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reflexionando en frío / OPINIÓN

El frío de la izquierda valenciana

25/06/2024 - 

Un genio de la ingeniería de la gestión de residuos ha ejecutado la pulcra idea de poner en una zona de la ciudad en la que vivo los contenedores de basura enfrente de los portales de los bloques de edificios; la putrefacción orgánica nos obsequiará con un aroma nauseabundo deconstruyendo la fragancia de cualquier mikado. El caso es que le envié un mensaje a un concejal de Compromís de la oposición haciéndole llegar esta insalubre medida e ignoró mi ruego pese a ser interesante cuanto menos en términos de política municipal. Debía estar ocupado en otros derroteros, en pequeñas batallas culturales superficiales que tienen poco impacto en la ciudadanía, pero mucho calado a nivel electoral.

Hay un rumor en la región que desliza la conjura de los crédulos que sugiere la perpetuación de Carlos Mazón en el gobierno autonómico, apuestan a que la victoria del pasado año no fue más que el principio de una larga etapa de dominio Popular que recordará al de tiempo atrás. De forma categórica desprecian que los ocho años de Consell izquierdista no han sido más que el precio que ha tenido que pagar el PP para salir del purgatorio por las sospechas de corrupción en los gobiernos de Zaplana y Camps; una vez aclarado todo y sumado a la reapertura de la causa de Mónica Oltra parece que al progresismo valenciano le espera un largo tiempo en el pozo de la irrelevancia legislativa. La oposición es un infierno, hace un calor tan abrasador que parece desorientar a los que sucumben a los tentáculos del kraken que frustra todo intento de sacar la cabeza y de ejercer una oposición útil en el triángulo de las bermudas del gallinero. Si en la política autonómica los que gobernaban y no se han ido al cuartel de invierno del gobierno central como Arcadi España o Rebeca Torró, están deambulando por Valencia y se dan cuenta de que no pueden entrar en el Palau, en ciertas ciudades la frustración se ha cronificado al no conseguir doblegar al PP en años pese a todo; en el fondo de su alma saben que es vano todo esfuerzo y ven imposible gobernar. Me recuerdan a Alberto Nuñéz Feijóo y su caminar errante disparando a todo aquel que se le ponga por delante, incluso a la Casa Real por no invitarle al décimo aniversario de Felipe VI.

Cuando se plantean dilemas electorales preguntando las razones por las que el votante clásico del progresismo termina escogiendo opciones alejadas de la izquierda, la Comunitat Valenciana podría servir de campo de pruebas. Pese al liderazgo de Diana Morant el PSOE todavía está neutralizado (quizá porque la ministra de Ciencia sabe que Pedro Sánchez está haciendo la cobra a la mayoría de las regiones con el asunto de la financiación) y Compromís, el que podría aprovechar la incomparecencia teórica de los socialistas prefiere recrearse con asuntos menores. Aspectos de poco calado a nivel práctico, pero con mucho germen ideológico con el que abonar el terreno y crecer electoralmente en determinados nichos. Causas ecologistas, animalistas, fiestas populares… La izquierda caniche se ha vuelto farandulera, ahoga sus penas en el recogimiento espirituoso de su trinchera cultural mientras la verdadera batalla está ahí fuera. Sus votantes huérfanos siguen repudiados mientras intentan sobrevivir en el ostracismo abrazando causas perdidas mientras dan la espalda a lo que de verdad es importante. Anda que no hay cosas que reprochar a los gobiernos del PP y Vox y los ahí que todavía siguen sin levantarse tras la caída del caballo y venden la eliminación de los carriles bici o la tala de árboles como una masacre; no ven el bosque de problemas que se cierne frente a ellos. 

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