MADRID (EP). Investigadores de la Universidad de Tohoku (Japón) han probado la eficacia de un útero artificial capaz de salvar a bebés extremadamente prematuros. En un artículo en la revista 'American Journal of Obstetrics & Gynecology', los científicos presentan presentan los primeros datos que demuestran la capacidad de esta plataforma de soporte vital basada en las características de una placenta para mantener con vida fetos de cordero extremadamente prematuros de 600-700 gramos, lo equivalente a un feto humano a las 24 semanas de gestación.
Aunque otras investigaciones previas habían demostrado la viabilidad de la supervivencia extendida con la tecnología de la placenta artificial en fetos prematuros tardíos, no existía evidencia publicada que demostrara el uso de la plataforma para acoger a los fetos extremadamente prematuros.
"Durante varias décadas ha habido poca mejora en los resultados de los bebés extremadamente prematuros nacidos en el límite de la viabilidad (21-24 semanas de gestación). Ahora, hemos demostrado que esta tecnología tiene aplicación clínica potencial para los niños extremadamente prematuros nacidos en el límite de la viabilidad", explica el líder del estudio, Matt Kemp.
El innovador sistema, que ya se presentó en 2017, utiliza un único contenedor lleno de fluido unido a máquinas hechas a medida que proporcionan apoyo fisiológico. Los corderos fetales crecen en un ambiente casi estéril con control de la temperatura, respirando el líquido amniótico como hacen normalmente en el útero, con sus corazones bombeando sangre a través de su cordón umbilical en una máquina de intercambio de gas fuera de la bolsa. Los monitores electrónicos miden los signos vitales, el flujo sanguíneo y otras funciones cruciales.
El sistema imita la vida en el útero de la manera más cercana posible, aprovechando los conocimientos de la investigación neonatal. No hay una bomba externa que impulse la circulación, porque incluso una presión artificial suave puede sobrecargar fatalmente un corazón subdesarrollado, y no hay ventilador, porque los pulmones inmaduros aún no están listos para hacer su trabajo de respirar el oxígeno atmosférico. En cambio, el corazón del bebé bombea sangre a través del cordón umbilical conectado a un oxigenador externo de baja resistencia que sustituye a la placenta de la madre en el intercambio de oxígeno y dióxido de carbono.
Además, el líquido amniótico, producido en el laboratorio, fluye dentro y fuera de la bolsa. "Los pulmones fetales están diseñados para funcionar en fluidos y simulamos ese ambiente aquí, permitiendo que los pulmones y otros órganos se desarrollen, al tiempo que aportan nutrientes y factores de crecimiento", detalla el fisiólogo fetal Marcus G. Davey, quien rediseñó el sistema de entrada y salida. El ambiente sellado y estéril dentro del sistema está aislado de las variaciones de temperatura, presión y luz, y particularmente de infecciones peligrosas.
"La tecnología fue diseñada para revolucionar el tratamiento de los recién nacidos muy prematuros. El objetivo es ofrecer un puente entre el útero natural y el mundo exterior para que los bebés que nacen en las primeras etapas de la gestación tengan más tiempo para que sus frágiles pulmones maduren. Con un refinamiento adicional, lo que hoy puede ser considerado como tecnología futurista podría no ser tan futurista y podría ser un estándar", asegura Kemp.