ALICANTE. El agua ha sido siempre una pieza esencial en la lucha del ser humano frente a las invasiones víricas, formando parte de la solución. El agua del grifo es una de las principales bazas para combatir los virus.
El británico John Snow, considerado el padre de la epidemiología moderna, fue quien, a mediados del siglo XIX, planteó que una materia mórbida imperceptible para el ojo (microbio) era el origen del brote de cólera que acabó con la vida de medio millar de personas en apenas diez días en una zona de Londres. El cólera había abierto una puerta para entrar en la ciudad, navegando por el río Támesis. En el continente, el doctor Ignaz Semmelweis veía la cantidad de mujeres que, durante el parto, contraían la llamada fiebre puerperal (proceso infeccioso septicémico que puede afectar tanto a las madres, como a los recién nacidos tras el parto), también denominada fiebre del sobreparto. La tasa de mortalidad de esas madres y de los recién nacidos era muy alta. Preocupado, Semmelweis tuvo la idea de que se instalase fuera de la sala de partos un recipiente con agua, jabón y una sustancia clorada para el lavado de manos. Los resultados fueron casi inmediatos y la mortalidad de madres y criaturas comenzó a descender.
Con anterioridad, ya en tiempos del Renacimiento, existía la teoría de que las manos debían lavarse..., para evitar problemas relacionados con la dermatología. No con la epidemiología. El lavado de manos tenía que ver con la higiene dermatológica, más que con la prevención de infecciones de otro tipo. Así, históricamente, la limpieza de manos fue haciéndose un sitio y comenzó a generalizarse ya cerca del siglo XX. De ello tuvo mucha ‘culpa’ la llegada del agua del grifo a los domicilios, un proceso paulatino que ofreció nuevas opciones para la higiene, el aseo y el consumo.
Hoy día, el lavado quirúrgico es utilizado antes de cualquier intervención y, fuera de este ámbito, en el marco común, el aseo y la higiene son dos recomendaciones habituales por parte de las autoridades sanitarias.
Al inicio de la pandemia COVID-19, facultativos y expertos hicieron hincapié en la necesidad de limpiar e higienizar las manos, ya que se considera que sin el aseo conveniente podían (y pueden) ser vehículo de transmisión.
En el campo de la Oftalmología, por ejemplo, las manos se consideran como un vehículo de transmisión de posibles infecciones a los ojos. Esta circunstancia adquirió especial relieve cuando se descubrió que los ojos pueden ser un canal de contagio del Coronavirus.
La respuesta a esta pregunta, la daba recientemente el director de Laboratorio de Aguas de Alicante, David E. Ribes, en la presentación de la campaña “Agua y Salud”: “El agua del grifo es un agua perfecta para el consumo y la higiene”
Un sencillo lavado de manos con agua del grifo está considerado, a nivel médico y científico, como una de las principales maneras de prevenir y evitar la infección tanto del COVID-19, como de otros muchos virus. También se recomienda ingerir abundante agua, algo habitual en la pelea contra otros virus, como sucede con la gripe común. El origen de esta recomendación es la necesidad de mantener una hidratación adecuada a fin de que el organismo sea más resistente frente a las posibles invasiones víricas.
Además, reforzar el agua con determinados detergentes y desinfectantes es el procedimiento utilizado en la estrategia de que el asfalto de las calles quede libre de Coronavirus, lo que también repercute en una disminución del riesgo de contagio.
En el caso de Alicante y, como decía D. Ribes en la citada presentación, “el agua del grifo es sanitariamente perfecta, porque en Aguas de Alicante se llevan a cabo 24 horas al día, 365 días al año, una exhaustiva vigilancia y control de la calidad del agua suministrada a nuestros clientes”.
Para ello, “el laboratorio de Aguas de Alicante analiza más de 10.000 muestras de agua al año, lo que supone la realización de ensayos de más de 50.000 parámetros anuales, de los cuales, más de 35.000 corresponden a agua de consumo humano”, explica Ribes.
Así, los tratamientos de potabilización más avanzados y el control constante de la calidad del agua garantizan que dicha agua es un alimento bueno para la salud.
Durante esta pandemia, además, la compañía Aguas de Alicante ha llevado lanzado iniciativas con el fin de colaborar con la población y las autoridades en la lucha contra el virus, entre las que destaca la vigilancia microbiológica en aguas residuales y aguas de baño, como indicador epidemiológico del COVID, un proyecto denominado “City Sentinel” cuyos resultados se ponen a disposición de las autoridades, facilitando con ello una toma de decisiones temprana en función de los resultados analíticos obtenidos.
Aguas de Alicante trabaja los últimos años con una hoja de ruta denominada “REwater Global Plan”, plan estratégico del que uno de sus objetivos es la preservación del agua como fuente de vida, con la reducción del equivalente al 20% del consumo de agua por habitante, mediante soluciones dirigidas a la reutilización y la minimización de pérdidas en la red.