la competición regular (18 o 20 jornadas, en función del subgrupo), se puede calificar ya de fracaso.
La clasificación con coeficientes en algunos subgrupos en la fase regular; el que se arrastren los puntos a la segunda fase en la que se cruzarán equipos con dos partidos más a sus espaldas que otros y que ahora tendrán jornadas de descanso; que haya grupos en los que van a empezar a preparar la segunda fase sin conocer el calendario; o que el 'play-off' de ascenso a Segunda A sea de formato reducido, al que llegar primero tampoco otorga ventaja, son solo algunos de los éxitos de Rubiales del que en la 2008/09 fuera futbolista del desaparecido Alicante CF. A finales de mayo seguro que podemos añadir otros a la lista, como la desaparición de más de un club histórico.