TORREVIEJA. (EFE).- Decenas de personas hacen fila estos días a las puertas de la Oficina de Documentación de Españoles y Extranjeros de Torrevieja (Alicante) para solicitar la protección temporal aprobada por la Unión Europea que conlleva el permiso de residencia y trabajo.
Son muchos los ucranianos que están llegando estos días hasta la Vega Baja desplazados por la guerra que sufre el país, principalmente a la costa de Orihuela, Guardamar del Segura o Torrevieja, y en esta última localidad donde hay largas colas en Extranjería para pedir su protección como refugiados.
Es el caso de los padres Inna Vorotnuik, que ayer llegaron a la ciudad salinera procedentes de Odesa, una de las ciudades más castigadas por las tropas rusas en Ucrania. Ambos salieron de su país vía frontera con Polonia para, posteriormente, reunirse con su hija y sus nietos, que residen desde hace años en Torrevieja.
"Hemos ido al centro de salud y les han dado las tarjetas sanitarias", cuenta Vorotnuik a la cola de Extranjería para solicitar el permiso "temporal de residencia o algo para que puedan estar legales en España", ha narrado a Efe.
En esta misma fila está Liubov Poprsyshko, que lleva 15 años en la Vega Baja y acaba de acoger a trece de sus familiares, con seis niños, en Orihuela Costa.
"Estoy aquí como voluntaria ayudando a mi familia, a familiares de mis amigos. Son personas que han venido sin nada", ha explicado Poprsyshko, quien cuenta que una de las mujeres de la fila tiene activado un sistema de alarma en su teléfono que les avisa de un bombardeo para que salgan de sus casas.
"La nieta de esta mujer ha llegado a soñar con esta alarma y a gritar en pánico '¡tenemos que bajar, tenemos que bajar!'" pese a estar en España. "La gente va a necesitar mucha ayuda", ha añadido.
Polina Liepiesiei, también ucraniana, lleva seis años en España y ha contado a Efe el caso de su profesora en su país, "quien, tratando de huir a un sitio seguro, la han terminado matando a ella y a sus nietos de un mes y seis años".
En un aparente estado de ansiedad ha reconocido que en estos días su mayor consuelo es ayudar a los compatriotas que llegan a España ejerciendo de traductora o facilitándoles contactos.
Tanto los ucranianos recién llegados como los residentes desde hace años en la Vega Baja han aprovechado para agradecer a los españoles su "solidaridad y buena acogida".