ALICANTE. El sector inmobiliario, uno de los grandes motores de la economía de la provincia de Alicante (5.400 millones de euros de facturación en 2019), ha demostrado una mayor capacidad de resiliencia a las sucesivas oleadas de la pandemia que otros como el turismo o el comercio, porque su cadena de valor se dilata a lo largo de dos años y las restricciones no tumban una venta con tanta facilidad como una reserva de hotel. Pero eso no significa que no esté acusando el golpe de la tercera ola y la aparición de nuevas cepas, que han llevado a otro cierre de fronteras, interiores y exteriores.
La decisión de comprar una vivienda no es impulsiva, y por tanto anularla tampoco, pero la sucesión de dificultades añadidas desde la pasada primavera (teniendo en cuenta que un mes clave para las ventas de todo el año es tradicionalmente el de mayo), y que ahora no atañen solo al comprador extranjero, sino también al doméstico, que lo estaba compensando, sí ponen en peligro una importante porción del mercado, que los expertos calculan en un 30% de la facturación anual. Es decir, en el caso de las ventas de viviendas a extranjeros, unos 1.000 millones de euros en el primer tercio del año 2021.
"Hay mucha demanda potencial, percibimos mucho interés", indica una fuente del sector, "pero el problema es que no pueden venir a visitar los inmuebles, o a escriturar". Otro promotor señala que "en general, el comprador extranjero no tiene problemas en pagar la reserva de una vivienda desde su país, pero luego hay que convertir la reserva en una venta, y todavía existe una barrera en cuanto a comprar una vivienda sin verla antes". Por tanto, la imposibilidad de viajar a Alicante para visitar el inmueble impide que la citada demanda potencial se transforme en demanda efectiva.
Precisamente, la patronal de los promotores alicantinos, Provia, pedía esta semana a la Generalitat que trabaje a favor de un corredor sanitario seguro para permitir la entrada en la Comunitat Valenciana de aquellas personas que tengan previsto desplazarse para adquirir una vivienda. Provia propone en un escrito presentado tanto a presidencia como a Turismo que, para formalizar una residencia en la Costa Blanca, la promotora genere una invitación formal al cliente o potencial cliente, que justifique ante las autoridades y Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado la presencia de un no residente en la provincia de Alicante.
En este sentido, la asociación de promotores calcula que cada año se realizan a la provincia unas 34.000 visitas expresamente para acudir a una vivienda en la que se está interesado, de las que unas 22.000 terminan cristalizando en compraventa. El problema en estos momentos es que no solo no pueden venir compradores extranjeros (el Reino Unido, por ejemplo, aporta una quinta parte del negocio históricamente), sino que la movilidad de los compradores nacionales, que durante 2020 compensaron parte de la caída de las ventas, también se ha complicado notablemente.
"El comprador nacional, que acude a Alicante desde otras partes de España en busca de una segunda residencia, suele aprovechar los fines de semana para visitar la vivienda en la que está interesado, conocer el entorno... y ahora los fines de semana no se puede llegar", indica uno de los promotores consultados en alusión al confinamiento de los grandes municipios desde las 15 horas del viernes. Una medida que se suma al cierre perimetral de la Comunitat desde finales del año pasado y que sigue vigente, complicando aún más si cabe la movilidad del comprador de vivienda.
Una paradoja más, ya que según otra fuente, en el caso del mercado nacional "la gente que puede permitírselo está comprando más ahora que antes". En este sentido, cabe recordar que varios estudios apuntan a un cambio en la demanda inmobiliaria desde el confinamiento del año pasado hacia viviendas amplias con espacios abiertos, en previsión de tener que afrontar un nuevo encierro. "La primera residencia está deprimida, pero ya lo estaba antes de la pandemia", indica otro promotor, "pero la segunda residencia estaba tirando mucho hasta este nuevo encierro".
Sin pandemia y sin restricciones, las distintas fuentes del sector consultadas por Alicante Plaza consideran que las ventas de viviendas a extranjeros podrían suponer unos 3.000 millones de euros este año, contando vivienda nueva y usada. El confinamiento 'bis' pone en peligro o al menos envuelve en la incertidumbre la realización de una tercera parte de dicho valor, los citados 1.000 millones de euros. Sin corredores seguros como los que propone Provia, no queda otra que esperar a que la vacunación avance, las temperaturas suban y la curva vuelva a tocar mínimos como el pasado verano.
En 2020, el coronavirus le dio un bocado del 25% al negocio inmobiliario en la provincia, con datos del mes de noviembre recopilados por el Instituto de Estudios Económicos de Alicante (Ineca). En la segunda mitad del año y hasta que llegó la tercera ola en Navidad, la curva de las operaciones inmobiliarias volvió a la normalidad (entendida como el solapamiento con los datos de los dos ejercicios precedentes), pero no recuperó el terreno perdido pese a la teórica no estacionalidad del producto. El director de Estudios de Ineca, Francisco Llopis, señala al respecto que "se apunta a una evolución favorable, pues en los últimos meses se han alcanzado los mismos valores que en los años anteriores, pero el hueco que nos hizo la pandemia no se cubre en el acumulado del año".