ALICANTE. El pasado jueves 30 de junio el Hércules debía haber abonado a sus acreedores ordinarios el 13% de lo que les adeuda, después de reactivarse en la temporada 2021/22 las obligaciones de pago contenidas en el convenio de acreedores suscrito en 2012 y modificado en 2017.
De acuerdo con el texto del reconvenio aprobado por sentencia del Juzgado de lo Mercantil número 1 de Alicante de 21 de diciembre de 2017, debía haber hecho ese pago por medio de una transferencia bancaria, pero no lo hizo por dos razones: por un lado, porque en los dos meses anteriores un buen número de acreedores le vendieron sus respectivos créditos a Enrique Ortiz; por el otro, porque con el resto se encuentra inmerso en una negociación con el club para alcanzar un acuerdo extrajudicial que permita a la entidad contar con más margen para pagarles.
Después de los citados movimientos por parte de Ortiz en los dos últimos meses, la suma que el Hércules debía haber transferido a sus acreedores el pasado jueves ronda los 250.000 euros. La forma de pago de esa cantidad y de los algo más de 1,7 millones restantes (a esa suma asciende hoy una deuda con los acreedores ordinarios que superaba los 6,5 millones en abril) es lo que precisamente negocia el club a día de hoy tanto con LaLiga como con la Asociación de Futbolistas Españoles, entes que aglutinan la voluntad de más del 60% de los titulares de la masa ordinaria.
La voluntad de las partes es tendente a cerrar un acuerdo en breve. El primer equipo blanquiazul milita en una categoría deficitaria por lo que su capacidad de pago es nula, mientras que los acreedores prefieren esperar a no cobrar nunca (el patrimonio del Hércules es ínfimo por lo que su liquidación no sería una solución para nadie).