El Instituto ICIE está formado por profesionales de muy diferentes ramas y profesiones. Cada uno de nuestros grupos de trabajo analiza los diferentes problemas de nuestro municipio y realiza propuestas para intentar solucionarlos. Por eso, estos artículos que mensualmente publicamos, gracias a Alicante Plaza, son fruto del trabajo de varias personas y no de una sola, aunque, por requisitos del guión, sólo aparezca el nombre de nuestro presidente.
Al enfrentar un problema urbano, solemos abordarlo desde una perspectiva simplista y directa, basada en la lógica de ampliar o restringir según el ámbito afectado. Así, si faltan estacionamientos en una ciudad, se sugiere construir más y si el tráfico es excesivo, la respuesta es imponer restricciones, promoviendo el uso del transporte público y medios "sostenibles".
Rara vez un problema tiene una única causa y su solución tampoco debería ser unidimensional. Sin embargo, es común ver soluciones cortoplacistas, que al principio parecen aliviar la situación, pero que, con el tiempo, acaban creando otros problemas. Hoy, revisaremos temas como el tráfico, la natalidad, la educación y la planificación urbana, áreas que, aunque parezcan inconexas, están profundamente entrelazadas.
En el periodo de 2014 a 2021, Elche pasó de una tasa de natalidad de 10,3 nacimientos por cada 1.000 habitantes a 7,65, manteniéndose apenas por encima de la media nacional. Esta disminución coincide con una migración de población dentro de sus distritos y entre barrios. El distrito 1, por ejemplo, ha visto cómo el centro histórico pierde población mientras que el Raval y la Portalada han experimentado un ligero aumento. En el distrito 3, la mayoría de barrios registran un descenso demográfico, salvo en el nuevo desarrollo de Cortes Valencianas. Los distritos 4, 5 y 7, en cambio, son los que más crecen gracias a zonas de nueva urbanización como Travalón, Sector V, Plaza Castilla y Nuevo Altabix. En conjunto, estos barrios registraron entre 2012 y 2022 un incremento de 6.742 habitantes, destacando el distrito 5 que creció un 21,07%.
En cuanto a los centros educativos, Elche presenta una tendencia a concentrarlos en ciertos barrios y zonas. En algunos casos, hasta tres centros se ubican en una misma calle o parcela y a menudo junto a avenidas principales. Paradójicamente, la mayoría de estos centros están en barrios con una población en descenso, lo que obliga a muchas familias a desplazarse en transporte privado o público desde otros sectores, coincidiendo con la hora pico laboral y generando un enorme flujo vehicular. Es común ver embotellamientos en puntos clave como Juan Carlos I, la carretera de Matola, Porta de la Morera y calle Avet o Avenida de la Unesco, donde, vehículos encima de las aceras, coches estacionados en doble fila, autobuses detenidos en medio de la calle y multitudes de estudiantes cruzando vías forman parte del paisaje cotidiano.
Las soluciones provisionales que promueven el uso del transporte público pasan por alto que este sistema rara vez resulta práctico y/o conciliador para las familias que deben llevar a sus hijos al colegio y luego dirigirse a su trabajo, especialmente si está fuera del municipio o en otra zona de Elche. Por ello, un plan de ciudad enfocado en estos desplazamientos y en las migraciones internas podría distribuir mejor los servicios necesarios entre barrios, dando un uso más eficiente a zonas con menos demanda poblacional.
Pongamos un ejemplo práctico: el colegio Ferrández Cruz, situado en pleno centro de Elche. A largo plazo, podría ser beneficioso trasladar esta institución a un barrio con mayor población infantil y utilizar su espacio actual para crear una plaza con un edificio municipal, un centro social, un mercado de abastos o un aparcamiento subterráneo. Esto revitalizaría el entorno, reduciendo el tráfico y beneficiando a barrios vecinos como el de La Zapatillera, que necesita urgentemente atención y renovación urbana.
Todo plan de ciudad o su propio Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), debería ir más allá de ordenar espacios y definir tipologías de edificaciones. Un buen plan debe comprender que la ciudad es un organismo en constante evolución y permitir la flexibilidad para adaptar el uso de su suelo y las tipologías de construcción según las necesidades cambiantes de la población. Un plan de ciudad debe estudiar cómo, dónde y qué tipo de personas viven o vivirán en cada zona y formular estrategias específicas para cada distrito. Es fundamental que se comprenda que la realidad del casco antiguo ya no es la de hace veinte años, mientras que la periferia, en cambio, representa un dinamismo juvenil. En definitiva, un plan que sepa reubicar servicios allí donde son necesarios, moverlos donde ya no lo sean y analizar los flujos de las personas en la ciudad; un plan que se adapte a la realidad y al cambio que está por venir.
Ojo, no confundamos el concepto de “ciudad de 15 minutos”, no, no hablamos de tener todos los servicios necesarios en ese radio de acción temporal, se trata de fomentar un urbanismo flexible y dinámico que se adapte a las necesidades de sus habitantes. Es decir, aquellos barrios que generen mayores movilidades deberían disponer de servicios que reduzcan la necesidad de desplazarse grandes distancias, minimizando el tráfico vehicular en la ciudad. Tampoco se trata de eliminar todos los centros educativos en zonas de población en declive, sino de ajustarlos a las necesidades reales de cada área. En definitiva, se trata de dotar a cada barrio con los recursos específicos que requiere, sin repartirlos de manera uniforme y así dar lugar a barrios más eficientes y funcionales.
Desde el Instituto de la Ciudad de Elche (ICIE) somos conscientes de los retos burocráticos y financieros que implica trasladar un servicio público existente, por lo que esto no se plantea a corto plazo. Sin embargo, un análisis demográfico que contemple las necesidades actuales y futuras de cada barrio, permitiría realojar ciertos servicios y adaptar los espacios urbanos a las nuevas realidades de la población, aprovechando al mismo tiempo la revitalización de los mismos.
Este es solo el comienzo de un breve análisis realizado. En un futuro, abordaremos también la situación en las pedanías, donde la falta de centros de secundaria obliga a sus estudiantes a desplazarse diariamente hacia el casco urbano de Elche.
* Manuel Romero es presidente del Instituto ICIE, además de Doctor Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos