Las cosas son como son y no como nos gustaría, pero con estos bueyes tenemos que arar. No queda otra. Resulta triste que la noticia sea la existencia de dos convocatorias de concentraciones en contra de los Presupuestos Generales del Estado en Alicante, pero no el hecho en sí de que el empresariado, principalmente de la provincia de Alicante, esté movilizándose frente a lo que parece a todas luces un atropello injustificado y una discriminación hacia la terreta. Es ya una buena noticia que el empresariado se movilice y que la población lo secunde, pero no así que haya otra convocatoria prevista para el día 18 de noviembre, fecha que parece tardía, de los sindicatos, la patronal y los partidos -a excepción del PP-, que finalmente no lograron doblegar a la Cámara para que se uniera, suspendiendo la concentración prevista para ayer jueves en la capital, que tuvo un seguimiento discreto por parte de la ciudadanía. Nos pasa lo de siempre en Alicante, el memfotismo, por una parte, y que luchamos hacia dentro y también hacia fuera, lo que resulta tremendamente ineficaz, a la par que agotador.
Que Alicante haya sufrido un varapalo en los Presupuestos Generales previstos para el próximo año tiene una sencilla explicación: que no hay ningún representante de peso en Madrid, que reclame lo que le pertenece a nuestra provincia en el reparto de fondos y se haga escuchar. Estamos vendidos, porque tampoco el Consell ha sido capaz de hacer bien los deberes a este respecto, a pesar de que Ximo Puig pertenezca al partido del Gobierno. Puig se ha garantizado que Valencia y Castellón estén bien surtidas de fondos, mientras que la molesta Alicante, la hermana fea, es estrangulada y reducida al último puesto de la fila en el reparto de fondos de España. Es injusto, sinceramente. Esta circunstancia ha sido aprovechada por Mazón, que parece querer capitalizar el descontento generalizado con el partido del Gobierno.
Lo del criterio poblacional ha de tener su peso específico en los PGE y en este sentido la quinta provincia de España, que es Alicante, debería recibir los fondos en proporción a dicha magnitud. Los cerca de dos millones de personas censadas en nuestra provincia, cifra que resultaría incrementada notoriamente con las que no lo están, pero viven de hecho aquí, tiene una importancia mayúscula, dado que, a más residentes, mayor uso de los servicios -sanidad, educación, justicia, y un largo etcétera. Es de cajón. Nos hemos convertido en un proveedor de fondos de primer orden para el conjunto de España, pero -y no pretendo ser demagógica- lo que aquí nos curramos de lo lindo con el sudor de nuestra frente, trabajando de la mañana a la noche, otros lo dilapidan en chorradas campestres, como inexplicables “embajadas” en el exterior, una administración demasiado pesada a la par que ineficiente y multiplicada por tres, o infinitos asesores, de los que muchos hicieron la ESO con el plan más arrastrado posible, ése en el que apruebas sin saber dónde queda Almería.
Volviendo al tema de los Presupuestos, la primera convocatoria de las dos concentraciones de protesta previstas la realizó la Cámara de Comercio, y la segunda la Plaforma pel Finançament. Es cierto que, desde que COEPA duerme tristemente el sueño de los justos, la representación del empresariado y los profesionales alicantinos está repartida entre varias asociaciones e instituciones (Cámara de Comercio, Asociación de la Empresa Familiar de la Provincia de Alicante, Asociación de Empresarias y Directivas de la Provincia de Alicante y los diferentes colegios profesionales, entre otras). Desde Alicante, la CEV se ve como algo ajeno a la provincia, le pese a quien le pese, partiendo del mismo origen de sus propias siglas, y por su parte la Cámara tiene que lograr superar su pasado y actualizarse. Hay muchos autónomos y pequeños empresarios que no se identifican con ninguna de las dos. Finalmente, la CEV se sumó a la convocatoria de la Cámara, tras varias idas y venidas al respecto.
Nos queda la duda de lo que resultará de todo esto y averiguar si las concentraciones servirán para algo más que para exhibir desunión, o ver quién puede más, que de cara a terceros es lo peor que podemos mostrar. Es algo que va más allá de los Presupuestos lo que se está dilucidando con la doble convocatoria -no digo más importante, ni mucho menos, porque a fin de cuentas esto no dejan de ser peleas de patio de vecinos-, y lo que se discute en el fondo es quién manda más. Y la respuesta, de momento, es que en realidad no manda nadie, porque en Madrid, que es donde se parte y reparte y el que está más espabilado se queda con la mejor parte, no pinta nada ningún representante de la Comunidad Valenciana. O, al menos, en lo que se refiere a Alicante. Y lo que hace falta es unión entre todas las fuerzas sociales.
Veremos si el Gobierno de la nación es capaz de compensar esta desproporción entre nuestra cuantiosa aportación de fondos al erario y la ridiculez que nos ha atribuido en los PGE con la implantación de la oficina de la Inteligencia Artificial en nuestra provincia, aunque sea como premio de consolación. Y ello a pesar de la pujanza de nuestra mayor rival, que hoy en día es Málaga y parece imbatible.
Mónica Nombela
Letrada directora de Nombela Abogados