CALP. El esqueleto de un hotel a medio construir preside una de las zonas más bellas de Calp, el acantilado de Borumbot y la playa del Arenal, que está a los pies de la montaña. Esta obra lleva dos años parada y ha generado malestar y miedo entre los vecinos del entorno, que temen que haya ocupas, actos vandálicos y que denuncian que ven a gente entrar por las noches.
Este inmueble está a la venta. Varias agencias de Calp lo ofrecen a sus clientes por ocho millones de euros. La oferta consiste en adquirir la obra concebida para un hotel boutique, con encanto, en una gran parcela de unos 4.000 metros cuadrados frente al mar. El propietario de los terrenos y de la edificación es un empresario de Kazajistán, que compró dos solares por cuatro millones de euros y los unió.
Inició las obras antes de la pandemia y llegados el primer confinamiento todavía se veían operarios, según los vecinos, cuando estaba permitido trabajar en la construcción. Pero después todo quedó paralizado. “La empresa entró en concurso de acreedores y desde entonces la edificación lleva dos años parada”, han indicado los vecinos.
La intención era crear un hotel con encanto y la obra está planificada y ya levantada para un establecimiento de 22 habitaciones más los espacios habituales, de relax, restaurante o piscina. La empresa en los primeros trabajos hizo un “gran agujero para crear varias plantas subterráneas”, tres han afirmado los vecinos.
Al poco de ver la obra paralizada y el estado de la parcela, los residentes se agruparon. Son algo más de una decena de propietarios de viviendas del entorno que consideran que el estado de este hotel de Borumbot “está trayendo problemas”. “Entra gente por las noches, los vemos con sus teléfonos móviles, no sabemos si hacen fotos al resto de viviendas o qué hacen, pero tenemos miedo”, han precisado.
La obra quedó parada en 2020, por lo que lleva justo dos años sin actividad. Desde entonces una gran valla de acero rodea la construcción y ocupa aceras de la calle Roger de Llúria, “uno de los accesos al arenal”. Esto hace que una acera esté inutilizada y que los bañistas y los propios vecinos tengan que transitar por la calzada, “con el peligro que eso supone”, han agregado.
Además la valla deja dentro de la parcela varias farolas, que los vecinos quieren que se recuperen. Este perímetro, han asegurado, es de un material bueno y resistente “por lo que alcanza altas temperaturas en verano, lo que puede generar quemaduras si alguien lo toca sin saberlo”. Han reclamado que el cierre se circunscriba a la parcela, sin ocupar parte de la calle.
Los vecinos han contado que a los meses de paralizarse la obra acudieron al Ayuntamiento, donde fueron recibidos en el área de Urbanismo por el concejal Juan Manuel del Pino. “Nos atendieron muy bien. Explicamos que sabíamos que era una propiedad privada, pero que no podían estar ocupando vía pública con la valla y que había que actuar para evitar que fuera ocupada”. Han agregado que después de ese encuentro no han tenido noticias municipales.
Alertan de que está en riesgo también la Bandera Azul del Arenal. “Los accesos son importantes y el vía que ocupa la valla es de doble sentido, en verano hay mucho coches aparcados en lugares que no son adecuados y esto complica la circulación mucho. Pedimos que se regule y sólo sea en un sentido. Que hay un edificio con este aspecto creemos que puede hacer peligrar el distintivo”.
Desde Urbanismo han confirmado que el hotel está parado hace dos años y que es una propiedad privada, por lo que el consistorio no puede actuar ni tomar decisiones. Del Pino ha precisado que en alguna ocasión “llaman” empresas o promotores interesados en el recinto, pero que explican que ahí el Ayuntamiento no tiene nada que ver. El titular de Urbanismo ha añadido que si otra empresa se queda el edificio se tendrán que revisar los permisos para ver qué puede hacer, en caso de que no quiera seguir con el proyecto de hotel.