Antes de abordar el artículo, lo primero de todo, quiero trasladar mi más profundo pesar a todos los afectados por las inundaciones ocurridas en la Comunitat Valenciana, en Cuenca y en Albacete. Mi recuerdo y oraciones están con ellos
El pasado 3 de junio publicábamos en Valencia Plaza un artículo titulado “La conquista del mercado europeo: la estrategia de los fabricantes chinos de vehículos eléctricos”, en el que detallábamos el problema que para los fabricantes tradicionales de automóviles europeos suponía la llegada de los productos chinos.
Apenas han pasado unos meses desde entonces y lo que parecía una seria amenaza se ha convertido en una preocupante realidad… Y no sólo en Europa. Las crisis recientes en empresas como Volkswagen y Ford reflejan problemas estructurales y de transición que afectan a toda la industria a nivel global. La aceleración de la electrificación, la disrupción de las cadenas de suministro y las tensiones económicas y geopolíticas están poniendo a prueba a las empresas tradicionales, obligándolas a adoptar medidas drásticas para mantenerse competitivas en un entorno cambiante.
En el tercer trimestre de 2024, el grupo Volkswagen experimentó una caída significativa en sus beneficios, con una reducción del 68% respecto al mismo período del año anterior. La empresa alemana enfrenta serias dificultades en China, el mercado automotriz más grande del mundo, donde su cuota de mercado y competitividad se han visto mermadas frente a actores locales y globales como Tesla. Esto ha llevado a la compañía a implementar un ambicioso plan de reestructuración que incluye el cierre de fábricas, despidos masivos y recortes salariales.
Volkswagen planea cerrar al menos tres fábricas y eliminar miles de empleos, a la vez que reducirá los salarios de decenas de miles de trabajadores en Alemania. Este ajuste sin precedentes es reflejo de la magnitud de la crisis en la compañía. Hasta ahora, el mayor fabricante de automóviles de Europa nunca había cerrado una planta en su país de origen, lo que subraya la seriedad de la situación. La propuesta de reducir salarios en un 10% afectaría a unos 140,000 trabajadores alemanes. Ante este panorama, muchos empleados temen que estos recortes sean solo el inicio de una reestructuración más profunda en Alemania, país donde Volkswagen está lidiando con costos energéticos y laborales relativamente altos. Este tipo de medidas afecta también a la economía alemana, la mayor de Europa, la cual se proyecta que se contraerá en 2024 por segundo año consecutivo.
A nivel de competencia, Volkswagen y otros fabricantes europeos están sintiendo la presión de los automóviles chinos, que han ganado terreno en el segmento de lujo. Con características innovadoras y precios competitivos, los fabricantes chinos están atrayendo a un público que tradicionalmente ha preferido marcas europeas de lujo como Porsche y Mercedes-Benz. Esto plantea un desafío directo para los márgenes de ganancia en este sector. A medida que empresas chinas como BYD triplican su cuota de mercado en el segmento de lujo en China, estas marcas están comenzando a competir en Europa, mientras las ventas y los beneficios de las marcas europeas tradicionales caen en un momento en el que buscan adaptarse a la era de los vehículos eléctricos.
Por su parte, Ford ha enfrentado una crisis de distinta naturaleza en Estados Unidos. Si bien los ingresos de la compañía aumentaron un 5.4% en el tercer trimestre de 2024, sus ganancias netas se redujeron un 25.6%, situándose en 892 millones de dólares. Esto se debe a una combinación de factores, entre los cuales se destaca la feroz competencia en el mercado de vehículos eléctricos, la inestabilidad de la cadena de suministro y el incremento de los costos de producción.
La guerra de precios en el mercado de vehículos eléctricos ha obligado a Ford a reducir sus precios para mantener la competitividad, afectando así sus márgenes de beneficio. Hace unas semanas, el CEO de Ford, Jim Farley, elogiaba el Xiaomi SU7, un vehículo deportivo que ha estado conduciendo durante meses, como un ejemplo de lo que los fabricantes chinos pueden ofrecer en calidad y rendimiento.
En el caso de Ford, además, recientes huracanes han causado interrupciones en la cadena de suministro, elevando los costos de producción y afectando la disponibilidad de ciertos componentes. A ello se suman los crecientes costos de materias primas, como el litio y el cobalto, esenciales para la fabricación de baterías de vehículos eléctricos. Esta situación ha llevado a la empresa a revisar a la baja sus previsiones de beneficios para el próximo ejercicio, ajustando su EBIT esperado a unos 10,000 millones de dólares, una reducción considerable frente a las expectativas iniciales.
La crisis actual en el sector automotriz refleja un cambio estructural que desafía a las empresas tradicionales a reinventarse y adaptarse a un mercado en evolución. Las empresas tradicionales como Volkswagen y Ford se enfrentan a la competencia de nuevos actores especializados en movilidad eléctrica, lo que requiere una rápida adaptación y la adopción de innovaciones.
Además, la crisis tiene repercusiones importantes en el empleo y la economía en general, particularmente en países como Alemania y Estados Unidos, donde esta industria es un pilar económico fundamental. Los despidos masivos y el cierre de fábricas afectan a miles de familias y generan tensiones sociales y políticas.
Las empresas se enfrentan no solo una crisis financiera, sino también un reto estratégico que definirá su futuro en la industria, pero también es necesario que los gobiernos occidentales – especialmente los europeos - reaccionen con rapidez y tomen medidas para proteger esta industria. Se requieren políticas industriales más ambiciosas que fomenten la innovación, la inversión y la creación de empleo en el sector. Es fundamental diversificar las cadenas de suministro y reducir la dependencia de proveedores externos. No vale sólo con tomar decisiones sin meditar (“el futuro del automóvil es eléctrico”), poner aranceles y añadir más impuestos. Quizás habría que haber comenzado por preguntar a los fabricantes cómo preferían abordar el futuro y qué soluciones podían aportar (que las hay).
La capacidad de innovar y de adaptarse a las demandas de sostenibilidad y tecnología determinará qué empresas lograrán liderar en la era de la electromovilidad y cuáles quedarán rezagadas en el camino.
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