ALICANTE. Lo recuerdo como si hubiera ocurrido ayer mismo: el Ramón de Carranza a reventar, tan bullicioso como siempre y que enmudecía cada vez que Chechu Flores se hacía con el esférico y miraba a la portería rival.
"El calvo", exclamaba una y otra vez un cadista sentado dos filas más abajo de la zona de prensa. Era la tarde-noche del 19 de junio de 2016, un día en el que el protagonista terminó siendo otro calvo, el exblanquiazul Carlos Calvo que a cinco minutos para el final aprovechaba una falta frontal para batir a Chema y poner de cara para su equipo la eliminatoria final de ese 'play-off'.
Hacía poco más de un año del atraco perpetrado por Sánchez Laso, ese árbitro extremeño que se sacó de la manga una pena máxima que dejó al equipo blanquiazul fuera del camino del ascenso en favor de un Cádiz que no era superior al equipo que entrenaba Manolo Herrero. La imagen de Chechu abandonando bajo la lluvia el terreno de juego, con su gesto de rabia hacia el palco del coliseo gaditano (fotografía que encabeza esta pieza y cuyos derechos me pertenecen si bien, hasta el día de hoy, curiosamente, solo el Hércules se ha dirigido a mí para hacer uso con fines comerciales/económicos de la misma, concretamente de cara a la campaña de abonos de la 2015/16) ha quedado grabada a fuego en la memoria del sufrido aficionado herculano. Una semana antes el jiennense había anotado dos goles en un partido de ida en el que el arbitraje también dejó mucho que desear (el Cádiz recortó distancias en una acción en la que Chema fue objeto de una falta escandalosa). Ese día Chechu jugó con un dedo del pie roto, lo que unido a su doblete le valió el sobrenombre de 'El Cid'.
El Hércules 2018/19 ya no era ese equipo blanquiazul de 2015, 2016 o 2017, de 'Chechu y diez más'. Que no ganaba si el centrocampista no estaba sobre el terreno de juego y en el que este era el máximo goleador; el club hizo el curso pasado una significativa apuesta económica y de cara a la 2019/20 mantiene esa política: plantilla amplia, con fondo de armario y de calidad contrastada. Y Chechu, a sus 35 años, tras cinco temporadas y 167 partidos oficiales con la camiseta del Hércules no entra en los planes de este: el club hacía oficial la mañana del martes lo que era una secreto a voces desde hace días; una decisión que el propio futbolista aireaba minutos antes en las redes sociales, pero que no por esperada dejó de impactar en el aficionado. Esa es la grandeza de Chechu, que se va en el momento más bajo de su etapa como blanquiazul y lo hace por la puerta grande, algo que de lo que hay contados ejemplos en el club del Rico Pérez.