ALICANTE. El 21 de septiembre es el Día Mundial del Alzheimer, establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1994 y que este año se celebra bajo el lema InvestigAcción.
Esta fecha es un llamamiento a la sociedad y a las instituciones para concienciar sobre la necesidad de seguir investigando este tipo de demencia, la más común entre la población (entre el 60 y el 70 % de los casos) y que, según la Alzheimer’s Disease International (ADI), afecta a 47 millones de personas a nivel global.
El Alzheimer es una de las grandes pandemias estructurales del siglo XXI, pues su prevalencia aumenta considerablemente en paralelo al incremento de la expectativa de vida y el envejecimiento de la población.
Cada año se detectan casi 10 millones de nuevos casos en el mundo, y se prevé que el número de afectados aumente a 75 millones en 2030 y a 132 millones en 2050.
En España, se estima que hay unas 800.000 personas que padecen esta enfermedad (dato del Instituto Nacional de Estadística) y se calcula que en 2050 la cifra rondará los dos millones.
Aunque cada vez tenemos más información, mucha gente todavía no conoce aspectos básicos como los factores de riesgo modificables de esta patología, cuyo control puede disminuir la probabilidad y retrasar considerablemente el deterioro cognitivo.
Esto se debe, en gran parte, a que la población considera los primeros síntomas de la enfermedad como una consecuencia normal del envejecimiento, de ahí la importancia de la divulgación gracias a fechas como el Día Mundial del Alzheimer.
La Enfermedad de Alzheimer (EA) es una enfermedad neurodegenerativa que se produce por la pérdida de neuronas y sinapsis neuronales, de forma progresiva, debido al depósito de las llamadas "proteínas aberrantes" en el sistema nervioso central y ocasionalmente en el periférico
"Estas proteínas son el β-amiloide (Aβ), que se acumula en forma de placas o depósitos difusos en el parénquima cerebral, y la tau hiperfosforilada, que se acumula en forma de ovillos neurofibrilares intracelularmente”, explica la Dra. Erika Torres, coordinadora de la Unidad de Neurociencias de Quirónsalud Torrevieja y Alicante.
Las causas del Alzheimer son multifactoriales (factores genéticos, ambientales y la interrelación de ambos).
"Son claros factores de riesgo no modificables la edad, el sexo (ligeramente mayor incidencia en mujeres) y los factores genéticos", añade la Dra. Torres.
Aun así, solo entre el 0.5 % y el 0.1% de los casos están vinculados a una alteración genética concreta, siendo una causa minoritaria y rara a nivel poblacional.
Algunos estudios realizados en los últimos años han revelado que existen otros factores asociados a la EA modificables y que pueden trabajarse como prevención primaria.
"El control de los factores de riesgo cardiovascular (hipertensión arterial, diabetes mellitus tipo 2, hipercolesterolemia y obesidad) y la mejora de las medidas higiénico-dietéticas del estilo de vida (evitar consumo tabaco y/o alcohol, llevar una dieta mediterránea o hacer actividad física de forma rutinaria) pueden ayudarnos a prevenir o retrasar la aparición de la EA. Igualmente, tener una adecuada red social para llevar a cabo actividades que nos permitan interaccionar con otras personas o cultivar nuestra actividad intelectual (leyendo, aprendiendo un idioma, aprendiendo a tocar un instrumento, haciendo puzzles…) nos ayudan a mantener activo el cerebro".
El nivel de escolarización también podría entenderse como un factor modificable de esta enfermedad.
"A mayor escolarización, menor riesgo de depresión o pérdida de audición, considerados factores de riesgo para sufrir Enfermedad de Alzheimer".
La incidencia anual del Alzheimer en España es de 2-4 casos por cada 1.000 habitantes, y la relación entre edad y enfermedad es evidente.
"Los casos de Alzheimer van aumentando de forma exponencial en mayores rangos de edad. De 60-64 años la incidencia es de 1-8 casos por cada 1.000 habitantes-año. A partir de los 90 años, la incidencia aumenta hasta 60-100 casos por cada 1.000 habitantes-año".
Por otra parte, y atendiendo a algunos de sus factores de riesgo, son más proclives a sufrir esta enfermedad "la población con un estatus sociocultural y económico bajo y las personas con factores de riesgo cardiovascular (hipertensión arterial, diabetes mellitus tipo II, hipercolesterolemia) y hábitos tóxicos (abuso de alcohol, tabaquismo activo). También las personas sedentarias, con pocas relaciones sociales, con malos hábitos alimentarios y con enfermedades como depresión o hipoacusia no tratada con audífonos. En este caso, las personas tienden a aislarse por la dificultad de interacción social", añade la coordinadora de la Unidad de Neurociencias de Quirónsalud Torrevieja y Alicante.
Las manifestaciones clínicas del Alzheimer pueden ser heterogéneas.
Sin embargo, en más de un 80 % de los casos existe un cuadro clínico progresivo de afectación de la memoria episódica reciente, con una dificultad muy marcada en el aprendizaje y en el entendimiento de la información.
En una minoría de los casos, el cuadro clínico puede iniciarse con alteraciones del lenguaje, alteraciones visuales y/o espaciales, apraxias o alteraciones del comportamiento.
"Debemos acudir al especialista si detectamos sintomatología cognitiva de nueva aparición que no desaparece con el paso del tiempo. Algunos de estos síntomas pueden estar causados en menores de 65 años con trastornos del sueño, alteraciones analíticas, alteraciones afectivas u otras causas como la toma de fármacos".
Respecto al diagnóstico de la enfermedad, la Dra. Erika Torres incide en que, cuando un paciente acude a consulta por sintomatología cognitiva, "es esencial una adecuada anamnesis, entrevista y exploración neuropsicológica por parte del especialista. El estudio básico de pruebas complementarias solicitadas es una analítica y una prueba de imagen cerebral".
Ante las sospechas de demencia o Alzheimer, "hay que profundizar en el diagnóstico, siendo recomendable realizar una evaluación neuropsicológica para establecer el nivel de funcionamiento cognitivo. Dependiendo de cada caso y de la edad del paciente, puede hacerse un PET-TC craneal amiloide o un PET-Tc craneal 18-FDG y una punción lumbar en busca de los biomarcadores de la enfermedad".
La atención neurológica en el hogar es un servicio que mejora notablemente el bienestar de los pacientes. Esta modalidad de consulta es beneficiosa para quienes padecen enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer y el Parkinson, así como para aquellos que enfrentan limitaciones en su movilidad, como los que han tenido un accidente cerebrovascular o que sufren de esclerosis múltiple. Así lo afirma la doctora Erika Torres, quien destaca la importancia de este enfoque en el cuidado del paciente.
El principal beneficio desde la perspectiva del paciente es poder recibir atención en un lugar familiar, evitando la necesidad de convencerlo de trasladarse a una consulta médica. Para los cuidadores y familiares de estos pacientes, que en su mayoría tienen movilidad limitada, esto elimina la necesidad de mover sillas de ruedas y reduce el impacto que los traslados pueden tener en sus vidas profesionales y personales.
Este servicio, ofrecido en el Hospital Quirónsalud Torrevieja y Quirónsalud Alicante, también facilita la comunicación sobre la enfermedad, su progreso y tratamiento, permitiendo que los familiares que deseen estén presentes en el hogar o que el médico del centro residencial del paciente esté informado.
Durante las visitas a domicilio, el neurólogo lleva a cabo una historia clínica detallada de la enfermedad, así como evaluaciones físicas específicas relacionadas con la condición del paciente y pruebas neuropsicológicas que ayudan a determinar el diagnóstico o a profundizar en el seguimiento del tratamiento. “Respecto a los tratamientos”, señala la doctora Torres, “podemos ofrecer infiltraciones de anestesia o botox para aquellos pacientes que lo necesiten”.
Al concluir la consulta, el especialista elabora un informe integral y se solicitan las pruebas necesarias, junto con los tratamientos recomendados, a través del portal del paciente MiQuirónsalud.
El abordaje diagnóstico-terapéutico de la EA implica a todos los expertos en la patología, es decir, a neurólogos, neuropsicólogos, radiólogos, analistas de laboratorio, enfermería neurológica, rehabilitadores, fisioterapeutas, logopedas y terapeutas ocupacionales.
"No todas las personas afectadas van a necesitar a todos los profesionales, pero muchos de ellos sí. Es por eso que el equipo de este tipo de programas debe estar muy bien coordinado para que el diagnóstico y el tratamiento se establezcan de forma precoz, manteniendo la calidad de vida del paciente durante el mayor tiempo posible".
Y es que, no debemos olvidar que el diagnóstico de Enfermedad de Alzheimer genera un fuerte impacto emocional, no solo en el paciente, sino también en su entorno cercano y en su familia.
"En Quirónsalud Torrevieja y Alicante lanzamos un programa de deterioro cognitivo en el que ofrecemos consulta de enfermería neurológica para profundizar y explicar de forma sosegada en qué consiste la patología. De esta forma, podemos orientar y dar soporte personalizado al paciente y a su familia en las dificultades diarias".
Otra parte esencial de este programa es la rehabilitación neuropsicológica, cuyo objetivo es aumentar la capacidad funcional, mejorar la calidad de vida del paciente y conseguir la máxima adaptación posible al entorno.
"La psicoeducación al familiar/cuidador del paciente genera dinámicas que redundan positivamente tanto en el propio paciente como en la vivencia de la experiencia de ser cuidador", comenta Miguel Sánchez, neuropsicólogo responsable de la Unidad.
Además, "la atención neuropsicológica al paciente debe comenzar desde el momento del diagnóstico".
En Quirónsalud Torrevieja y Alicante contamos con neuropsicólogos con amplia formación y experiencia en la valoración y el tratamiento de pacientes con Enfermedad de Alzheimer y otras demencias.
Ofrecemos un servicio personalizado donde cada caso es estudiado y tratado desde una perspectiva integrativa y humanizadora para el paciente y para el familiar.