tribuna / OPINIÓN

Del liderazgo por objetivos al liderazgo humanista

22/12/2024 - 

ALICANTE. ¿En qué se enfocan realmente las empresas cuando hablan de sus recursos humanos? La respuesta a esta pregunta parece clara: hay unanimidad en defender la búsqueda de talento, entendido como la capacidad de identificar a quienes aportan valor real en su desempeño laboral.

La capacidad se presume a través de las competencias técnicas, pero lo que se valora aún más es la actitud (con C), más que la aptitud. Es imprescindible que nuestro personal no solo esté alineado con los valores y principios de la empresa, sino que demuestre, sobre todo, una notable capacidad de adaptación al cambio (flexibilidad), una disposición constante al aprendizaje y, por supuesto, un pensamiento crítico.

Crear equipos de trabajo diversos y plurales ofrece a las empresas una ventaja competitiva significativa. Es fundamental integrar la capacidad de innovación, la adaptabilidad al cambio, la gestión de la diversidad y una cultura inclusiva como elementos clave en nuestra estrategia empresarial, con el objetivo de mejorar tanto la productividad como la satisfacción laboral. Pero ¿dónde encontrar estos perfiles?

Estamos viviendo un tiempo donde las empresas ya no tienen la capacidad de elegir a sus nuevos trabajadores y trabajadoras, sino que son ellos quienes, en muchas ocasiones, eligen la empresa en la que desean trabajar.

Según el informe Deloitte Global 2024 Gen Z and Millennial Survey, el 93% de las personas de la Generación Z —que son los nacidos a partir de 1997— afirma que sería más leal a una empresa que se involucre en temas de responsabilidad social y ambiental. Además, el 85% de esta generación tiene claro que rechazaría un empleo en una empresa que no cuidara del entorno y del medio ambiente.

Si esta es la radiografía sucinta de las generaciones más jóvenes, no debemos olvidar el valor del talento sénior, una fuerza laboral indispensable por su experiencia y conocimientos. Las empresas deben ser capaces de equilibrar ambas tendencias, ya que, sin duda, los jóvenes darán forma al futuro, pero lo harán en gran medida basándose en el expertise acumulado por las generaciones sénior.

Todo ello ha cambiado el foco de nuestras empresas y negocios, que ya no debe estar únicamente en alcanzar objetivos económicos concretos, sino en potenciar a las personas para que, mediante su desarrollo, se logren los mejores resultados. Se trata de pasar de un liderazgo por objetivos a un liderazgo humanista que nos permitirá retener el talento.

El salario emocional empieza a ser prioritario a la hora de formar parte de una empresa. Se valora prioritariamente la posibilidad de conciliar, la flexibilidad horaria y el ambiente de trabajo, poniéndose el foco en elementos como el bienestar emocional. Todo ello está contribuyendo al cambio de modelo en las relaciones laborales.

Si una empresa quiere atraer y mantener a los mejores trabajadores y el mejor talento, deberá saber escuchar y entender el estilo de vida que desean —algo que ha cambiado mucho en la era pospandemia—, llegando en ocasiones a plantear la conveniencia de personalizar el trabajo para retener el talento.

* Marcela Fernández es presidenta de la Asociación de Empresarias, Profesionales y Directivas de la provincia de Alicante (AEPA)

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