VALÈNCIA. Poco más de cinco minutos para la cuenta atrás y, más allá del balance político (o en parte determinado por él), 2024 también ha sido un año de bienvenidas y despedidas en el ámbito cultural valenciano. En el caso de las despedidas, estas demuestran que los sectores siguen sin ofrecer una estructura estable a las propuestas privadas; en el caso de las bienvenidas, se trata de una nueva oportunidad de hacer las cosas diferente.
Empezando por las citas que ha perdido el calendario cultural valenciano, una de las más destacadas del sector editorial ha sido Baba Kamo. El festival del libro ilustrado, impulsado por la Associació de Professionals de la Il·lustració Valenciana (APIV) y la Fundació pel Llibre i la Lectura (FULL), anunciaba en verano la suspensión de su nueva edición, que debería haberse celebrado en estos días, ante las dificultades para llevar a cabo su organización, algo que también pasaba por la “incertidumbre” y falta de comunicación con el que había sido hasta ahora su principal aliado, el Centre del Carme. También por falta de apoyo, el festival internacional de mediometrajes de València, La Cabina, volvió a no celebrarse por segundo año consecutivo tras el desentendimiento de La Nau de la Universitat de València del que había sido, durante los últimos años, una apuesta y un proyecto propio. El festival ahora busca un nuevo hogar.
En el ámbito expositivo, también ha sido un año de despedidas con la salida de House of Chappaz del mapa galerístico de València. El proyecto dirigido por Ismaël Chappaz, con todo, no desaparece, aunque sí abandona la ciudad para centrar sus esfuerzos en su sede de Barcelona, junto a sus socios Oriol Armengou y Ferran Mitjans. En otro ámbito totalmente diferente del arte, Fanzara perdió este año el MIAU, su festival de arte urbano, por el intento de censura por parte del ayuntamiento, que finalmente retiró una polémica norma municipal. El festival volverá este año, aunque desde el consistorio han retirado toda ayuda económica como revancha.
Otro de los puntos calientes de este curso ha sido el freno a las galas de premios culturales impulsadas por el Institut Valencià de Cultura (IVC). Fue a principios de año, con Vicente Barrera (Vox) entonces al frente de la Conselleria de Cultura, cuando se anunció la intención de fusionar las tres galas -Audiovisual, Artes Escénicas y Música- en una, un proyecto que, sin embargo, nunca llegó a ser desarrollado. Con la salida de Vox del gobierno autonómico y nuevo liderazgo, ahora de José Antonio Rovira, llegaron algunas concreciones… pero no todas. Por lo que respecta a la entrega de las Artes Escénicas, se realizó este mismo mes tras ser aplazada por la Dana y entre las críticas del sector, que protestaron en el propio acto. Sobre las del Audiovisual y Música, se cierra el año sin que se hayan celebrado ni convocado y, además, con las direcciones adjuntas de las que dependen vacantes desde el cese de María Fuster y Joan Cerveró.
En el término medio entre las despedidas y las bienvenidas está la Sala Repvblicca, que empezó el año con la policía de Mislata clausurando el local a pocas horas de que tuviera lugar un concierto y ha acabado el año con la justicia avalando que dicho cierre no se hizo de pleno derecho. El próximo mes de enero, la sala reabre con un aforo mucho menor, 429 personas en vez de las más de 1.000 que solía meter, porque es el que permite el Ayuntamiento de Mislata. La batalla judicial parece que será larga, pero el cierre durante estos meses de la Sala Repvblicca ha supuesto un golpe duro para la música en directo en una área metropolitana como València a la que, precisamente, le faltan espacios de este tipo.
Por otra parte, entre las buenas noticias del año, un regreso: el de Cabanyal Íntim. Tras un año de ausencia por falta de recursos, el festival de artes escénicas regresaba este 2024 con una edición en la que buscaban volver a los orígenes de su creación “para mostrar su apoyo a las artes escénicas y por medio de ellas resistir en estos tiempos tan duros para la cultura”. En el ámbito editorial, hace apenas unos días València daba la bienvenida a Bim Bang Books, un nuevo punto de encuentro del libro independiente que nace con el objetivo de acercar a público y editoriales, un proyecto organizado por las editoriales Per-r-ucho, Trampolín y Milimbo con el apoyo de la EASD (Escuela Superior de Arte y Diseño).
En el ámbito artístico, el mapa galerístico de València también ha crecido. Entre las principales noticias del año se encuentra la recuperación de La Gallera, un histórico inmueble que ha acogido desde batallas de gallos hasta exposiciones de arte contemporáneo. Su desvinculación del Consorci de Museus hace años la dejó sin actividad, que se ha recuperado este 2024 de la mano del estudio de arquitectura y diseño LouVit Design, impulsado por Vitor Condeço y Lourdes Benítez, que la ha recuperado como sede del estudio y espacio expositivo. También ha sido el curso de dar la bienvenida a otras galerías de arte como Dr. Robot, proyecto tras el que están Alexander Khromov y Andrey Bartenev, o la galería BlackLight, impulsada por Susana Do Santos y Elena Blasco Romero.