ALICANTE (EFE). El artista alicantino Daniel García Andújar indaga en su exposición El tercer estado en los paralelismos entre los años veinte del pasado siglo y los veinte del siglo actual, y sugiere puntos de contacto entre las consecuencias sociales de la Gripe Española de hace cien años y la COVID actual. La muestra, que se puede ver en La Virreina de Barcelona hasta el 27 de septiembre, reúne cuarenta proyectos que utilizan todo tipo de lenguajes, desde el vídeo hasta los carteles políticos, pasando por maquetas, fotografías y hologramas, para detectar las vinculaciones entre dos momentos históricos separados por un siglo.
"Estamos hermanados con los años veinte del siglo pasado por cierto agotamiento de sistema, fuertes diferencias de clase y una transformación del modelo productivo", ha señalado a Efe el artista alicantino. Hace años que García Andújar investiga las preocupantes similitudes entre nuestros días y el periodo previo a la Guerra Civil, la Segunda Guerra Mundial y los fascismos, y la irrupción del COVID ha sido una triste coincidencia que ha venido a echar más leña al fuego, puesto que también se produjo una pandemia devastadora en los primeros años del siglo XX.
Más allá de las inquietantes coincidencias numéricas (la Gripe Española se extendió por el mundo entre 1918 y 1920), Andújar observa que aquella crisis sanitaria llegó en un momento en el que el desarrollo industrial había impulsado las comunicaciones, de la misma manera, y salvando las distancias tecnológicas, que ahora se ha disparado la movilidad. Si en aquellos años hubo un fuerte desarrollo industrial que cambió los modelos productivos y cuyos resultados se pudieron comprobar en la maquinaria de guerra utilizada en las contiendas posteriores, hoy "estamos pasando de la sociedad industrial a la informacional".
Este proceso de digitalización está presente en muchas de las piezas expuestas, como el robot que abre la muestra y se rebela ante el papel que se le han adjudicado en el mundo laboral. "Siempre he intentado que mi obra se interprete con el contexto", ha explicado el artista, y en este caso toda la parte de la exposición que aborda los avances tecnológicos y como éstos afectan a las estructuras laborales adquiere nuevos significados en estos momentos de eclosión del teletrabajo.
La exposición fue diseñada antes de la pandemia y, de hecho, debería haberse inaugurado el fin de semana que se decretó el confinamiento, por lo que estuvo desde el 14 de marzo hasta el 9 de junio con todas las piezas colocadas en su sitio y ningún visitante. Cuando esta muestra fantasma pudo por fin abrir sus puertas, el primero en visitarla y el primer sorprendido fue el propio artista, que comprobó que las obras habían adquirido nuevas lecturas tras el duro golpe que había significado para todos la irrupción de la COVID.
Un ejemplo son las mencionadas alusiones de Andújar a la digitalización (un fenómeno que la pandemia ha acelerado) y otro su análisis del modelo laboral neoliberal, presente en la exposición en tres piezas situadas en las primeras salas: una que cartografía críticamente la estructura de principios del siglo XX, un holograma de Karl Max y el robot de la entrada.
En el tema de las relaciones laborales, la Gripe Española "obligó a replantearse las medidas higiénicas de los precarios puestos de trabajo de la época" y fue uno de los argumentos que espolearon la lucha obrera, un movimiento revolucionario que Andújar aborda en las diferentes obras que analiza las utopías que aspiraban y aspiran a cambiar el mundo, los diques de contención levantados por el poder establecido y los duros contraataques.
"En el siglo XX las utopías fueron truncadas por la guerra y los fascismos", y hoy en día los autoritarismos vuelven a ser un peligro muy real porque "la población puede aceptar el control a cambio de salud". Andújar confía en que hayamos aprendido de los errores y la historia no se repita, y está convencido que el mejor método para conseguirlo es "poner la cultura en el centro de la transformación". "El sistema político no nos permite transformarnos como sociedad, sin embargo el arte es un espacio de resistencia que puede conquistar libertades", defiende.
En su opinión, "alguien tiene que alertar constantemente con mirada crítica" y ese alguien es la cultura, que debe ser entendida como un sector estratégico que hay que defender desde lo público, igual que la sanidad y la educación", porque dejarla caer o descuidarla, "como esta pasando ahora, puede ser un error muy grave que acabaremos pagando caro"