A la primera y a la última generación del Seat Ibiza les separan 33 años, un tiempo durante el que su diseño exterior ha cambiado de líneas "más rectas a más dinámicas", y que ha servido para añadirle mayor conectividad y seguridad a un vehículo que ayudó a internacionalizar la compañía.
El diseñador del primer Ibiza, Giorgetto Guigiaro, optó por un aspecto cuadrado, mientras que la quinta generación, firmada por el actual director de Diseño de Seat, Alejandro Mesonero, ha evolucionado hacia unas líneas más dinámicas y esculturales, según ha explicado la marca española en un comunicado.
Teo García, uno de los "padres" de este modelo que ha participado en el desarrollo de las cinco generaciones – que acumulan 5,6 millones de unidades vendidas en 80 países– ha recordado que aunque la última versión ha ganado en amplitud, el primer Ibiza contaba con "enormes vidrios", muy característicos del modelo, que aportaban luminosidad y sensación de espacio.
La primera versión se moldeó "como si fuera una estatua de Miguel Ángel", ha rememorado el ingeniero, quien ha detallado que se emplearon dos toneladas de yeso para esculpirlo.
Actualmente se emplean unos 5.000 kilos de arcilla y prototipos virtuales, que permiten estudiar la viabilidad del diseño.
También han cambiado los tiempos de fabricación, ya que, hace 33 años se empleaban 60 horas para producir la primera generación, mientras que ahora se necesitan 16.
El nuevo Ibiza, que Seat lanzó a mediados de 2017, se ha desarrollado con la última tecnología del Grupo Volkswagen, la plataforma MQB-A0, "que le ha hecho ganar en robustez y habitabilidad", según la marca. En concreto, es 170 milímetros más ancho, 422 milímetros más largo y 50 milímetros más alto.
En cuanto a motorizaciones, la primera generación apostaba por "una mecánica de prestigio" como el System Porsche y 33 años más tarde, la última cuenta con el motor 1.5 TSI, uno de los "más potentes y, a la vez, eficientes" de su segmento, destaca García.
El consumo medio del primer Ibiza era de 7,8 l/100 km en la versión 1.5, mientras que el de la última versión se reduce hasta los 4,9 l/100 km.
La conectividad al volante es "uno de los grandes avances" que equipa la nueva generación, que integra una pantalla de 8 pulgadas y "toda la tecnología para poder estar conectado al volante", una característica "impensable hace más de tres años", según García.
La seguridad también ha evolucionado y el último Ibiza cuenta con asistentes a la conducción, como el de frenada en ciudad o limitador de velocidad, "sistemas inimaginables hace tres décadas".