En menos de una semana he podido participar y disfrutar de dos eventos culturales importantes en Alicante, que están situando a nuestra provincia en el circuito de los lugares que visitar también en este aspecto. Llevo más de diez años con este apostolado de que Alicante necesita más referentes, aparte de los obvios del sol y la playa, para poder ser considerada un lugar de relevancia que visitar en el contexto no sólo nacional, sino internacional.
El primero de estos eventos tuvo lugar el sábado de la semana pasada en el Auditorio de la Diputación de Alicante, ADDA, que fue escenario de un concierto singular, bajo el título “Dreamers in White”, en que el maestro Ramón Torrelledó dirigió una orquesta sinfónica y un coro de más de cien coralistas. En total, casi doscientos músicos en el escenario. Dentro de estos dreamers, es decir, soñadores, me encontraba yo cantando en la voz de las contraltos, en ese coro efímero que había formado Torrelledó para ese concierto de la unión de cuatro, a saber, el del Ilustre Colegio de la Abogacía de Alicante, al que pertenezco, el de Séneca-Autobuses -dirigidos ambos por la joven promesa Marina Rubio, un portento en todos los sentidos- el coro del Rotary Club y el de las Habaneras de Torrevieja. La orquesta sinfónica estuvo compuesta por jóvenes de gran talento, entre los que me gustaría destacar a un prodigioso clarinetista solista, Alex Díaz Broch, que maravilló a los asistentes, si bien todos los solistas tenían una calidad excelente, tanto Isabel Anaya y Antonio Peula, violonchelos, como el violinista Joan Esteve y Arturo Abellán, que hizo vibrar al presente con su interpretación al piano del concierto nº 2 de Rachmáninof. Fue un verdadero lujo, y todos además vestidos de blanco. Fue un momento feliz.
Anteayer tuvo lugar el segundo de estos momentos culturales relevantes. Después de acudir a la Tertulia Mesa y Mantel en calidad de invitada y maravillarnos con su sapiencia de la vida y la riqueza de sus experiencias personales, como artista, diseñadora y psicóloga, Sara Navarro nos invitó a las contertulias a hacer un recorrido por el MUBAG, en el que hay una exposición suya que no se pueden perder. La famosa diseñadora internacional de calzado, que trabajó en su momento con los más grandes diseñadores, como John Galliano, presenta en el museo una visión retrospectiva de sus diseños, en combinación con las obras de arte que ha ido atesorando a lo largo de los años, pues es una gran coleccionista de arte y entendida. Los cuadros están relacionados con creaciones más emblemáticas, que nos reflejan la evolución de una artista integral a lo largo de cuarenta años de trayectoria profesional. Navarro ha recalado de nuevo en su tierra, Alicante, y nos ha hecho el regalo de abrirnos su mundo interior, mágico, como el de la Dorothy de “El mago de Oz”, personaje al que se siente unida y que le recuerda cómo, al chascar sus zapatos color cereza, pudo volver a casa una vez recorrió medio mundo. Gracias, Sara, por este legado y por compartirlo con tanta generosidad y entusiasmo.
Por último, para que no crean que ando solo en las nubes y la poesía, ayer conocí a un productor americano de origen croata, que tiene interés en rodar en España, y que se ha encandilado con Alicante. Podría parecer que está todo a punto para ello, puesto que la Ciudad de la Luz ya puede ser empleada para rodajes desde el pasado mes de julio. Hasta ahí vamos bien. Sin embargo -y este mensaje está dirigido a los que escriben los discursos de los políticos en campaña, espero que no sea como predicar en el desierto- queda mucho recorrido para que la Ciudad de la Luz pueda albergar con carácter permanente, y no anecdótico, producciones audiovisuales y tener vida de nuevo, haciendo las cosas esta vez como es debido. De una parte, los platós son naves enormes, demasiado para las producciones que suelen hacerse en España, según me comentan diversos productores, que carecen de casi todo lo necesario, por lo que la Generalitat debería dotar una partida presupuestaria para hacer una inversión para su puesta a punto y dotación básica. En segundo lugar, al parecer no hay técnicos en Alicante y habría que ver la manera de atraerlos, para no encarecer las producciones con los costes de desplazamiento desde Madrid, Valencia o Barcelona y las dietas. Y, por último y no menos importante, la Comunidad Valenciana debería disponer de ayudas e incentivos fiscales, dirigidos a las producciones a inversores del sector audiovisual en nuestra Comunidad, como existen ya en Canarias y en Navarra. Espero que lleguemos a tiempo y consigamos recuperar la confianza en las enormes posibilidades del complejo cinematográfico, que dispone como ventaja competitiva del mejor tanque de agua de España, donde se rodó la película Lo imposible, de Bayona, y acercarlo a la ciudadanía, así como atraer inversiones y producciones de fuera de nuestras fronteras, aprovechando las evidentes ventajas de estar en Alicante en cuanto a la calidad de vida se refiere. Ojalá que se haga realidad. Soñemos a lo grande.