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opinión

De inflación, tipos de interés y complacencia de los mercados

15/04/2024 - 

VALÈNCIA. Todos hemos leído y escuchado, por activa y por pasiva, el argumento más utilizado, en el último trimestre del año pasado, para justificar la idea de que los principales bancos centrales del mundo deberían proceder a bajar los tipos de interés de referencia: la normalización de la inflación llevaría a la Fed a rebajar los tipos de interés en las primeras semanas del año, tan pronto como en la reunión del mes de marzo y tanto como seis bajadas de 25 puntos básicos cada una. 

Ese proceso generaría movimientos en cadena en el resto de los bancos centrales, especialmente en el BCE con un resultado similar en cuanto al nivel de bajada. Con esto las bolsas consolidarían su marcha ascendente.

Lo cierto es que, a medida que 2024 ha ido avanzando, al tiempo que las bolsas continuaban su rallye alcista consolidando un fuerte movimiento de subida iniciado a finales de octubre de 2023, se rebajaban las expectativas de ajustes de política monetaria. El relato sustentador de tanta complacencia se fue modificando: la inflación disminuía… pero menos de lo previsto, los bancos centrales se mostraban más remisos a bajar tipos y las previsiones ya no hablaban de marzo, sino más bien de junio con apenas tres bajadas de un cuarto de punto para el total del año.

El pasado miércoles, 10 de abril, se publicó el IPC de marzo de los Estados Unidos. Por tercer mes consecutivo la inflación decepcionó. 

La inflación general repuntaba una décima más de lo esperado, hasta el 3,5% y la subyacente repuntaba ligeramente en lugar de descender como se esperaba, hasta el 3,7%. La tasa subyacente intermensual se consolida cerca del 0,4%, alejando algo más la percepción de una senda en marcha de normalización. 

Algunos habían calificado el elevado IPC de enero como una casualidad… El de febrero podría haberse dejado de lado como una coincidencia… Pero ya en la reunión de la Reserva Federal del 19 y 20 de marzo, algunas autoridades señalaron que “los recientes aumentos de la inflación habían tenido una base relativamente amplia y, por lo tanto, no deberían descartarse como meras aberraciones estadísticas”. Los datos del día 10 de abril terminaron de descartar “casualidades”.

La fortaleza de la economía americana, reforzada en los últimos meses por la relajación de sus condiciones financieras, es el principal factor de resiliencia de la inflación, reforzada adicionalmente por el encarecimiento del petróleo, que en lo que va de año se ha apuntado en algunos momentos avances en el entorno del 20% en la referencia West Texas. La vivienda también ha seguido siendo uno de los factores de inquietud, pues la senda de moderación de sus componentes en el índice de precios sigue frenándose en mucha mayor medida de lo que se había anticipado.

Todo ello está generando algunos cambios de opinión en el consenso de economistas. Algunos todavía se aferran al escenario de tres reducciones de tipos comenzando en junio. Pero cada vez hay más que hablan de apenas dos movimientos este año y ya unos pocos opinan, que incluso el proceso se quedará en un descenso y no antes de septiembre. La probabilidad de que una inflación persistente haga que la pregunta pase de “cuándo” a “si'” empieza a coger cada vez más cuerpo.

El Banco Central Europeo celebró su esperada reunión el jueves 11 de abril. Tal y como estaba previsto no hubo grandes novedades, aunque sí que se mencionó por primera vez la posibilidad de “reducir el nivel actual de restricción de la política monetaria”, si la inflación y sus dinámicas subyacentes, confirman la tendencia de moderación, lo que en “roman paladino” significa “bajar tipos”.

Sin embargo, también dijeron que mantienen un enfoque “dependiente de datos” yendo “reunión a reunión” y sin comprometerse a un ritmo de reducción pre establecido.

Las menores presiones inflacionistas en Europa apuntan, con mayor seguridad, a un recorte de tipos en junio, pero las dudas sobre la Fed han venido propiciando la depreciación del euro, cuestión que genera auténtico pánico al BCE, ya que una depreciación de la divisa comunitaria eleva las presiones inflacionistas uniéndose a las propiciadas por un precio del petróleo más alto. En el informe publicado con posterioridad a la reunión y a la conferencia de prensa de Lagarde, insistieron también en la idea de desvincularse de lo que haga la Fed, ya que su objetivo es “controlar la inflación y no los tipos de cambio”.

Por el momento hemos visto ligeras correcciones en los índices de referencia europeos y americanos y repuntes en las rentabilidades de los bonos.

No descarten que la corrección fuerte de las bolsas se produzca coincidiendo con los primeros anuncios de recortes de tipos, en contra de lo que se pudiera esperar desde un punto de vista teórico y a pesar de los retrasos.

Ya saben aquello de “vende con la noticia”.

Antonio Castelo. Foto: IBROKER

Antonio Castelo es analista de iBroker

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