El Centro Hernandiano de Elche reabre como eje literario tras años cerrado o con escasa actividad

ELCHE. En octubre de 2016 el equipo de gobierno inauguraba el Centro Hernandiano junto a la nuera de Miguel Hernández, Lucía Izquierdo, así como el nieto del escritor (de mismo nombre y apellido), además del alcalde de Quesada, Manuel Vallejo, depositario del legado hernandiano. Un gesto precisamente para intentar pasar página por la pérdida del mismo bajo el mandado popular. El proyecto pretendía abrir líneas de investigación sobre la obra del poeta oriolano, así como actuaciones de marcado carácter didáctico y de promoción de la literatura. Sin embargo, estuvo cerrado hasta diciembre de 2018. Desde entonces estuvo allí la Asociación de Bellas Artes. Y después llegó la pandemia. Ahora, abrirá rebautizado como 'Espacio Hernandiano' para ser un eje literario local y provincial.

El inmueble, que ya había estado cerrado durante la legislatura anterior con Mercedes Alonso, ha estado desde su inauguración en 2016 vagando sin rumbo fijo, con un inicial proyecto fallido y después con el grafiti de ROSH en 2017 y con parches como algunos recitales de escritores hasta ahora con la Asociación de Bellas Artes ilicitana, que le dio algo de contenido hasta que la pandemia hizo acto de presencia. Por si no fuera poco, a finales de 2020 hubo que actuar porque había un panal de abejas y se convirtió en un problema relevante, además sin poder ser tratado con cualquier producto al estar al lado el Archivo Municipal. 

A la tercera, ¿la vencida?

Finalmente, desde la concejalía de Cultura se ha repescado de nuevo el espacio para tener otro espacio cultural, esta vez centrado en la literatura, que en cierta forma podría tener cierto estertor de la propuesta inicial de 2016. Así, además de rebautizarlo, será el tercer intento de dotarlo de contenido de forma estable, si bien lo de pintura era más bien algo provisional. Colectivo al que por otra parte habrá que buscarle otra sede, y no anda sobrada la ciudad de espacios culturales. 

En cualquier caso, será un espacio vinculado a la literatura, ejerciendo como sede de encuentros, foros, conferencias y actos de las asociaciones de escritores, que en la ciudad llevaban tiempo pidiendo espacios, así como para las asociaciones de periodistas o colectivos también relacionados con la poesía o incluso docentes. Según la edil de Cultura, Marga Antón, "ha de ser un foco para impulsar el talento en la escritura, queremos que gane referencia a nivel provincial". A este respecto, no se pretende que sea ni un hotel de asociaciones ni un contenedor cultural, sino un espacio más en el que la concejalía proponga la línea pero también que se nutra de la misma a través del nicho literario.

Se está trabajando ya en la programación anual, que será cosa del programador de L'Escorxador José Luis Mas, aunque de momento ya hay cerradas fechas hasta junio. Asimismo, si hay interés y empieza a funcionar, se plantea ampliarlo con uno de sus despachos. Además se pueden celebrar pequeños conciertos, y hay que tener en cuenta que tiene también un patio interior, por lo que es un espacio interesante que explotar. Con una disciplina que no tiene lugar de referencia. Ahora quedará por ver si tiene demanda y hay contenido que darle anualmente.

Su nueva inauguración será el viernes 23 de abril, Día del Libro. Se aprovechará para rescatar la exposición 'El Laberinto de la Memoria' en la Orden Tercera, por donde ya pasó. Ese día se mostrará ‘Gabinete de crisis’ de Nelo Curti. El 24 de abril tendrá lugar ‘Maleïts feixistes’, de José Antonio Quesada Coves. Ambas muestras formarán parte del ciclo ‘descifrando autores’. El 21 mayo se estrenará el ciclo ‘Vertientes’ con ‘Recitango’, de Hugo Marín; y el 28 de mayo con ‘Infinito: cuerdas y papel’, de Txus Amat. En junio habrá un ciclo de mujeres creadoras como Goya Riera, Dulce Quesada, Vera Lebrón y Matuska Project. 

Respeto a la imagen gráfica del centro, se ha reutilizado el símbolo de la ubicación para destacar dónde se quiere referenciar al poeta, combinando con la imagen de una pluma por el espíritu literario. “La tipografía divide las letras por un espacio vertical y parece que las palabras estén encarceladas recordando la tragedia de Miguel Hernández”, apunta Sergio Delicado.