La vida y la paciencia a veces te regalan un cuento de Charles Perrault. Uno de esos en los que un ogro malvado, protegido en una fortaleza inexpugnable, se transforma en liebre y tiene que empezar a correr. Eso es lo que ha pasado con Ribera Salud, la empresa que armó un castillo con la gestión privada de los hospitales públicos y que, de repente, ve asaltados todos sus torreones. Parafraseando al gran Billy Wilder, hasta el foso pierde agua. Uno no sabe bien qué ha pasado para que la firma dirigida por Alberto de Rosa haya pasado de intocable a diana de feria. Sin duda, la llegada de nuevos inquilinos al Consell ha influido. Seguro que el hecho de que Fernando de Rosa, exconseller de Justicia y hermano de Alberto, ya no controle el ámbito judicial como si fuera el Tirisiti alcoyano, ha debilitado su parapeto. A lo mejor, los periodistas que tenían el apellido De Rosa como guía espiritual o, directamente, como complemento en la nómina, se han despistado durante su guardia de noche. Da igual. Los galgos ya corren por Alzira. Y esta liebre solo sabe responder a dentelladas.
Tras el estallido del primer masclet en la redacción de El Español, la traca no ha dejado de sonar, como a la salida de una boda. El penúltimo, en Valencia Plaza, con la investigación de las comisiones que Ribera Salud se guardaba en el bolsillo a costa de las prótesis que pagaba la Generalitat. El hilo conductor es la central de compras b2b, que en su momento surgió a espaldas de los socios accionariales de los hospitales del 'modelo Alzira', las aseguradoras que sostenían la mitad del proyecto. Y que, ahora que ya se habla del mal olor que desprenden los sótanos de Ribera Salud, se ha desvelado como un foco de presunta corrupción o una presunta fuente de ingresos en negro. Algo que jamás habríamos podido sospechar de De Rosa, una persona que accedió a su cargo de la mano de dos dirigentes de trayectoria tan intachable como el exconseller Rafael Blasco o el expresidente de Bancaja José Luis Olivas. Ya podemos poner la cara de Bogart en Casablanca, cuando el capitán Renault le espeta que en su casino se juega.
Ahora que se ha abierto la veda, imagino que podrán salir a la luz todas las humedades de Ribera Salud. Por ejemplo, la ilustrativa conversación entre De Rosa y Enrique Ortiz sobre la venta de acciones del Hospital de Torrevieja que aparece en el sumario de Brugal. O qué tiene que ver la concesión de resonancias magnéticas en todo esto. O trasladar la situación que padece el Hospital de Dénia, el único que se ha rebelado contra la ley del silencio, a otros centros de la casa. O hacia dónde miraban los comisionados, vigilantes jurados de la Generalitat en cada hospital, para no advertir ninguna de las corruptelas que ahora campan por los medios de comunicación pese a cobrar sueldos de embajador plenipotenciario. Se han abierto las compuertas de la morgue de Ribera Salud. En el hilo musical de las concesiones del 'modelo Alzira' suena en bucle el Thriller de Michael Jackson. Habrá que esperar que el desfile de cadáveres no se detenga.
@Faroimpostor